Con una sonrisa de oreja a oreja, el rubio se encaminaba hacia la salida de la cárcel, bueno, eso y la preparatoria venían siendo lo mismo. ¿La razón de su alegría, pero resumida en sencillas palabras? Seojoon, galletas con chispas de chocolate, ocho en el examen de matemáticas, una ducha al llegar a casa y no menos importante, Jin y su exitoso negocio.
Sí, al parecer él y el señor Namjoon se entendieron a la perfección porque su hermano le contó muy emocionado que ya tenía un contrato justo y provechoso, firmado desde las dos de la tarde. Y aunque a Taehyung le costará admitirlo, sentía que en parte era porque abandono la casa ese día. Fue con Hyunjin a el cine, no por voluntad propia, el tenía otros planes que no pudo llevar a cabo por la cobardía de su amigo.
Dejando eso de lado; no podía estar más orgulloso. Tal vez Seokjin no se dio cuenta, pero el escuchó cada uno de los ensayos en los que se preparaba para que todo saliera perfecto. Que lo hubiese logrado le llenaba el corazón y subía sus ánimos de una forma inexplicable; su hermano se merecía todo lo bueno de este mundo. Por eso, el le recompensaría con sus galletas preferidas, lo de hornear siempre se le dio bastante bien y era una terapia tan relajante que desde que lo recomendó su psicóloga se convirtió en unos de sus hobbies preferidos.
Un relámpago lo sobresaltó repentinamente, miró hacia arriba y en vez de haber sol y buen clima como lo creía, habían nubes grises y oscuridad en el cielo. Agilizó sus pasos y bajó de dos en dos los escalones de la salida, el viento le revolvió el cabello y se movió en su contra, y cuanto la primer gotita cayó en su brazo; se dio cuenta que estaba en problemas.
Corrió por las aceras de la calle y tal vez en otro momento le habría preocupado lo idiota que se veía con una gran mochila atrás, pero no era el caso, no cuando varias personas a la par también hacían lo mismo.
Las ramas de los árboles se sacudían con fuerza y miles de pajaritos volaban apresurados en las alturas. Sería una catastrófica tormenta eléctrica y el rubio no quería estar afuera cuando numerosas cantidades de agua comenzarán a caer.
Un pitido se oyó a sus espaldas pero lo de ser metiche lo tendría que dejar para otro momento, ahora lo importante era llegar a su-.
-¡Taehyung!
Que conste que le llamaban directamente por su nombre, no tenía más opción qu-.
-¡Taehyung!
Un momento, esa voz ya la había escuchado antes, ¿No podía ser?... ¿O sí?
-¿Jungkook?
Montando su motocicleta, ya mojado por la lluvia y luciendo igual si no es que más guapo, Jungkook, el hombre que los ayudo y trajo desde Suseong, estaba frente a sus ojos.
-¿Lo llevó?
-No gracias, mi casa no está tan lejos.
-Lo sé, recuerde que yo lo conduje hasta ella hace tan solo tres semanas... Quizá sí lo hace, confía un poco más en mi y deja de tratarme como un secuestrador que quiere sus órganos.
Taehyung no pudo contener la sonrisa que formaron sus labios al escucharlo, el pelinegro también sonrió.
-Tiene una sonrisa hermosa.
-¿Qué?-¿Excuse me? ¿Qué tipo de chico soltaba cosas así tan de la nada? Además, el era el novio de Isnie, ¿Qué demonios hacia diciéndole eso? ¿Que planeaba este sujeto?
Y el rubio estaba a punto de preguntárselo, pero sin dar aviso, una tonelada de agua les cayó encima; el aguacero los había alcanzado.
-Suba-practicamente ordenó el pelinegro, arrancando.
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Mi Excepción | KookTae
FanfictionTaehyung y sus amigos deciden hacer un picnic en un sendero montañoso para despejarse del estrés acumulado por las exigencias escolares. Sin embargo, la suerte no está de su lado: El taxi que debía recogerlos se avería, dejándolos varados en medio d...