┌──────── ∘°✧°∘ ────────┐ Un ojo morado. └──────── °∘✧∘° ────────┘
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
. . . . . . . . . . . .
Morrigan Kim Pov.
Un año atrás.
Durante toda la fiesta estuve evitando cruzarme con los hermanos Kane por pura precaución, aunque dudaba que alguno me descubriera. Durante cinco meses había pasado desaparecida en la casa de la vida formando parte de la comunidad y sus costumbres. Pasar ese verano como discípula de Hécate había servido para hacerse pasar por un mago experimento. Conveniente.
Aun así, dudaba poder ocultarme en las narices de un dios egipcio.
En ese último tenía razón.
— ¿Qué haces aquí?—Pregunta una voz masculina y autoritaria, me siguió hasta uno de los muchos balcones.—Fingiendo ser uno de nosotros.
Suspiro profundamente y me miró para mirar al chico bonito que aparta las cortinas de cuentas de su rostro y sale al frío acogedor de la noche.
Anubis parece tener unos dieciséis años y posee una tez pálida, cabello negro despeinado y ojos marrones cálidos y derretidos. Tiene rasgos fuertes y masculinos, atractivo.
Tenía que echar la cabeza hacia arriba para verlo a la cara. Espalda ancha, alto, esbelto y fuerte.
Aunque eso no significa nada por qué soy una chica asiática de complexión pequeña y en comparación todos son realmente altos. Tamaño bolsillo.
Lleva pantalones negros, botas de combate, una camiseta rasgada, una cadena de oro y una chaqueta motera de cuero negro. Sus orejas se levantan un poco, exactamente como las de un chacal lo que me resulto adorable.
—Soy solo una chica que quiere divertirse.— Exclamó con sarcasmo. En cuanto lo dije me di cuenta de que sonó igual que una frase dicha en una película porno, no pude evitar reírme para mí misma. Eso molesto al chico, que creyó que me burlaba de él. Trato de respirar hondo.—¿Qué no son dos chicos en uno? ¿Dónde está el otro?
— Yo tengo el control cuando discutimos con Sadie.— Responde frotándose la muñeca de forma algo distraída —Walt lo prefiere de esa forma.— Agrega con simpleza.
— Un dios al servicio de los Caprichos de un mortal— Una pequeña sonrisa se extiende en mis labios—Los dioses egipcios son un misterio para mí.
— Tenemos reglas.—Se acerca y cierra su mano alrededor de mi muñeca—Tú no debes estar aquí, vete— Sisea entre dientes luciendo amenazante.
Creo que me estaba amenazando y dándome un millón de razones por las que no debería estar en la casa de la vida fingiendo ser parte de ellos.
No le doy importancia por qué es muy guapo y solo puedo concentrarme en lo armonioso que es su rostro.