El Hijo Del fuego 5

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Kamul escolto a Shalazar hasta el coliseo, una enorme construcción de blanco acero pulido que ocupaba casi la parte central del interior del volcán.

Entraron por una puerta lateral de esas que casi no se apreciaba su existencia a no ser que supieras de ella o te acercases lo suficiente. 

El interior estaba oscuro, aunque los ojos de Shalazar se acostumbraron pronto a la penumbra que reinaba en ese lugar. Al principio fue lento pero poco a poco las siluetas de mazas, espadas y cadenas fueron manifestándose como fantasmas oscuros ante los ojos de Shalazar. El lugar olía fuertemente a sudor, tierra y sangre. Habían soldados y aprendices caminando de un lugar a otro, preparándose para los juegos y fiestas que se prolongarían hasta la noche.

Kamul le indico a Shalazar que pasara por una puerta estrecha y menuda que había frente a ellos. El joven se giro pero no miro a Kamul a los ojos, en lugar de ello simplemente miro al suelo consternado, para después desaparecer en las penumbras junto a los demás guerreros y sumarse a las filas de los espectros oscuros con cabelleras llameantes que pululaban por las galerías interiores del coliseo.

Kamul dio gracias en silencio por deshacerse finalmente del joven y torpe príncipe Shalazar. 

<Tengo que apresurarme, esto me ha quitado mucho tiempo. Maldito príncipe de los ineptos.> Pensó para si mismo mientras se daba media vuelta y se encaraba a los cuatro soldados que lo acompañaban.

-Caballeros, rompan filas. Sus servicios ya no son necesarios.- Les dijo a sus soldados en mitad de la penumbra de las galerías del coliseo.- Regresen a palacio y continúen con sus guardias.

-!Si señor¡ - Dijeron los cuatro al unisono, seguido de un saludo militar.

Kamul se quedo allí viendo como se alejaban hasta que desaparecieron al girar una esquina en los pasillos.  Después se alejo a toda prisa en dirección opuesta.

Cruzo lo que parecían un millar de pasillos oscuros sin fin, pero Kamul sabia perfectamente a donde debía ir. Tras unos cuantos minutos y un confuso camino a través de oscuras y vacías galerías, finalmente lo encontró como un espectro, mucho mas rodeado de penumbras que los demás elementales que había visto, pues al no arder el pelo de su cabeza, este no parecía una antorcha humana caminando por las oscuras estancias, mas bien parecía una aparición. Tenia todo su cuerpo envuelto en una túnica gris con capucha del mismo color, su cara estaba cubierta por una mascara que parecía de porcelana blanca, y tras la mascara unos ojos verdes de serpiente observaban de forma fija y calculadora todo lo que se presentaba frente a si como una película, con mirada fría y calculadora.

Lo primero que sintió Kamul al acercarse fue que la temperatura de la sala bajaba unos grados. El extraño brujo estaba frente a una pequeña ventana enrejada con unos fuertes y gruesos barrotes de hierro negro. El resto de la habitación rectangular estaba vacía y parecía haber caído en desuso hace ya tiempo, solo el ventanuco dejaba entrar algo de luz en el lugar, y hacia brillar levemente la mascara blanca del brujo con brillos que a Kamul le resultaban fantasmagóricos.

Cronicas ElementalesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora