Capítulo 16: El Silencio de la Victoria

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La situación se desarrolló con la misma rapidez que un parpadeo. Nunca me he subestimado, siempre he creído en mi capacidad para lograr cualquier cosa que me proponga. Sin embargo, estar aquí de pie, mirando a Neil Walker tirado en el suelo, era algo difícil de creer incluso para mí.

Para entender cómo llegamos a este punto, es importante retroceder y examinar los eventos que condujeron a esta escena. Todo comenzó cuando Neil Walker aceptó mi propuesta y se retiró de la habitación. No sé a dónde fue, ni me importaba. En ese momento, estaba consciente de que mi posición era superior a la de Elliot, asique ignore cualquier cosa que él pudiera estar diciendo y salí de la habitación con Yelena de la mano.

Una vez en la habitación, me senté en la cama, enfocada en cómo iba a enfrentar al agente de Hydra. Con los codos apoyados en mis muslos y mi mandíbula sostenida por mis manos, me sumergí en mis pensamientos. Aunque estaba absorta en mi mundo, mi mente no dejaba de registrar el movimiento de Yelena, que se desplazaba de un lado a otro de la habitación, balbuceando cosas que no alcanzaba a entender.

- Suka

Después de escuchar la única palabra en ruso que había logrado aprender, la llamé. Ella se detuvo, mostrando una mirada asesina que se había vuelto habitual en estos días. Yelena estaba molesta, y ¿cómo no estarlo después de todas las estupideces que había hecho? Les diré la verdad: si yo estuviera en su posición, estaría igual de molesta. Pero también sería consciente de que ella es una asesina entrenada, con muchas más posibilidades de victoria que yo.

Al no ver ninguna reacción de mi parte después de llamarla, su enojo se intensificó, reflejándose aún más en su rostro. Aun así, me era imposible no maravillarme con su hermosura. Ese cabello rubio corto, ligeramente alborotado, y el maquillaje que resaltaba sus labios suaves y dulces. Y cómo no, esos ojos verdes, capaces de alternar entre luz y oscuridad en tan solo un segundo.

Sin poder contenerme más, me levanté y uní mis labios a los de ella. Al principio no quiso responder, pero luego colocó sus manos en mi cuello, profundizando el beso agresivamente. Fue un beso lleno de pasión, primero atrapando yo su labio inferior, luego ella el mío. Sin darnos cuenta, ahora era el calor de su lengua la que erizaba mi piel, una corriente eléctrica que comenzaba en ella y terminaba en mí.

La intensa presión en nuestros labios finalmente nos hizo separarnos para respirar con tranquilidad. Sin alejarnos mucho, nuestras frentes permanecían juntas y mis ojos se fijaron en sus labios rojos, ligeramente húmedos por nuestras salivas mezcladas. - Lo siento - susurré con un tono cargado de temor.

Ella no respondió de inmediato. En lugar de eso, se retiró ligeramente para mirarme a los ojos. Yo correspondí su mirada, buscando en sus ojos una respuesta, una señal de comprensión. - Lo siento - repetí, sintiendo cómo un nudo se formaba en mi garganta. - Lo siento. Lo siento. Lo siento - Quería seguir repitiéndolo, tantas veces como fuera necesario, pero mi propia voz me traicionó y se quebró. Las lágrimas brotaron con fuerza. ¿Cuándo me había vuelto tan débil? ¿Cuándo me permití ser tan vulnerable?

Tenía una promesa: no llorar. Antes era tan fácil, ¿qué cambió ahora?. <<Yelena>> Su nombre llegó junto con una punzada en mi cabeza. <<Yelena>>. La misma persona que ahora me sostenía en sus brazos mientras lloraba, sin importarle que mis lágrimas empaparan su camisa, posiblemente junto con mocos.

- Ty dura, Keyt Bishop

Sorbí de mi nariz, intentando que mi voz no sonara tan mal al hablar. - No tengo idea de qué dijiste - expresé con una ligera frustración mientras volvía a jalar con fuerza de mi nariz, ya más tranquila. Aun en sus brazos, acerqué mi mano a mi cara y traté de limpiarla lo mejor que pude en ese momento.

Secretos entre Disparos y Flechas (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora