04

258 17 6
                                    

Mateo

Pase por su lado y fui al hotel donde me hospedaba.

Metí mí mano en el bolsillo y el miedo se apoderó de mí al no encontrar el anillo.

Suspiré y lo busque por toda la habitación pero no lo encontré.

No podía perderlo.

Mí papá entro en la habitación un rato después y me miró sorprendido.

—¿Que pasa?

—Lo perdí, nosé dónde esta, ¿Que hago?

—¿Que perdiste?

—El anillo, la puta madre.

—Ey, mateo, tranquilizante.

—No puedo, no sé dónde lo deje.

—Mateo es un anillo compras uno nuevo y listo.

—No es cualquier anillo.

—Ya se que es el de Nicki pero ya está Mateo, deja el pasado atrás.

—Pero... Okey.

Suspiré y el apretó mí hombro.

—Yo se que la querés pero, Mateo vos cambiaste y esta versión tuya la va a lastimar.

—Pero yo puedo volver a ser el de antes.

—Mateo, basta, hace tu vida y ella va a hacer la de ella.

—Pero, vos no sabes que no me voy a quedar de brazos cruzados.

—Mateo, cortala, estás insoportable.

Me tiré en la cama y agarre mí celular.

Las redes estaban explotadas porque los dos estábamos en el mismo país.

(…)

Camilo aparecío frente a mí y suspiro.

—¿Que pasa?

—Te puedo preguntar lo mismo, pero tengo que darte una cosa.

—¿Que?

El me dio el anillo que pensé que había perdido.

—¿Donde estaba?

—Me lo dio una enana, que vi hace un rato.

—¿Por qué lo tenía ella?

—Me dijo que se te cayó y que le dio cosa devolvertelo ella.

Agarre el anillo y lo puse en mí collar.

—¿Cuándo vas a soltarla?

—Lo intento pero últimamente la vi bastante seguido y no sé hermano, es como que lo que siento por ella es más fuerte que cualquier cosa.

—Dejate de pensar en ella, mira hermano, te re quiero pero lo que sos ahora la va a matar, Mateo vivís de joda, la droga se te está yendo de las manos, perdes mucho tiempo en chicas, para ella sería imposible verte así.

—Ya le dije a mí papá, puedo cambiar.

El negó y suspiré.

—Ya está Mateo, dejala ir.

—Okey, la voy a dejar ir.

El asintio poco convencido y suspiré.

—Camilio...

—Basta Mateo.

Asentí y agarre mí celular.

(…)

¿Otra vez?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora