Milk y Love, dos chicas con un pasado entrelazado por el amor y el dolor, se encuentran nuevamente como vecinas y compañeras de universidad. Mientras navegan por las turbulentas aguas del rencor y la reconciliación, nuevas amistades y desafíos pondr...
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Milk llegó a su siguiente clase con el ceño fruncido, claramente molesta. Al entrar, vio a Namtan esperándola despreocupadamente en la puerta, con una sonrisa inocente que no ayudaba en nada a calmar la irritación que sentía.
-¿Qué haces aquí? -preguntó Milk, con tono seco mientras avanzaba.
Namtan se encogió de hombros, manteniendo su sonrisa.
-Te estaba esperando, como siempre.
Milk se detuvo justo frente a ella, cruzando los brazos y lanzándole una mirada seria.
-Me dejaste a mitad de camino con...
-Love -termina aún manteniendo su sonrisa.
-Sí y tuviste la suerte de tomar el camino más corto mientras yo tuve que lidiar con todo. -Suspiró-. ¿No podías haber esperado o al menos advertirme?
Namtan sonrió aún más, claramente disfrutando de la situación.
-Lo siento, me llamó alguien importante. No podía dejarlo pasar. -Se inclinó ligeramente hacia ella-. Pero dime, ¿cómo estuvo tu caminata con Love? Debió ser... interesante.
Milk rodó los ojos y trató de ignorar el comentario, pero su contraria no perdió la oportunidad de continuar.
-Vamos, sé que algo pasó. ¿Por qué más habrías tardado tanto? -dijo, intentando contener una risa.
La pelinegra la observó en silencio por un momento, tomando aire para no perder la paciencia.
-No pasó nada. Estaba perdida, sólo eso. Y por tu culpa tuve que darle indicaciones, perdiendo más tiempo. -Milk hizo un gesto con la cabeza hacia el aula-. Ahora, ¿vamos a entrar o seguirás con tus tonterías?
Namtan, sin perder su sonrisa pícara, se colocó junto a Milk mientras entraban al aula.
-¿Nada más? Porque desde aquí parecían bastante... cercanas -añadió Namtan, en tono juguetón.
Milk frunció el ceño, visiblemente incómoda, pero decidió no darle más importancia.
-Deja de imaginar cosas, Weerawatnodom -respondió mientras cruzaba la puerta, pero Namtan no pudo evitar dar un último golpe de gracia.
-Está bien, está bien. Sólo me parece que esa chica... tiene algo contigo. Y no me negarás que hubo tensión.
Milk se quedó en silencio, sabiendo que cualquier respuesta solo alimentaría más las bromas de Namtan. Entró al aula sin decir nada más, mientras su amiga la seguía, satisfecha con haber provocado una reacción.
[...]
Cuando llegó la hora del almuerzo, Milk y Namtan caminaron juntas hacia la cafetería. El bullicio de los estudiantes llenaba el lugar mientras formaban fila para servirse la comida. Las bandejas en mano, se movían lentamente entre los distintos platos ofrecidos.
