Era de noche.
Habíamos entrenado lo suficiente para que Percy pudiera descansar un poco.
Para desgracia suya, estaba en boca de Zeus que él era el ladrón del rayo y sino que era yo y teníamos hasta el próximo solsticio para que obtengamos el juguete de Zeus. Debido a esto, tenía que intensificar el entrenamiento de Perseo si quería que él sobreviva a esto.
Quiron prometió que intentaría aplazar la fecha hasta que podamos ir en busca del rayo.
¿Yo?.
Cazaba monstruos debido que tenía mucha hambre. Deje la importancia de que al matarlos se vuelven polvo y se marchan, y ahora estos se quedan por un tiempo y tengo el rato para cocinarlos y comerlos. La carne de monstruo era asquerosa, pero por extraño que parezca sin duda alguna el sabor no me molestaba.
Diría que me intriga e incita a deborar más de su carne, como si de la droga se tratase.
Pandora estaba inquieta por el simple hecho de que quería seguir peleando, un arma viva con emociones fue lo que más me sorprendió por tener. No estoy seguro del porque mi madre quiso darme dicha arma con esta capacidad, pero así es mejor.
Pandora apareció como un arco. Agarrandolo con firmeza, sostuve con dos dedos la cuerda y estirando hacia atrás una flecha negra emergió de la nada, contuve la respiración y apunte al monstruo que estaba lejos mío. Afile la mirada. Solté la flecha.
La flecha se disparo con gran rapidez destrozando las ramas de árboles que se encontraba en su camino hasta que el sonido de impacto y del abatimiento del monstruo cayó.
Cuando llegue dónde el cadáver de la bestia, habían dos flechas, una mía y la otra diferente, siendo está el color plateado.
- Será mejor que te largues, hombre. -mire detrás de mi, solo para observar a tres chicas apuntandome con sus arcos fijamente.
Desaparecí mi arco y por consecuencia también la flecha negra que estaba impactada en la criatura.
- Estos son mis dominios, chico, será mejor que te largues. -dijo la niña del centro quien me miraba como si fuera la escoria más grande del mundo.
Buffet ante esto, me agache y mire la zona del impacto de la flecha.
- hmm, toco una zona arterial, sin embargo parece que murió por la otra flecha. -murmure para mí mismo y agarre al monstruo llevándolo a mi hombro.
- Esa bestia es nuestra. Suéltala, sino quieres morír. -Ante la amenaza fui directo hacia ella, lo que provoco que el trío tensaran más sus arcos apuntandome fijamente.
Agarre su arco y la punta de la flecha misma con mi mano desnuda.
- No te conviene amenazarme. Mujer. -exclame sereno, apretando su arma astillandola al punto de casi romperse.
- Te ha dicho. Que lo sueltes, hombre asqueroso. -la niña disparo su flecha contra mi, impactado mi cabeza pero desviándose hacia otro lado como si hubiera rebotado contra un muro suave. - Que.
- Está bestia. La cace con mis propias manos. -dije viendo de reojo a la mujer. - Ahora me iré. Y si te cruzas en mi camino, te mataré.
- Como te atreves a insultar a Lady Artemisa. Hombre desgraciado. -exclamo la otra niña quien estaba detrás de esa tal Artemisa quien disparo otra flecha contra mi varias veces pero ninguna atraveso mi piel sino que rebotaron y se clavaron entre los árboles y las piedras de la zona.
- Es imposible que alguien como tú puedas saber el arte de cazar. -exclamo ella con veneno en su voz. - Simplemente eres un bruto que piensa con los músculos.
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Un nuevo Semi-Dios (Percy Jackson)
Ficção Científica20 años .... he estado solo durante 20 años, en las calles más oscuras y frías de mi ciudad natal, sin comida, agua, ni un refugio estable. Ser un semidios no es para nada bueno. Es asqueroso, no puedo pegar un ojo sin que me tengan que perseguir pa...