▄▄▄▄▄▄▄▄▄ 🕯️✨🗡️ DONDE... donde Astoria, una romana, hija de Júpiter y parte del legado Grace, debe de afrontar lo que jamás se permitió: el sentir.
Ella era una soldado hecha y derecha, un porte que intimidaba a todo el mundo y una mirada que do...
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ASTORIA GRACE
Estaba, literalmente, de manos sudadas con Jackson; pero cada vez que yo quería soltarlo, el avión atravesaba una turbulencia, el le daba un apretón a mi mano y yo... sentía como mi corazón daba un vuelco por lo preocupado que se veía y dejaba que deslizara sus dedos entre los míos. Nuestras manos juntas estaban contra su regazo.
No podía apartar la mirada de allí, era como si no pudiera creer que yo, Astoria Brielle Grace, hija de Júpiter y Campeona de Juno, estuviera con sus manos entrelazadas con él, con Percy Jackson, y no sólo eso, si no que nuestras manos juntas descansaban sobre su cuerpo. Un escalofrío me recorrió. Mi cabeza era un lío, mi defecto fatídico constantemente intento ordenar todas mis emociones y suprimirlas al instante, pensamientos intrusos que se contradecían entre sí y mi cuerpo respondiendo al toque ajeno cuando detesto el contacto personal.
Percy suspiró escuchando lo que Frank decía, se movía y cambiaba de posición cada vez que el avión se movía pero nunca soltaba mi mano.
Me caía bien Frank, pero es que simplemente no podía concentrarme en sus palabras sobre ser legado de Poseidón (Neptuno) y toda la historia de su familia relacionado a ello. No podía. Y puede ser que gracias a mi inestabilidad mental de ese momento, alguna que otra turbulencia no haya sido causada por mi padre.
—Frank, me siento orgulloso de ser pariente tuyo —dijo.
A Frank se le pusieron las orejas coloradas. Con la cabeza agachada, su corte de pelo militar formaba una puntiaguda flecha negra que apuntaba hacia abajo.
—Juno tiene planes para nosotros, algo relacionado con la Profecía de los Ocho.
Ante la mención de mi madre, me tensé. Sentí mi corazón dar un vuelco. La niña en mi interior que lloraba suplicándole de rodillas y tomándole los bordes del vestido para que no se fuera de la casa, se removió por primera vez en años.
—Sí —masculló Percy—. No me gustaba como Hera. Y no me gusta más como Juno.
Apretó mi mano. Y yo presioné mis labios. De repente los tres pares de ojos estaban sobre mi, los ojos dorados de Hazel, los oscuros de Frank y los que más quería evitar mirar, aquellos ojos verde mar que te doblegaban si quisieran. Los ojos de Percy transmitían un poco de temor por las palabras que había soltado.
