Llevo Azul a mi pecho y la acomodo entres mis brazos.
-¿Qué estoy haciendo Tink? Merezco ser menospreciado-susurro.
-No, no lo mereces-besa mi pecho- Lo sabes, eres tan bueno, noble y el mejor piloto de carreras.
-Soy un desastre nena- beso su frente.
-No eres un desastre Max- lleva sus labios a los míos y me besa- Y si llegas serlo, quiero ser un desastre junto a ti.
-Te amo Tink-profundizo el beso y le hago el amor hasta que se queda dormida.
Veo su rostro que calma los demonios que me asechan. Cuando el periodista trato de golpearla afuera del restaurante vi negro y lo avente lejos de ella, pero eso no era lo que decían los titulares.
Ahora no solo era el malo de la historia si no también era peligroso para ella y quien estuviera a mi alrededor.
Toco su rostro con mis dedos y ella suspira, mi pequeña hada que alumbra mi camino, ella es la única capaz de calmar los demonios de mi mente y corazón.
Y si ella me ama, no importa la opinión de losdemás, la abrazo y huelo su cabello que es un bálsamo que me lleva a dormir.
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Han pasado unos días y los chicos han estado al pendiente de los dos, lo que hace que la nube negra que me acompañaba desaparezca poco a poco, ahora estamos en casa de Helena y Carlos, Azul está jugando con Luna mientras yo cargo a Jules-sonrío-ya puedo imaginarla con un bebé de ambos en brazos.
-¿Cómo sigues Max?-pregunta Helena sentándose en el lugar vacío del sillón.
-Mejor-vuelvo a mirar a Azul-Ella es la responsable.
-Te ama Maxie y cuando amas a una persona haces lo imposible para verla bien.
-Si, también la amo.
-Me alegra verlos felices.
Asiento y sonrío.
Regresamos a casa cuando recibo un mensaje de mi padre.
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