En mi distraída caminata siento que mis piernas chocan con algo, bajo mi vista y me encuentro con un niño pequeño que me observaba con sus ojos rojos y abultados llenos de lágrimas, me agacho para quedar a su altura.
—Lo siento, no te vi —digo con nerviosismo —
Él solo asiente mientras gimotea.
Vuelvo a hablar al darme cuenta de que el niño está solo a las 11 PM.
—Estás perdido —digo más como una afirmación que como una pregunta, él volvió a asentir con un ligero movimiento de cabeza, las lágrimas recorren su rostro.
—¿Quieres que te acompañe a buscar a tus padres? —
El niño sonríe y en ese momento noto lo lindo que es, su sonrisa es la más tierna que había visto en mis 20 años de vida, tenía la piel clara y pálida, el cabello un poco largo de un tono rubio y lo más llamativo del pequeño son sus ojos que fácil se podrían confundir con esmeraldas en aquel tono verde con un brillo que no parece natural.
"Mierda en que estoy pensando" me regaño mentalmente y la voz del niño me saca de mis pensamientos.
—Mi hermana, estaba con ella —dice con un ligero temblor en su voz debido al llanto.
—Vamos a buscarla —
Tomo su mano y comenzamos a caminar. Luego lo cargo para que tenga una mejor vista, le hago algunas preguntas y en poco tiempo ya sé algunas cosas sobre el niño, tiene 7 años, aunque es algo pequeño para su edad, se ve frágil, su nombre es San y vive solo con su hermana de ella me dijo que es muy amable, buena y que él la quería mucho, eso no es precisamente la información que necesito para reconocerla físicamente. Pero al cabo de 10 minutos caminando San grita.
—¡Sara, estoy aquí! —Sí, es su hermana, me doy cuenta al instante, son idénticos.
Ella corre y lo arrebata de mis brazos que se sienten aliviados al verse despojados del peso del niño, los ojos de Sara están enrojecidos al igual que los de su pequeño hermano, también estuvo llorando o eso parece.
Se nota que ama a su hermano, lleva ya rato abrazándolo y dando gracias por el bienestar de su hermanito.
—Gracias por acompañarlo, a él le da miedo estar solo, gracias —dice de forma reiterada.
—Me alegra que te haya encontrado, ya es muy tarde —respondo.
Por reflejo miro el reloj, son las 11:41, ya casi era año nuevo y aún hay mucha gente en las calles.
—Bueno, creo que ya debería irme —digo a forma de despedida.
Sara me tiende la mano y yo la estrecho.
Luego me enseña su mano izquierda, tiene una piedra en forma de canica del color de sus ojos, me la regala, según ella por agradecimiento, diciendo que esa piedra tenía un poder que hace que las personas puedan encontrar su destino.
San está de pie junto a mí por lo que me agacho para estar a su altura, él me da un cálido beso en la mejilla.
—Gracias Elena —no puedo evitar sonreír, en serio es un niño muy lindo. No sé en qué momento le he dicho mi nombre, pero no le doy importancia.
Llego a mi querido, pero solitario departamento faltando 3 minutos para las 12 y para dar comienzo a un próximo año.
—Demonios, este año fue terrible —digo en voz alta mientras recuerdo todo lo que he vivido.
Escucho el bullicio que viene de todas partes, ya es año nuevo, 1.º de enero del año 2012.
—Espero que este año realmente encuentre mi destino, si es que tengo alguno —digo en voz alta mirando la piedra que me obsequio Sara y luego la dejo entre algunas piedrecitas que tengo en un recipiente de cristal en la repisa cerca de la entrada.
Me deshago de mis zapatos de tacón alto y luego de mi ropa, entro a la cama y al cerrar los ojos ya el sueño se apoderaba de mí.
Sí, ese es un final, para dar paso a un nuevo comienzo.
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Sueño Escarlata
Ficción GeneralA veces aquellos en los que más confiamos nos traicionan. Es algo que Eric sabe muy bien, pues ese día murió tres veces, primero murió su corazón, se rompió. Después, justo antes de que su cuerpo tocara el suelo, murió su espíritu, perdió toda esper...