Capítulo 18 - Los rayos puede cortar el aire-

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—Los rayos puede cortar el aire

El golpe fue tal que lo arrojo por el aire y lo hizo caer a unos pocos metros de donde estaba parado.

Por unos segundos no supe que hacer, mis oídos vibraban, no sabía si era por el sonido aturdidor del trueno o por ver como el cuerpo de Klaus estaba tirado en la tierra, sin moverse.

Ambas corrimos hacia él. Estaba inconsciente, pero no había rastro aparente de estar electrocutado.

Me arrodillé en cuento estuve a su lado. Puse mi cabeza sobre su pecho para poder oír si su corazón latía y así era, era un latido fuerte y constante.

Su pelo se veía bien, solo las puntas parecían estar quemadas, aunque su camisa tenía una mancha negra de donde había impactado el rayo. Abrí un poco su camisa y en su pecho no había ninguna quemadura.

—Klaus, despierta—dije llorando.

—Klaus, por favor responde— Nihal arrodillada también, lo movía y sacudía un poco su cabeza intentando que entrara en razón.

—Klaus por favor despierta—repetí sin parar de llorar.

Sus ojos se abrieron de repente, parecía sorprendido. Me miro directo a los ojos, en ellos había algo diferente.

—Estas bien—dije mientras lo abrazaba—Estas bien

—No vuelvas hacer eso—dijo devolviéndome el abrazo.

A pesar de que él fuera el herido, acariciaba mi espalda, dándome calma.

Yo seguía llorando desconsolada, el solo sentir como su corazón latía me daba tranquilidad, pero no evitaba que me sintiera horrible.

—Perdóname—suplique contra su oído. 

Beso mi cabeza y también susurro un "lo siento".

Cuando por fin pude detener mi llanto, me quité de encima.

Se levanto poco a poco del piso.

—¿Cómo te sientes? —pregunté.

—Seria irónico decir "como si un rayo me atravesara la cabeza", pero solo me duele la espalda del golpe.

Levante un poco su camisa y efectivamente, estaba roja he irritada. En la parte baja había perdida un poco de piel.

—Tuviste suerte—exclamo Nihal también dándole un abrazo más corto que el mío.

—O tus lucecitas no hacen nada—dijo mirándome a los ojos.

Todos reímos ante eso. Luego lo volví abrazar, estaba tan feliz de que estuviera vivo que parecía que todo estaba olvidado.

Entre ambas los ayudamos a ponerse de pie, él decía que no sentía débil, pero me reúse a que diere un solo paso sin mi ayuda.

La noche siguiente, por primera vez, de manera consiente dormí abrazada a él toda la noche, con miedo de que de alguna forma pudiera desaparecer, y el parecía saber que lo necesitaba pues me abrazo de regreso. Ese abrazo medio la paz de saber que no me tenía miedo.

Durante la mañana siguiente no avanzamos tanto, aunque estamos casi seguros de que estábamos cerca del Río, por todos los riachuelos que nos íbamos encontrando por el camino y los constante claros que aparecían en el inmenso bosque. Había decidió parara para comer, no instalamos el campamento pues sabíamos que todavía nos quedaban algunas cuantas horas de luz para seguir caminando.

—¿Eso sería posible? —pregunto Nihal al aire—¿Qué tu rayo no haga nada?

—No volveré hacer un muñeco de prueba.

—Esa cosa no te mato, debe de significar algo.

Se puso de pie y empezó a caminar en círculos

—¿Qué tienes?

—La elegida, debe de poder crear un rayo, son los únicos capaces de hacerlo, pero el rayo debe de ser suficiente para literalmente electrificar el Muro entero. Pero a él no le hizo nada. Tal vez los rayos de las impostoras no tengan poder. Tal vez solo sean una especie de ilusión.

—Su rayo me saco volando por los aires, esa cosa es real—intervino Klaus en su línea de pensamiento.

—Pero no te quemaste, estas ileso, además del golpe de tu espalda—continúo explicando— la chica Vilkira quemo a su hermano y casi lo mata.

La mención de hermana nos puso tensos.

—Puede que tengas razón, pero yo no voy a volver a ser el experimento.

Ambos me miraron un instante, esperado mi opinión.

—Creo que podríamos intentarlo.

Nos dirigimos al interior del bosque.  Solo unos pocos metros para alejarnos de las cosas y del pasto seco del claro.

—Crea el rayo—me pido Nihal.

Creé el rayo en mi mano derecha, y con cuidado lo junté con mi mano izquierda.

Al estar entre mis dos manos sentía como se volvía más poderoso. Era un látigo de luz azul que parecía ir de un externo al otro.

Klaus dio unos cuantos pasos hacia atrás, se recargo de un árbol y nos observaba con los brazos cruzados.

—¿Y ahora?

—No puedo creer que voy a hacer esto.

Dando pasos pequeños con el brazo y la mano extendida se iba acercando a mí lentamente. Cuando estaba por llegar a mí, cerro los ojos y giro la cabeza, haciendo hasta lo imposible por no ver cuando su mano tocara el rayo.

Estuve a punto de dar un paso atrás para evitar que lo tocara, pero su mano ya encontraba entre las mías.

Mi expresión y la de Klaus cambio a una de sombro.

Sin notar que ya había tocado el rayo Nihal siguió avanzando hasta topar con mi pecho con su mano, abrió lentamente sus ojos, cuando vio que su brazo estaba en medio de manos saco rápidamente su brazo del rayo.

—Oh mierda—exclamé

Nihal examino su brazo, buscando alguna clase de quemadura, pero no había nada. Estaba bien.

Emitió una risa, y siguió viendo su brazo—Estoy bien—corrió hacia Klaus y le mostró su brazo intacto.

—No te hizo nada—dije

—No me hizo nada—repitió

Desaparecí el rayo y fui a abrazarla. Dimos unos cuantos saltos y giros de la emoción, hasta que casi caímos.

Cuando nos separamos señalo a Klaus con el dedo—Te toca

—No, ni lo sueñes

—Vamos niño bonito, ya sobreviviste una vez.

Giro los ojos, harto de su apodo.

Volví a crear el rayo, aunque esta vez solo lo sostuve con una sola mano y lo puse enfrente de él.

—Es tu decisión

Me miro a los ojos, había un poco de duda y miedo en su expresión, arremango su camisa y con la misma lentitud que Nihal acerco su mano el rayo, aunque a diferencia de ella, todo el tiempo estuvo mirándome a los ojos.  Cuando su mano toco el rayo este vibro un poco, movió sus dedos como el yaro se movía como si tocara la cuerda de una guitarra.

Una sonrisa triste apareció en su rostro.

Yo no era la elegida.

Respiré a profundidad y le devolví la sonrisa. Deshice el rayo y volteé el rostro esperando poder darle también una sonrisa a Nihal. 

Y luego lo vi, la emoción salió por completo de mi cuerpo.

Un Hettin.

Bosque y TormentaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora