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Nicki:

No sabía cuánto tiempo llevaba sentada en el suelo de la parte trasera de esa camioneta. No tenía escapatoria, y no sabía que hacer.

Ya había intentado abrir la puerta mínimo unas cien veces, pero solo se podía abrir desde el exterior. Después de tantos intentos fallidos me decidí en quedarme sentada esperando a que algo pase, no me importaba que. No me importaba si venían a matarme, si me llevaban a algún lugar, ya estaba preparada para todo, esperaba cualquier cosa.

Mire a mi alrededor por milésima vez. Solo había una camilla enfrentada a la puerta, era como de hospital, y tenía una sabana que cubria algo que no me había animado a descubrir. Me había acercado varias veces a ella, pero siempre un miedo recorría mi espalda y volvía a sentarme en el piso, en la parte más alejada de la puerta posible. Además de la camilla, solo había una intensa oscuridad que cubria todo el vehículo, impenetrable. No sabía cuánto tiempo había pasado sin ver la luz del sol. Es más, ni siquiera sabía si era de día o no. No tenía nada al alcance que me permitiera ver hacia el exterior.

Por eso, me sobresalte cuando la puerta se abrió repentinamente.

¿Se acuerdan que les dije que estaba preparada para todo? Bueno, creo que les mentí. Estaba preparada para ver armas o gente con la cara cubierta, no para ver a dos chicos solo un par de años más grandes que yo, que parecían igual o más aterrados que yo.

Subieron al vehículo, uno de ellos, el de pelo teñido,parecía que no me había visto, estaba concentrado totalmente en la camilla, sin embargo, el otro, el de rulos,que parecía ser el mayor, me vio al instante y se quedó observandome, como si nos conociéramos de algún lado, aunque yo estaba segura que nunca lo había visto antes.

Me sentía bastante indefensa. No sabía si ellos eran los culpables de todo esto, no sabía que podían llegar a hacerme. El miedo me invadió por completo, y más cuando el chico de rulos se agachó junto a mi, quedando más cerca mio de lo que me habría gustado.

- Hola Nicki,¿te acordas de mí?- sabía mi nombre. Que un extraño supiera mi nombre no había terminado bien la última vez. Su tono de voz era suave y tranquilo, como si pudiera detectar el miedo en mí. Solo me límite a negar con la cabeza- soy Mateo, el hijo de Pedro, nosotros jugábamos juntos en el laboratorio, ¿te acordas?

Todos los recuerdos volvieron de golpe, como una avalancha. Ahora recordaba perfectamente su cara. Mi tía, carmen, era científica, al igual que su papá, y los dos trabajaban en un laboratorio. En ese lugar. Algunas veces, acompañaba a mi tia al labortaorio, y me quedaba en un pequeño espacio que tenía un par de sillones y una mesita. Ahí fue donde conocí a Mateo. El también acompañaba a su padre, y los dos nos quedábamos en esos sillones, jugando y divirtiéndonos un rato, la pasábamos bien juntos. En ese tiempo, yo tenia nueve año y el tenía doce, eramos simplemente unos niños. No niego que me llegó a gustar en algún momento, pero fue solo una ilusión de la niñez. Un día hubo un accidente en ese lugar y casi se ocasiona un incendio, por eso mis padres decidieron que no acompañará más a mi tía a su lugar de trabajo. Nunca más volví a ver a Mateo, hasta ahora, claro.

Sabía que el no podía ser el responsable de eso. Por lo poco que lo conocía, sabía que tenia un gran corazón, incapaz de lastimar a otras personas.

Que curioso, que nos conocimos siendo unos niños y nos reencontramos seis años después, en la adolescencia, siendo víctimas de vaya a saber que red criminal.

- ¿Te sentis bien? Estas medio pálida- su voz me volvió a la realidad, otra vez. Era muchas cosas para procesar, estaba bastante confundida, así que solo pude asentir levemente con la cabeza- Él es Mauro- dijo señalando al de pelo teñido- el también fue secuestrado.

- Salgamos de acá- exclamó Mauro acercándose a la puerta. Pero justo cuando estaba por salir, la piedra se cerró en si cara. Por más patadas o golpes que le diera, seguía sin ceder.

Que bien, otra vez encerrada ahí adentro.

- Nicki, ¿tus padres están vivos?- me hablo Mauro, después de putear hasta en chino a la puerta de la camioneta.

- ¿Cómo? ¿Les pasó algo?- sentía que iba a llorar en cualquier momento. Mateo miro al otro chico bastante enojado.

Ninguno tuvo tiempo de agregar algo más. Una tenue luz verde brillo por debajo de la sabana, que ninguno había levantado todavía.

Los dos se acercaron lentamente hacia la sabana y tiraron de ella, dejando al descubierto lo que había debajo.

Sentí que se me iba a parar el corazón.

Esto es mucho más grave de lo que pensaba.

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les gustó esto d que narrara nicki? A mi este cap no me convence mucho, pero espero q a ustds les guste.

C les quiere, chauuu🫶🫶

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