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Camino fuera de la cabaña y espero a Bill, quien caminaba como si tuviera todo el tiempo del mundo, (y en realidad, si era así). Caminaron dentro del bosque, cuando estuvieron lo suficientemente adentrados, el rubio hizo un círculo en el aire con su dedo, creando un portal con colores amarillos alrededor.

Empujó al castaño dentro, quien no pudo evitar gritar tras haberlo tomado desprevenido. Se rio y caminó siguiéndolo al otro lado.

...

Ford, se encontraba sentado en la cocina, tenía un libro de tapa oscura y algo deteriorada, abierto frente a él, leyó hoja por hoja, pero no lograba que la información llegara a él, por lo que tenía que leer varias veces las mismas palabras para poder captarlo, estaba distraído, se sentía nervioso y algo paranoico. Suspiró cansado y se quitó sus anteojos para poder tallarse los ojos. Cuando escuchó pasos que indicaban la llegada de alguien, cerró el libro mientras lo ocultaba.

Unos ojos castaños se asomaron por el marco de la puerta. Su sobrina lo saludó, quien se encontraba en un estado un tanto deplorable.

Su cabello estaba lleno de hojas y ramas, su ropa estaba casi igual, tenía manchas de lodo seco y sus rodillas estaban llenas de arañazos.
Se desplomó en una silla que estaba cerca, cerrando los ojos.

Esto no pudo evitar llamar su atención, por lo que no dudó en preguntar. La alfa solo pudo inhalar profundamente para después exhalar, respondiendo que todo estaba bien, solo había tenido un día de aventura. Asintió entendiendo, seguro estaba demasiado cansada para querer contar todo.
Cuando notó que se estaba quedando dormida en la silla, no dudó en levantarla para enviarla a su habitación. Se despidió de ella y en cuanto la vio subir las escaleras, se dirigió a su cuarto mientras cargaba consigo el libro.

Bajo las escaleras que daban a su pieza , que rechinaban al ser bastante viejas.
Una vez estuvo dentro de su cuarto, no dudó en recostarse sobre su cama mirando a su lado hojas llenas de información. Tenía un tablero colgado en la pared, que igual estaba lleno de cosas que ya parecerían no tener mucho sentido.

Quizás en estos momentos hubiera sido bueno haber conservado sus diarios. Hubieran sido bastante útiles.

Cerró los ojos intentando pensar, excavando en su mente en busca de algún indicio o ayuda. Una ola de ideas le llegó, y no dudó en tomar algunas hojas en blanco que se encontraban regadas junto a un solo lápiz. Subió y caminó a paso rápido hasta la tienda de la cabaña, introdujo un código en la máquina expendedora, que se abrió mostrando unas escaleras, se veía como si nadie hubiera bajado hace un tiempo. Tomó una linterna de la tienda para alumbrar y evitar algún accidente. Bajó rápidamente, entrando en el elevador.

Una vez llego, observo el lugar que se veía limpio, a comparación de como lo había dejado. Cuando llegaron había tenido un poco de curiosidad sobre si habían hecho algún cambio en lo que parecía el sótano de la cabaña, pero quiso evitar bajar, acababa de regresar de viajes y aventuras, realmente no había una buena razón para volver a aquellas investigaciones. Pero ahora no podía evitarlo, era necesario.

Había estado sintiendo que algo los observaba desde hace un tiempo, pero había querido ignorarlo para evitar que alguien de la familia se preocupara demasiado por simples paranoias suyas. Ahora parecían ya no ser solo paranoias.

...

Subió por las escaleras a paso lento, a lo lejos escucho a su tío despedirse de ella, y solo pudo asentir sin poder soltar alguna palabra. En cuanto abrió la puerta que daba a su cuarto, caminó rápido, casi corriendo para tirarse en la cama quedando acostada boca abajo, después de un pequeño rato para disfrutar de la comodidad se dio vuelta mirando al techo viejo y descuidado.

Pᴏʀ ᴀᴢᴀʀᴇs ᴅᴇʟ ᴅᴇsᴛɪɴᴏ|BɪʟʟDɪᴘᴘDonde viven las historias. Descúbrelo ahora