▄▄▄▄▄▄▄▄▄ 🕯️✨🗡️ DONDE... donde Astoria, una romana, hija de Júpiter y parte del legado Grace, debe de afrontar lo que jamás se permitió: el sentir.
Ella era una soldado hecha y derecha, un porte que intimidaba a todo el mundo y una mirada que do...
OCTINGENTI. YOU ARE AN IDIOT ❪ ocho. eres un idiota ❫
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ASTORIA GRACE
De no ser por Percy me hubiese lanzado contra la arpía amarilla.
—Déjame, le ensañaré a esa bestia lo que es el sabor de plumas quemadas —Farfullé —. ¡¿Cómo se atreve...?!
Percy me sujetaba con sus dos brazos contra su pecho, rodeándome por la cintura mientras yo pataleaba para zafarme de su agarre. Quería que me suelte. Quería vaporizarle. Dioses, quería electrocutarlo por el siempre hecho de que era el, pero estaba más concentrada en querer arrebatarle las alas amarillas a un Arpía que había osado a robarle comida y dañar a su hermana menor frente a mi, la protegida de la diosa de la familia.
Percy giró nuestros cuerpos para desviarnos del campo de visión de Ella, la arpía roja que habíamos estados buscando y ahora yacía sola, sin comida y lastimada a la punta de una estatua de elefante.
—Cálmate, asustarás a Ella —Suspiró contra mi oído —. Voy a soltarte sólo si prometes que no serás una mocosa que quiere romper la tierra con un relámpago.
—Si no me sueltas ahora mismo, usaré tu espada griega para cortarte las manos por tocarme —Mascullé —. ¿Qué te parece?
Su respiración caliente contra mi cuello me obligó a contener mi propia respiración, sentí que se sacudía y fue cuando me di cuenta que estaba riéndose, sus brazos se apretaron más a mi alrededor y yo me quejé sintiendo mis dedos chispear ante la idea de invocar un rayo.
—Vamos, Tori —Sonrió con arrogancia —. Nos estábamos llevando mejor como para que vuelvas a las amenazas —Sus brazos a mi alrededor se aflojaron —. Sólo no seas tan ruda.
Aproveché el afloje de su agarre para empujarlo lejos de mi, me giré para enfrentarlo y me encontré con su pulcro rostro con una sonrisa ladina como si estuviera acostumbrado a verme con el ceño fruncido, los brazos cruzados y apunto de gritarle algo.
—Anda, grítame.
Cerré abruptamente la boca. El sólo levantó la cejas con una sonrisa, cruzándose de brazos con diversión.
Me entró una molestia en el ojo y suspiré apartando la mirada copiando su acción. Era un imbécil, un posible traidor, y yo como una tonta mostrándome vulnerable.
—No iba a gritarte.
—¿Enserio?
—¡Pues claro que si! —Bramé —. ¡Esa arpía es... es una malvada saqueadora! Debiste dejarme quitarle aunque sea el burrito, Jackson.
