Capítulo 18: Control

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El eco de las palabras de su padre resonaba una y otra vez en la mente de Kate. "Bien hecho, hija mía." Esas palabras se repetían como un mantra, distorsionadas y vacías, mientras su cuerpo parecía moverse bajo una voluntad ajena. La mente de Kate era un campo de batalla, nublada por un poder que no podía controlar.

"Vamos por tu madre." Esa frase estaba grabada profundamente en su psique, sofocando cualquier otro pensamiento. Pero en lo más profundo, una pequeña chispa de duda parpadeaba, luchando por salir a la superficie. Los ojos morados de Kate, ahora resplandecientes, reflejaban su lucha interna, aunque su cuerpo siguiera el comando sin vacilaciones.

Mientras los hombres enmascarados subían a Peter y Cassie a una camioneta negra, Kate observaba, inmóvil, desde la distancia. A pesar del dolor en su pecho y el eco de su conciencia queriendo romper las cadenas, no podía desobedecer. Estaba atrapada, observando su propia vida desmoronarse desde un rincón oscuro de su mente.

El rugido de un motor la sacó de su trance momentáneo. Un Jeep apareció a toda velocidad en la esquina, derrapando al frenar. De un salto, Yelena salió del vehículo, con una mezcla de furia y desesperación plasmada en su rostro. Sin dudarlo, corrió hacia Kate, atravesando el caos que la rodeaba.

- "¡Kate!" - gritó con todas sus fuerzas, su voz temblando por la emoción contenida. - "¡Detente! ¡No hagas esto!"

Kate giró lentamente la cabeza hacia ella, con los ojos aún brillando con esa intensidad ajena. Algo en la voz de Yelena intentó sacudirla, pero la presencia imponente de su padre estaba allí, cerca, controlando todo.

- "Yelena, te advertí que no te entrometieras," dijo Kate con una frialdad que cortaba el aire, sus palabras teñidas de una indiferencia que nunca había mostrado antes. Sus manos, aún firmes en su arco, parecían temblar ligeramente.

- "No te reconozco, Kate," replicó Yelena, deteniéndose a unos metros de distancia, sus ojos reflejando una mezcla de dolor y desafío. - "Esto no eres tú. ¡Tu padre te está controlando! ¡Tienes que luchar contra el!"

Kate dio un paso al frente, moviéndose con una gracia antinatural. Su mirada se fijó en Yelena con una mezcla de resentimiento y confusión. "No tienes idea de lo que está en juego, Yelena. Esto es lo correcto. No interfieras más."

Yelena apretó los puños, el miedo y la desesperación comenzaban a consumirla. - "¡Despierta, Kate! No eres tú quien está hablando. ¡Tienes que luchar! Esto no es lo que tú quieres."

Por un breve instante, los ojos de Kate parpadearon, la luz morada titilando como una vela al viento. Pero la sombra de su padre se cernió sobre ella, colocando una mano firme en su hombro, devolviéndola a su estado anterior. Sus ojos volvieron a encenderse con la misma intensidad oscura, ahogando cualquier chispa de resistencia.

- "Yelena, no tienes que entenderlo," dijo Kate, con la voz cargada de fuerza pero vacía de emoción. - "Esto es lo que soy ahora. Acepta eso o aléjate."

La mirada de Yelena se endureció al ver cómo la mujer a la que ama estaba siendo manipulada. Con un rápido movimiento, sacó un cuchillo de su cinturón, pero no lo lanzó. Solo lo sostuvo frente a ella, como si estuviera tomando una decisión final.

- "No te dejaré hacer esto. No te dejaré caer sin luchar."

La tensión en el aire era obvia. Entonces, sin previo aviso, Yelena se abalanzó hacia Kate, lanzando una serie de golpes rápidos, intentando inmovilizarla sin hacerle daño. Kate reaccionó al instante, girando sobre sus talones con una gracia letal, esquivando cada ataque de Yelena con una fluidez inhumana.

Los primeros golpes de Yelena fueron precisos, buscando desarmar a Kate. Pero cada puñetazo y patada fue desviado por la velocidad sobrehumana de Kate, como si la arquera anticipara cada movimiento.

"¡Basta, Yelena!", gritó Kate mientras retrocedía, lanzando una flecha que rozó la oreja de Yelena, pasando a milímetros de su cabeza. Yelena esquivó por poco, su respiración agitada, pero no se detuvo.

- "Voy a sacarte de esta, aunque tenga que romperte en pedazos para hacerlo." Yelena lanzó una patada giratoria hacia el abdomen de Kate, quien la bloqueó en el último segundo con su antebrazo. El impacto resonó en el aire, pero ninguna cedió terreno.

Kate, con una agilidad sorprendente, desenvainó una daga de su cinturón y la lanzó hacia Yelena. La ex-Black Widow la bloqueó con su cuchillo, pero el impacto la hizo retroceder varios pasos. Aun así, no mostró miedo.

Yelena, frustrada por no poder llegar a Kate, tomó una granada de humo de su cinturón y la lanzó al suelo. El humo negro cubrió la escena en segundos. Kate, en guardia, se agachó, sus sentidos más agudos que nunca. Sin embargo, Yelena era experta en el combate a ciegas.

En la penumbra, Yelena apareció detrás de Kate, intentando sujetarla por el cuello. Kate, con una rapidez impresionante, rodó hacia adelante y disparó otra flecha en dirección a Yelena, obligándola a esquivar. La batalla se intensificaba, y cada golpe resonaba con más fuerza en el aire, como el eco de un conflicto emocional.

Ambas se movían con una sincronización mortal, como si estuvieran en una danza destructiva. Los golpes de Yelena eran implacables, rápidos y precisos, pero Kate, bajo el control de su padre, parecía tener ventaja. Sus reflejos eran sobrehumanos, y cada vez que Yelena intentaba acercarse, Kate la rechazaba con una velocidad imposible.

Finalmente, Yelena, viendo una abertura, lanzó un dardo tranquilizante, directo al cuello de Kate. "¡Perdóname!" gritó mientras el dardo se incrustaba en la piel de Kate. El impacto la hizo tambalearse, y por un momento, el brillo morado en sus ojos titiló, antes de apagarse... pero solo por unos segundos.

Con una fuerza que parecía salir de lo más profundo de su ser, Kate arrancó el dardo de su cuello, sus ojos volviendo a brillar con una intensidad aún mayor. "No puedes detenerme, Yelena. Ya es demasiado tarde."

Yelena, horrorizada, retrocedió. Nunca había visto algo así. La influencia de su padre era más fuerte de lo que había imaginado.

- "Kate..." - murmuró con la voz quebrada, sin saber qué más hacer.

Pero antes de que pudiera moverse, el padre de Kate intervino, apareciendo detrás de Yelena con una rapidez sorprendente. En un abrir y cerrar de ojos, la sujetó del cuello, levantándola del suelo con facilidad.

- "Has sido una molestia por mucho tiempo, Belova," gruñó el hombre, su voz llena de desprecio. - "Es hora de que te pongan en tu lugar."

Yelena, luchando por respirar, intentó liberarse, pero la fuerza del hombre era implacable. El brillo en los ojos de Kate se intensificó mientras miraba la escena, impaciente, como si una parte de ella estuviera completamente perdida.

- "Déjala, padre," dijo Kate con frialdad, sus palabras cortantes. - "Ella ya no es un problema."

El hombre sonrió y soltó a Yelena, dejándola caer al suelo. "Como desees, hija. Pero si vuelve a interponerse, no seré tan indulgente."

Yelena, tosiendo y luchando por recuperar el aliento, miró a Kate, sus ojos llenos de desesperación. "No voy a rendirme contigo, Kate," susurró, su voz rota pero determinada. - "Te sacaré de esto. Lo juro."

Pero antes de que pudiera hacer algo más, el hombre la empujó con fuerza, arrojándola contra un muro cercano. Yelena cayó al suelo, aturdida, mientras Kate y su padre se alejaban hacia la camioneta.

- "Nos vamos," ordenó el padre de Kate, y sin mirar atrás, ambos subieron al vehículo, dejando a Yelena sola

Secretos entre Disparos y Flechas (Terminada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora