08. 𝓐𝓶 𝓘 𝓭𝓻𝓮𝓪𝓶𝓲𝓷𝓰

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—Jeremy —camino rápido hacia él y dejo a Ian atrás, mi mente revuelta con todas las emociones que ha desatado nuestro beso y el ser descubiertos.

Jer nos ha visto. Mi corazón late tan fuerte que me siento mareada, como si en cualquier momento el mundo se fuera a voltear sobre mí. No sé qué va a decir mi hermano mayor ahora que ha sido testigo de esto, pero necesito explicarle, inventar cualquier cosa que suene remotamente plausible.

Siento mis ojos picando con las lágrimas que se empiezan a acumular. Puedo ver la tormenta acercándose, como un presagio de las explicaciones y el caos que están por venir. Pero cuando llego junto a mi hermano, escucho música fuerte viniendo desde el interior de mi casa, acompañada de voces, gritos y risas. También me doy cuenta de los autos estacionados cerca, y Jeremy se queda quieto en la puerta de entrada, intentando enfocar su visión en mi rostro.

—Nina... yo... puedo explicarlo —balbucea, tambaleándose, y de inmediato frunzo el ceño.

¿Explicar? ¿Él a mi?

¿Qué cosa?

¿Por qué se tambalea y me mira preocupado?

¿Me vio besando a nuestro "tío" o no?

—¿De qué hablas? —digo, mi voz un hilo de confusión, mientras el olor a alcohol y marihuana me golpea como una bofetada.

No puede ser.

—Jeremy... ¿estás ebrio? —lo corro a un lado y veo el interior de mi casa.

El espectáculo que se despliega ante mí me deja sin palabras: una fiesta muy al estilo universitario, con gente desconocida apretujada en cada rincón de mi hogar. ¿Y Jeremy? ¿Drogado y ebrio? No, esto no puede estar pasando.

—¿Todo bien? —dice Ian, apareciendo a mi lado. De inmediato Jeremy se pone a reír como un idiota, completamente fuera de sí.

—Yo... estaba todo bien —ríe, tratando de mantenerse en pie—. Hasta que los vi a punto de follar encima de tu moto —le guiña un ojo a Ian, y estoy boquiabierta por sus palabras.

Nos vio.

Jeremy, drogado y ebrio, nos vio. Pero hay una esperanza de que no recuerde nada mañana. ¿Verdad?

—Ok, amigo. Dos opciones, o estás muy drogado y ebrio, o estás muy loco —dice Ian, sujetándolo de los hombros y empujándolo adentro de la casa sutilmente.

—Mis papás van a matarnos si ven esto —le digo a Jeremy, caminando junto a ellos mientras intento contener el pánico.

El olor a tabaco, marihuana y alcohol es asfixiante. ¿Cómo es posible que mi hermano mayor, el que debería ser el responsable, haga una fiesta como esta cuando ni siquiera ha anochecido? Ya no somos adolescentes. Jeremy debería estar enojado por mis actos, y no al revés.

—¡Los quiero a todos fuera! —grita Ian, apagando la música de un tirón. —¡Ahora!

El abucheo general no se hace esperar, pero Ian parece imponer un respeto tácito, porque los invitados comienzan a salir, aunque con evidente desgana.

—¿Crees que Jeremy recuerde mañana lo que vio? —pregunto en un susurro mientras observo a mi hermano despidiéndose torpemente de sus amigos.

Ian me mira con seriedad, levantando los hombros en un gesto de impotencia.

—Espero que se haya drogado lo suficiente para tener la mente en blanco esta noche... y mañana —gruñe, y vuelve a correr a los idiotas que apenas pueden mantenerse en pie.

***

—Ya acosté a tu hermano... le volví a preguntar qué fue lo que vio y no supo responderme —Ian suspira y se deja caer en el sofá de la sala, cansado. —Voy a ser sincero, no extrañaba esta parte de ser su tío. Ser niñero de... literalmente, niños, no tengo problemas. Pero ser niñero de un adulto de veintitantos... —rueda los ojos.

Forbidden [Nian]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora