Lección de vida, un ave es mejor que nada, la comida ahora estaba en manos de Nihal dado el hecho de que había logrado que comiéramos carne luego de mucho tiempo.
—Esto es lo más asqueroso que he comido en mucho tiempo. —las caras de desagrado que Klaus así cada vez que mordía un trozo empezaban ha ser molestos
—Perdón por no poder cazar una codorniz y prepararla a tu gusto niño bonito—le respondió Nihal
—Creo que esto aun está crudo
—No sabía que tenías estomago delicado—me burle
—Solo no quiero morir comiendo esto
—Sigue comiendo manzanas y carne seca entonces—le dije
—No dije nada
Ambas nos reímos de las expresiones que hacia Klaus mientras comía su pedazo
Durante nuestros días en el bosque habíamos visto muchos animales, pero todos eran demasiado grandes, no solo como para poder cazarlos, sino que ninguno quería desperdiciar comida, y no es como si fuéramos unos expertos curtiendo comida, o tan siquiera tuviéramos los instrumentos o tiempo para poder hacerlo. Así que nuestra única opciones fueron aves que estaban volando de regreso al norte.
Como cada día que estábamos en el bosque nuestra rutina era desayunar algo, recoger el rastro de la fogata y luego Nihal borraba nuestro rastro para los dominantes
—Debemos partir, estamos a poco de llegar a el vado, justo a tiempo.
—Justo, en las nueves se puede ver que se aproximan ya las lluvias antes del frio
Estuve a punto de preguntar como es que podía ver las nueves en el mar de arboles cuando Klaus dijo:
—¿Escucharon eso?
Una flecha paso por enfrente e mi rostro haciéndome abrir mucho los ojos
Los tres volteamos hacia la dirección de donde prevenía la flecha
—Hola de nuevo niño bonito
—¿Es en serio?
—Debemos correr niños bonito—grito Nihal iniciando su carrera
Con las cosas en las manos empezamos a correr otra vez dentro del bosque eso hasta que de manera casi poética yo tropecé y otra vez termine con una flecha apuntándome directo a la cara casi rozando mi nariz
—Impostora o Elegida del norte como ahora te conocen, tendrás mucho que entrenar con los reclutadores
—Hola Les—dije con ironía
—Casi Acke—acompaño su respuesta con una sonrisa, que he de admitir que su sonrisa era linda
Les se puso enfrente de su hermano, apuntando con su propio arco a mis amigos, Nihal también les apuntaba con el otro arco y Klaus aun no sacaco su espada pero tenia su mano lista en la empuñadura.
—¿Como nos encontraron? —pregunto Nihal
—Los rastreadores confían mucho en su don, cualquier novato podría seguirlos sin problema, viendo donde han cortado frutos
—O el claro rastro de pájaros enojados que van dejando por el camino
—Además de que van asustando más al norte a todas las manadas que regresa
—Sin contar que van todo por el rio
—Era bastante obvio que iban hacia el vado del sur
—¿Siempre hacen eso? —pregunte en voz alta—¿Completar las frases del otro? Da un poco de miedo
—Esperen, ¿las manadas regresan? —fue el turno de preguntar de Klaus
Nuestro interés en las manadas volvía, y parecía que con esa pregunta nos ganábamos un poco la confianza de los cazadores.
—Hasta ahora hemos contado 6 todas vuelven de la pradera que esta entre la capital y el bosque, pero tu sabrás más de eso, ¿O no soldado?
En ese momento empezaba a sospechar que ellos sabían que Klaus era un Vilkira, todos sabíamos como lucia su hermana, pero después de todo, es bastante fácil vivir en el anonimato si es que puede permanecer en la sombra de una impostora, casi la elegida
Aun no podía creer que Saxa hubiera muerto.
La noticia de su muerte hubiera causado mucha incertidumbre por más de 18 años ella fue la esperanza de volver a tener paz.
Pero ahora más variables se unían a el problema, las tierras inservibles, los animales volviendo, el ejercito persiguiendo a las impostoras y las nuevas bases en el sur.
¿Qué estaba pasando al sur del bosque para que tantas manadas regresaran al pasar el frio en el norte?
—¿Dónde termina el muro? —se me ocurrió preguntar
—Donde siempre, antes del risco de Morpond—respondió mirándome a los ojos
—Creí que este año su construcción llegaría hasta la capital
—Como si esos militares les importara construir algo, ese muro no ha crecido en 10 años desde que el viejo elegido regreso a la capital a cuidar del Rey Amos.
Las manadas volviendo, bases nuevas y cada vez menos dominantes cumpliendo con su deber
El muro tenia una nueva grieta
Durante toda la conversación Nihal y Klaus se fuero acercando a los cazadores, un poco por estar intrigados por sus palabras, pero más que nada para ayudarme a escapar de esa flecha.
—¿Cuánto piden por mi cabeza?
Mi cuestionamiento llamo la atención de los 4, mientras que en la mirada de los gemelos había burla, en la de Nihal había cierta confusión, al igual que en la de Klaus, aunque mezclada con enojo.
—Me creerías si te digo que solo queremos recuperar el arco, ya sabes es de mala suerte perder uno.
—Ni por un momento
—Bueno tal vez los reclutadores si necesitan un poco de ayuda
Con esa ultima frase, uno de los gemelos desenvainó su espada y ataco a Klaus
El otro se aproximo a Nihal intento golpearla con su arco pero esta con una patada hizo que se le callera de la mano.
Yo tome mi mochila la cual en el momento de caída había salido volando de mi espalda, en el furor de la batalla también tome la mochila que traía Klaus y volví a correr. Más ayuda el que no estorba y para nada dominaba el combate cuerpo a cuerpo y dado lo que había acontecido hacía pocos minutos, yo era la que más ventaja necesitaba.
Los arboles se hacían cada vez más juntos y el sonido de un rio enfurecido se escuchaba cada vez más fuerte, por lo visto, aun estábamos lejos del bardo, porque lo que encontré al llegar al rio fue un acantilado, la caída era lo suficientemente atemorizante como para pensar dos veces antes de si quiera acercase a la orilla, pero por lo que veía lo suficientemente seguro como para saltar, menos de 3 metros de profundidad no tenia.
—¡Aravis! —escuche el grito de Klaus—¡Sigue corriendo!
Ambos salían de entre los arboles y en pocos segundos estuvieron a mi lado
—¿Qué hacemos?
—Espero que sepan nadar—dijo Nihal antes de saltar
—Espero que esto flote— luego de eso salte
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Bosque y Tormenta
FantasíaAravis había vivido toda su vida pensando que era una impostora, una de las 5 desafortunadas que habían sido hechizadas para entorpecer la búsqueda del elegido de los Arvraz, el único capaz de tocar la corona y elegir quien se puede sentar en el tro...