La Corte del Terafím
Haziel
―¿Congelado? ―le pregunto con interés sintiendo oleadas leves del poder de Jared. Esto le está afectando, pero él se mantiene inmutable ante nosotros. Como siempre.
―Sí. Había hielo por todos lados. ―Masculla Noah.
―Niamh se quedó dormida en una cueva helada. ―Afirmo sin poder darle toda la credibilidad que esto se merece.
Yo más que nadie sé que Noah no se equivoca en sus sueños repetitivos, pero esto va más allá de lo que mis esperanzas pueden aceptar.
Hace años que buscamos a Niamh, y yo más que nadie sé que ya no hay lugares donde no se haya buscado minuciosamente.
Como arcángel no caído he liderado casi todas las misiones de búsqueda, yo tengo más autoridad de entrar o acercarme a ciertos lugares lejanos y prohibidos que Jared. Quizás eso también sea una razón extra para que él me deteste más.
―¿Cómo carajos llegó Niamh a una cueva helada? ―sisea el pelinegro colocando sus manos en la encimera como intentando calmar las olas de ira que al parecer siempre está haciendo estragos en su interior.
No lo culpo por ello.
―Ella se fue, fue muy veloz, incluso para un arcángel, no pudimos dar con ella, no dejó una estela, no dejó un rastro, fue como si... ―Enid sacude la cabeza―. Como si se hubiese hecho polvo de la nada.
Y ya sabemos quiénes son los únicos que pueden desaparecer así. Y es imposible.
―Rompió su conexión con todos nosotros. ―Murmuro a propósito mirando a Jared y éste me mira con seriedad―. Ni siquiera pude... ―cierro mi boca con fuerza convenciendo a mi alma que no es momento para recordar nada.
Jared entiende la tensión del momento, él sabe que no es recomendable hablar de los últimos momentos de aquella noche. No es conveniente armar un desastre solo por el enojo no de un solo arcángel, sino de dos.
―Hay cuevas heladas en Épsilon. Pero no podría estar dormida allí. Todos lo sabemos.
Y esto es lo más cerca que hemos estado de Niamh, no teníamos nada, absolutamente nada sobre su ubicación, pero Noah... incluso si no lo soñase de nuevo es algo que debemos darle importancia.
―Niamh no está en los Siete Cielos habitables con autorización del Creador. ―Miro a Jared―. Tú eras su Emisario, deberías intentar...
―No puedo entrar al Séptimo ―sisea en respuesta―, lo sabes. Si Niamh no me da la orden no soy admitido allí nunca más.
Y seguro que lo ha intentado.
Y no tuvo éxito.
―No deberías rendirte, deberías volver...
―No me digas lo que supones que debo hacer ―me corta con desdén y Enid se acerca a mí como si pudiese protegerme de Jared.
¿Por qué piensan que le tengo miedo a estas alturas?
―Ya, terminen esa conversación ―amonesta―. Todos sabemos que Jared ya no puede ir allí, y nosotros debemos solucionar esto solos. Si Niamh está en una cueva bajo el hielo...
―¿Tienes idea de cuantos lugares existen? ―le pregunto a Enid.
―Lo sabemos.
―Y hemos revisado muchos de ellos, no diré que todos, pero todos sabemos que hay sitios...
―¿No oíste que está en una cueva? ―rezonga el arcángel caído tratando de mantener su control, pero yo le doy una mirada aburrida.
―Suponiendo que es algo literal lo de la cueva ―le aclaro.