Asesina 2

37 2 0
                                    

Ziora recordó como huía de la bestia blanca hasta que finalmente llego a un precipicio que presentaba una caída de mas de cincuenta metros. Ella paro en seco, pero la hidra en su alocada carrera tratando de devorar a la semi-giganta resbalo y no pudo parar antes de llegar al abismo. 

Ziora recordó como la hidra la arroyo mientras resbalaba por el hielo. La chica había intentado agarrarse a algo en vano, pero el enorme torso de la bestia la arrastro por el hielo hasta hacerla caer.

Unos cuantos golpes y hielo fue lo ultimo que sintió y vio.

Ziora se incorporo cojeando y muy dolorida. No había ni rastro de la hidra.

<Bien Ziora, parece que no tienes presa que llevar al clan... pero al menos te mantienes viva.>

Comenzó a bajar del promontorio de nieve en el que se encontraba hasta que un destello rojizo le llamo la atención. Se acerco hasta que descubrió un enorme cristal de hielo totalmente cubierto de sangre. 

<La hidra debió caer por aquí y herirse.> Pensó Ziora mientras buscaba por a zona. <Pero sin embargo, no hay ni una gota de sangre al rededor, como puede no haber dejado rastro alguno?>

Ziora se dejo caer suavemente por la nieve hasta llegar abajo de la montañita de nieve en la que se encontraba. Ya estaba pensando en fantásticas hidras voladoras cuando se dio la vuelta y vio que bajo la nieve, en el surco que había dejado al deslizarse por la loma, había una piel blanca cubierta de gruesas escamas del mismo color.

Comenzó a desenterrar la hidra con las manos lo mas rápido que pudo. Estaba muy excitada, técnicamente había ganado, había derrotado a la hidra.

<Debió morir al golpearse contra el suelo y clavarse el enorme cristal de hielo. Ahora su tótem me pertenece.>

La muchacha busco su cuchillo de cortar y curtir pieles y busco una de las cabezas, después lo mejor que pudo comenzó a extraer un diente como trofeo, así todo el mundo en el clan sabría que había derrotado a la magnifica bestia blanca. Paro a mitad de la faena. Un ojo inerte y casi congelado la observaba con una acusadora mirada muerta. Ziora se estremeció al pensar en el animal cuando aun estaba vivo, y sin pensarlo dos veces entono la canción de los cazadores mientras mantenía el cuchillo entre sus manos. Que hubiese intentado matarla no era un excusa para no mostrar respeto por la criatura, así que entono su oración a Kastar el Gran Cazador y le dio gracias por su presa al tiempo que imploraba para el alma de la bestia, la cual volvería a ser uno con la luz del amanecer. Cuando termino los ojos del animal le parecían menos amenazadores.


Cronicas ElementalesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora