06. 𝓣𝓮𝓷𝓽𝓪𝓬𝓲𝓸́𝓷

56 12 6
                                    

Narra Nina...

Ha pasado una semana y media desde que vi a Ian por última vez. Ha estado ocupado renovando su nueva casa, una hermosa y antigua mansión que hasta hace poco fue un hostal, pero que originalmente perteneció a su padre. Ian la heredó cuando mi abuelo murió hace varios años, pero dejó que otros la administraran mientras vivía en el extranjero. El negocio fracasó y la mansión quedó abandonada. Según lo que me contó mi papá, Ian decidió que ya es hora de hacerse cargo, y ahora la mansión será su nuevo hogar. Está inmerso en las reformas y en recibir algunas cosas que su ex le ha estado enviando desde Ámsterdam.

Por supuesto, esa es la versión que Ian le contó a mis padres, aunque yo creo que está evitándome desde que confesamos nuestros "sentimientos" inapropiados y casi nos besamos, por tercera vez.

Me arrepiento de lo que le dije y de haberle pedido aquel beso. Fui impulsiva e inmadura. Si hubiéramos respetado nuestra relación familiar, nada de esto estaría pasando. No me sentiría estúpida y él no estaría avergonzado y culpable.

He tratado de olvidar todo este maldito asunto. Tengo que aceptar que Ian vivirá cerca y que tendré que verlo constantemente. Es parte de mi familia y no puedo seguir viéndolo como a un hombre cualquiera. Necesito recuperar a mi tío, a mi mejor amigo, ese que tanto he extrañado estos últimos años.

—¿Nina?

Levanto la vista de mi diario y miro a la señora Lee, una profesora de largo cabello castaño y rizado que solía darme clases de comunicación oral y escrita, y que ahora resulta ser mi nueva profesora de edición fotográfica. Me mira con cara de incertidumbre y pocos amigos.

—¿Sí? —respondo asustada y dejo mi lápiz sobre la mesa.

—Te hice una pregunta, querida —sonríe irónica.

Miro a mi lado y Sophie, quien también ha decidido tomar el curso de fotografía para sumar puntos extra por actividades extracurriculares en su nuevo semestre, me observa con una ceja arqueada.

—Amm... lo siento —titubeo—. Yo no, yo... no escuché —sonrío algo boba.

—Bueno, eso pasa porque tu escritura te mantiene ocupada —su voz irónica me hace querer rodar los ojos, pero sé que eso sería peor. Esto no es la secundaria, esto es un curso universitario serio y debo comportarme como la adulta responsable que se supone ya soy.

—Lo siento, mi mente está ocupada en distintas cosas últimamente —me excuso realmente avergonzada y cierro mi diario.

—Necesito hablar contigo cuando terminemos la clase, ¿sí?

—Claro —digo extrañada, y la profesora continúa con la explicación a los demás.

—Mierda... ¿ella me enviará a detención? —le susurro a Sophie y ella golpea mi brazo.

—No hagas bromas. Ya no estamos en la escuela —susurra riendo y mirando al frente.

Lo último que me faltaba. Esta es la tercera vez que vengo a clases y ya me han regañado por andar distraída y no prestar atención. Todo un récord.

Cuando la clase termina después de una hora y media más, todos guardan sus cosas y empiezan a dejar la sala poco a poco. Sophie y yo nos quedamos hasta el final, y la señora Lee me llama para que me acerque.

—Nina, no había podido saludarte correctamente —dice amable—. Es una sorpresa verte de nuevo por aquí. ¿Cómo has estado?

—Bien —sonrío poniendo mi mejor cara—. Mejor.

—Eso es bueno. Supe que luego de dejar la carrera tuviste altos y bajos...

—Me diagnosticaron ansiedad generalizada por sobrecarga emocional. Ataques de ansiedad y de pánico, un leve cuadro depresivo... un intento de suicidio... —digo relajada como si no fuera gran cosa. Ahora ya me lo tomo con humor.

Forbidden [Nian]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora