14

51 6 18
                                    

Mateo:
-No sé que piensan ustedes- dije, interrumpiendo el profundo silencio- pero a mi me parece obvio que lo que nos pidió el hombre del teléfono tiene que ver con nuestros familiares. La pregunta es de que se trata.

- Capaz es algo que nos dieron antes de morir, o algo así- dijo Mauro inmediatamente.

-Yo no recuerdo que mi padre me haya dado nada relacionado con el laboratorio. Él nunca llevaba trabajo a casa.

-Todo lo contrario a mi madre- se quejo él- Ella vivía para su trabajo. La mayoría de los días regresaba tarde, tampoco nos contaba lo que hacía. Solo recuerdo que los últimos días se la veía muy emocionada, no tengo idea por qué.

-¿Y vos Nicki?- Le pregunté

-Con mi tía eramos muy unidas- comentó, cabizbaja- la extraño mucho.

Las lágrimas no le permitieron continuar.

Le acaricié suavemente la espalda, intentando brindarle un consuelo.

-Te entiendo- empecé a decir- Lo mismo me pasaba con mi padre. No me acostumbro a que se haya ido- Me concentré en sus lindos ojos verdes- Pero  tenemos que concentrarnos, ¿Hay algo que tu tía te haya comentado?¿Te dio algún objeto? Cualquier cosa puede servir.

Sacudió la cabeza, rompiendo el contacto visual.

-Estaba enferma, muy enferma- me contestó- llevaba dos años luchando con una enfermedad horrible. El incendio evitó que continuará sufriendo. Los médicos dijeron que le quedaban unos pocos meses de vida.

Conocía bien a que clase de sentimiento se refería. Cuando era chico recordaba lo que había vivido con mi madre. Las visitas al hospital me generaban unos nervios terribles y un nudo en la garganta.

A veces la muerte es menos dolorosa que la vida.

-¿Que profesión tenía?- le preguntó Mauro.

-Se que hizo un máster en biotecnología fuera del país, pero no sé bien a qué se dedicaba en su trabajo.

Los tres nos miramos sin saber como seguir. Ninguno había sido capaz de aportar algo que nos sirviera.

El momento de indecisión se interrumpió con un estallido en el exterior de la camioneta. ¿Había sido un disparo? Enseguida se escucharon varios más, seguidos de un grito de dolor.

Lo siguiente que oímos fue que se encendía el motor de la camioneta. Y, sin previo aviso, el vehículo empezó a sacudirse.

Observé los rostros de mis compañeros. A los tres nos invadía el pánico.

-Siéntense en el suelo- Sugirió Mauro cuando vio que nos íbamos a los costados,gracias a las maniobras abruptas.

Los tres lo hicimos. Aún sentados no dejábamos de movernos con cada giro de la camioneta.

Las sacudidas recién se calmaron un poco después de un rato. Aproveché el instante de calma para hablar con mis compañeros:

-¿Trataran de rescatarnos?- les pregunté.

-No me parece- respondió Mauro- si quisiera ayudarnos,llamaría a la policía.

-Es obvio que no está del lado de los que nos encerraron acá- acoté - creo que esta de nuestro lado.

Mauro negó con la cabeza.

-¿Quién nos asegura que no va detrás del mismo objetivo? Cuando abra la puerta, tenemos que intentar escapar.

-Primero averigüemos por qué nos ayuda- sugerí

Pero Mauro volvió a manifestarse en contra.

- Insisto en salir corriendo a la primera oportunidad.

La camioneta dio un giro brusco y los tres nos fuimos hacia un costado. Apenas evité golpearme contra la camilla. Tras recuperarnos un poco, Nicole fue quien expresó su opinión:

-Yo no voy a ir a ningún lado hasta hablar con esa persona- Dijo con firmeza- No quiero hacer nada que arriesgue la vida de mis padres.

-Conincido- admití.

Mauro resopló molesto.

-Hagan lo que quieran. Si hay una oportunidad, yo voy a aprovecharla.

-Deberíamos permanecer juntos- insistí, aunque tenía la impresión de que no iba a aceptar otra opinión diferente a la suya.

El conductor realizó una nueva maniobra qué nos desestabilizo. Nicole se aferró a mi brazo para no irse contra la puerta.

Algunos minutos más tarde, el vehículo se detuvo.

-Capaz paro por un semáforo-dudé- El motor sigue prendido.

El sonido de que una puerta se cerraba despejó las dudas. Alguien había bajado de la camioneta.

A continuación, se escuchó un chirrido. Me recordó a la puerta corrediza del garaje.

-¿Están abriendo un portón?- preguntó Nicole.

La camioneta se movió durante unos segundos y enseguida volvió a detenerse, pero esta vez, el motor se Apagó. De nuevo se escuchó el mismo ruido. Si lo anterior se trataba de un portón que se abría, ahora lo habían cerrado.

Lo siguiente que oímos fue el cerrojo de la puerta lateral de la camioneta. Mauro se agazapó como para saltarle encima a quien estuviera del otro lado. Nicole se resguardo detrás de mí. Yo no sabía cómo reaccionar. Sentía mi corazón cómo si hubiera corrido varios kilómetros.

Tomé el brazo de Mauro y le hable en voz baja:

-Tranquilo. Vamos a ver quién es y que quiere.

No lo convencí. Apenas la puerta se abrió, salió disparado. Pero del mismo modo en que salió de la camioneta, volvió a entrar, solo que más rápido y sin tener el control. La culpa fue del hombre que lo esperaba afuera del vehículo, preparado para cualquier ataque. Había agarrado a Mauro por los brazos para después arrojarlo hacia adentro otra vez.

Lo que me sorprendió no fue su reacción, sino comprobar que se trataba del mismo hombre con el que nos habíamos encontrado más temprano en la carretera.

No podía creer que se tratara de él. No esperaba volver a verlo.

-------------‐----------------------------‐-----

Si prestaron atención al cap 7 van a sabes quien es la persona del final.

Acá les dejo una actualización después de desaparecer unos días, espero que les guste.

Voy a actualizar todas las historias entre hoy y mañana, así que déjenme acá cual quieren que actualice primero.

Gracias por bancar tanto mis historias, blog tiene casi 200 votos, diva tiene más de seicientas leídas y blog creo que les encanta. Gracias también por sus lindos comentarios, los amo un montón.

Ahora si, nos vemos en un rato con otro cap.

Chauuuu mis amores 💕

Dangerous Donde viven las historias. Descúbrelo ahora