—Los rayos pueden hacer temblar la tierra—
No iba a mentir estaba bastante decepcionada, había recorrido mucho camino para no encontrar una respuesta a mi dilema, aunque ahora sabía con certeza que había hecho lo correcto al huir. Estaba más que predestinada a morir su hubiera caído en la trampa de los Reclutadores.
Callie me guío por el castillo hasta llegar a otro túnel.
—Supongo que esta es la despedida. —dije
—Solo por ahora—respondió— veo que las cosas se están complicando afuera, es un poco tonto seguir esperando. Lamento no haber sido de ayuda.
—También yo, aunque supongo que tampoco fui lo que esperabas.
—Esperaba a alguien valiente, y lo fuiste.
Seguimos caminando a través del túnel hasta donde este daba con una pared sin salida.
Callie miro por unos segundos la pared izquierda, luego coloco su palma sobre una piedra en específico, la pared se movió poco a poco, y de igual manera la luz del sol ilumino el pasillo, opacando la antorcha que antes nos había acompañado.
—Que tengas un buen viaje Aravis. Disfrute de tu breve compañía.
Di unos pasos saliendo del túnel y del castillo por completo.
—Se que te estas callando algo—dije con lo poco de valentía que me quedaba—¿Puedes decirme algo más?
—Las impostoras tienen un propósito más grande que solo evitar que se encuentre a la elegida. —y después de decir eso cerro el muro.
Salir del castillo fue más fácil que entrar. La puerta por donde me había sacado daba directamente a la pradera, aunque no de frente al bosque sino al Muro.
Mirarlo me daba algo de paz, era impotente, el sonido que emitía de él era impresionante, como una música que nunca había escuchado. Una brisa fría me distrajo de la bella de tal arquitectura. Me recordó donde me encontraba.
Sola, en medio de la nada.
La luz provenía del este lo cual me parecía extraño.
Rodeo el Castillo intentando ubicar en donde me encontraba. La puerta que había derribado daba hacia el Norte, sin embargo, hacia esa dirección no podía ver a simple vista el campamento, seguí rodeando el castillo hasta que en medio de la pradera pude ver un poco de humo. Me suponía que estaban mis amigos ahí. Comencé a caminar hacia esa dirección.
—¡Aravis! —escuché a Klaus gritar.
Estaba sentado manteniendo la fogata con vida.
Mire como Nihal bajaba su arco y salió corriendo a mi encuentro.
Su abrazo llego a mí con mucha fuerza, casi me hace caer. Pocos segundos después también Klaus llega a abrazarme.
—Si que me extrañaron.
—Te fuiste por mucho tiempo—explico Nihal.
—Creímos que te había pasado algo— agrego Klaus.
—Solo me fui por algunas horas.
—Estuviste ahí por 4 días.
Me quede atónita, y por la expresión en mi rostro, supieron que probablemente no era momento de seguir por ese hilo de conversación.
Me guiaron a donde habían instalado el campamento, más alejado de donde recordaba.
—Movimos las cosas, llovió la noche en que te quedaste ahí dentro, era peligros estar cerca de los árboles.
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Bosque y Tormenta
FantasiaAravis había vivido toda su vida pensando que era una impostora, una de las 5 desafortunadas que habían sido hechizadas para entorpecer la búsqueda del elegido de los Arvraz, el único capaz de tocar la corona y elegir quien se puede sentar en el tro...