Capítulo 6

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Veredicto


Jared


La primera de las tantas cosas que odio como Príncipe de los Mares es ser el que ocasiona el sufrimiento —ya predestinado—, de la humanidad.

No es igual ser espectador que ser el perpetrador.

Antes no me importaba, me daba igual, siendo un ángel del Beta ya no me importaba nada que tuviese que ver con la humanidad.

Pero llegó ella.

Y luego me importaba Evanie, Mia, Jacqueline, Elsie, Noah, Jack y toda su familia.

Ahora ella no está. Y tampoco Evanie. Ni Jaqueline.

Pero Mia y los demás sí, y saber que están en peligro no me ayuda en nada.

―El evento que sucederá en dos semanas deberá suscitar un desastre en el cinturón de fuego, todo al mismo tiempo que las hordas...

El querubín caído sigue hablando sobre el acontecimiento que liderará Tamiel, Hazazel y yo en la Tierra.

Yo. El Príncipe de los Mares.

Guerra, peste y desastres. Todo junto y al mismo tiempo.

¿Podría ser peor? Sí.

Fui convocado al Séptimo Cielo, mi título como Emisario de Niamh me obliga a ir. No sé para qué me han llamado, pero no es cualquier cosa, pues la última vez que entré al Séptimo fue hace cuatro años terrestres, después de eso no me han permitido el paso.

―Mi llamado a asistir a una asamblea en el Séptimo Cielo puede significar dos cosas ―eso que acaba de decir llama mi atención y fijo mi vista en él―: La primera: que tenga algo que ver con cierto asunto que pasó hace años, y la segunda opción es que sea para posponer el evento que acabo de mencionar hace dos minutos.

―Sinceramente, creo que es para lo segundo ―interviene Yekun―. No sería la primera vez que posponen fechas apocalípticas.

―Viendo como están las cosas actualmente no creo que se posponga de ninguna forma ―opina Tamiel.

No aporto nada a la conversación, cuando todo termina Lucifer pide que me espere unos minutos a que todos se larguen.

―Mi tiempo vale mucho, así que no me retrases. ―Le digo fijando mi vista en él.

―Sé que fuiste llamado al Séptimo también ―habla―. ¿No crees que es sospechoso?

―Ambos sabíamos que seríamos llamados, lo que pasó no fue cualquier cosa.

―Aquí entre nos ―se acomoda en su trono―. Sinceramente pienso que Niamh está muerta.

―¿Por qué?

―Sabes que poseo un seguidor en Épsilon ―suspira con molestia―. Lo he obligado a buscarla en ya sabes en qué lugares, pero no la ha encontrado.

Lo sospechaba.

―Hay docenas de lugares habitables ―dice―. Sería fácil encontrarla, pues no hay humanos en ellos y sería fácil encontrar rastros de su poder. El traidor que trabaja para mí casi fue capturado en su última comisión y decidió desistir en la búsqueda.

Furia de arcángelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora