Los rayos del sol entraron por la ventana, iluminando el rostro de la castaña haciendo que despertara.
Jennie se quedó mirando a Lisa quien aún seguía dormida. Se veía tan serena y hermosa. Jennie cerró los ojos, recordando lo que había pasado la noche anterior.
Aún seguía sin poder creer que Lisa había entrado a su habitación y la había besado. No podía creer que Lisa la había hecho suya. El simple hecho de recordar lo de la noche anterior, Jennie sintió un calor recorrer por todo su cuerpo.La castaña pensó que tal vez había sido un sueño, pero el tener a la pelinegra dormida a su lado, estando aun desnuda debajo de las sábanas, Jennie sabía que no había sido un sueño.
Después de varios meses de tratar de obtener la atención de Lisa, por fin había pasado lo que tanto deseaba.
Desde hace meses, Jennie quería probar los labios de la más alta, quería no solo probar sus labios, sino también sentir los suave que era su piel, quería sentir sus manos recorrer su cuerpo completamente. Quería tenerla entre sus piernas, quería que lisa la estrechara con su polla, la cual era bastante grande y se había sentido tan rica.
Por fin Lalisa Manobal la había hecho suya.
Lisa abrió los ojos un poco, mirando al su alrededor mientras trataba de asimilar donde estaba. Siguió mirando por todas partes hasta que su mirada chocó con la de Jennie. La castaña la miro detenidamente, regalándole una gran sonrisa.
—Buenos días. —La castaña la saludo con una sonrisa. Lisa la miró un poco sin saber que decir, aun teniendo el ceño fruncido por la desorientación, se dio cuenta que le hacía falta algo, su ropa. Jennie se acercó para darle un beso a la pelinegra, pero esta solamente desvió la mirada. Mirandola confundida, Jennie pregunto. —¿Qué pasa?
Lisa se quedó en silencio, tratando de encontrar las palabras adecuadas. Era evidente que no podía pretender que no recordaba nada. No podía pretender que no recordaba como había terminado ahí, el hecho de que había besado a Jennie, que la había tocado.
Se la había follado.
—Jennie, lo que pasó anoche estuvo mal, no debió pasar. —Por fin había formulado las palabras adecuadas después de varios minutos.
—Creo que es un poco tarde para eso. Además, ambas queríamos que pasara.
Jennie se sentó, dejando que su pecho desnudo se descubriera un poco. Revelando los pechos que la mas alta había tenido entre sus labios, los cuales había chupado, lamido y mordido.
Lisa desvió la mirada, sabiendo que, si seguía mirándola, no podría contenerse.
—Jennie, estoy casada... con tu hermana. —Contesto comenzando a levantar la voz, sintiendo como la culpa se estaba apoderando de ella.
—Lisa, cálmate. Yo sé exactamente con quién estás casada, pero no puedes negar que querías que esto pasara desde hace mucho. Recuerda que tú fuiste la quien vino a mi habitación...
—Estaba tomada, no sabía lo que estaba haciendo.
Por supuesto, estaba usando la excusa del alcohol. Pensó la castaña, pero no le importaba. Que Lisa dijera que lo que había pasado, había sido por culpa del alcohol, no quería decir que se hayan acostado.
—Claro que sabes perfectamente lo que estabas haciendo. Recuerda la forma en que me besaste, la forma en la que me desnudaste y el cómo me abriste de piernas. ¿O me vas a negar que no me has deseado desde hace tiempo?
—Fue solo un desliz... —La pelinegra desvió la mirada.
—Llámale lo que quieras, no cambia lo que pasó. Además, nadie se va a enterar, este será nuestro secreto. -Jennie dijo poniendo su mano sobre la de Lisa.
—Tengo que irme. —La mas alta se levantó y comenzó a vestirse después de ponerse el bóxer.
La castaña se levantó envolviendo su cuerpo con la sábana. Antes de que Lisa saliera de ahí, Jennie la tomó del brazo haciendo que la mirara.
—Piensa en lo que te dije, disfruté demasiado estar contigo al igual que tú también lo disfrutaste. Me encantaría que se repitiera. —La castaña se puso de puntitas depositando un beso mojado en el cuello de Lisa.
Lisa sintió un pequeño cosquilleo al sentir el tacto de los labios de Jennie. Pero la pelinegra no dijo nada, simplemente salió de ahí, la culpa acosándola.
El agua había estado corriendo por casi 20 minutos. Lisa seguía bajo el agua cabizbaja tratando de encontrar alguna respuesta concreta en relación con lo que había pasado la noche anterior.
¿Qué fue lo que pasó? ¿Por qué fuiste a su habitación? ¿Por qué no te detuviste? ¿Como pudiste hacerle esto a Rosie?
Esas eras varias de las miles de preguntas que corrían por la cabeza de Lisa. No sabía cuál era la razón por lo que había hecho eso, en realidad si sabía cuál era la razón, solo no quería admitirlo.
Solamente había una razón y era más que simple, era porqué deseaba a la castaña. Lisa deseaba sentir los labios de la Jennie desde hace meses. Quería sentir el cuerpo de la castaña, quería besar cada rincón de su cuerpo. Lisa deseaba meterse entre las piernas de Jennie desde hace meses y así fue.
Lisa decidió ser egoísta y cumplir sus deseos, decidió ignorar su matrimonio, decidió ignorar la promesa que le había hecho a la rubia cuando se casaron.
Lisa ignoró que su esposa estaba en el hospital, aun luchando por su vida. Se olvidó de su esposa y se dejó llevar por la tentación y el deseo.
No le importó que se fuera a quemar al jugar con fuego. Fue como si alguien la hubiera hipnotizado, y esa persona era el pequeño demonio que estaba viviendo en su casa desde hace meses.
Lisa sintió como sus lágrimas comenzaron a salir. Sabía que lo había hecho había estado mal, la culpa estaba completamente apoderada de ella. ¿Como le iba a dar la cara a Rosé después de lo que había pasado? Era sábado así que iba a pasar la mayoría del día con ella como lo hacía desde a principio.
Lisa recordó las palabras de la castaña nuevamente Este será nuestro secreto. La pelinegra no dejaba de pensar en eso, ¿sería capaz de ocultarle algo como así a Rosé? ¿Sería honesta con ella y le diría la verdad de lo que había hecho? ¿Sería que tomaría lo que Jennie le había dicho en cuenta y mantener ese secreto? ¿Sería que lo que había pasado se repetiría?
Nuevamente, todas esas preguntas invadieron su cabeza.
Lisa no supo cuánto tiempo pasó bajo el agua, pero por fin se terminó de bañar. Se arregló sin mucho ánimo y salió de ahí. Pensó en desayunar algo o por lo menos tomar un café, pero no tenía apetito de nada.
Lisa salió de ahí lo más rápido que pudo sabiendo que tal persona estaba en casa y no quería topársela.
La tailandesa entró a la habitación que ya conocía por varios meses, la habitación no tenía el típico look de hospital, Lisa se había encargado de darle un pequeño toque más familiar. La habitación tenía varios floreros con diferentes tipos de rosas y flores que le gustaban a Rosé. Había unas cuantas fotos de ella y Rosé y unos cuantos libros de que le gustaban a Rosé.
Lisa siempre leía para Rosé, especialmente los fines de semana, ya que esos eras los días en los que Lisa pasaba más tiempo con Rosé. Lisa la visitaba de a diario, pero entre semana la visitaba antes de trabajar y después de trabajar por un poco.
La rutina de los fines de semana consistían en Lisa llevarle flores a Rosé y platicar con ella un poco. El día seguía con Lisa leyéndole un libro, después de tomarse un break. Lisa le daba un baño de esponja a Rosé.Al terminar el baño de esponja y darle un cambio de ropa cuidadosamente a su esposa, Lisa se tomaba una pequeña sienta junto a Rosé. Al despertar de su sienta, Lisa veía un poco de tele, ya fuera una película o un show. Terminaba su día platicando con Rosé para después irse a descansar y seguir la misma rutina los domingos.
Pero esta vez Lisa no sabía qué hacer. No sabía cómo le daría la cara a Rosé. Aunque Rosé no podía responderle a Lisa cuando ella le hablaba, era obvio que Lisa no sabría cómo decirle lo que había pasado con Jennie. En realidad, Lisa no sabía si sería buena idea decírselo.
Al entrar a la habitación, Lisa dejó un florero en la mesita cerca de la cama de Rosé como lo hacía cada sábado. Lisa observó a la rubia durmiendo tan serenamente. Lisa se quedó mirando a Rosé sin saber que decir sintiendo como una lágrima escapaba de uno de sus ojos.La pelinegra se sentó al lado de la rubia y enterró su rostro en una de las manos de Rosé que estaba puesta sobre la cama. Sintió como sus lágrimas comenzaron a rodar por sus mejillas aún más, Lisa comenzó a sollozar en silencio. No tenía palabras para decirle lo que había hecho, sabía que debería decirle lo que había pasado. Era lo mínimo que podía hacer.
No tenía el valor suficiente para decirle esas simples palabras a la rubia me acosté con tu hermana. Te fui infiel. Soy un pedazo de mierda. Esas eran las palabras se repetían una y otra vez en la mente de Lisa.Lisa quería decirle la verdad a Rosé, pero sabía claramente que no obtendría respuesta alguna de la rubia. Lo único que pudo salir de su boca fue un perdóname y te amo.
Lisa pasó largo ahí, llorando. Sentía un gran peso en los hombros y en el pecho, ese gran peso tenía nombre, culpa.
Si tan solo se hubiera detenido cuando beso a Jennie. Pero no fue así. Lisa quería que pasara todo eso, Lisa quería acostarse con Jennie, su cuñada. Lisa deseaba acostarse con la castaña desde hace tiempo.Si, Lisa era fuertemente atraída por Jennie, pero estaba casada. Y lo peor era que estaba casada con la hermana de Jennie. Lisa había sido egoísta, no había pensado en Rosé, no había pensado en nada más que sus propios deseos egoístas.
Lisa pasó menos tiempo de lo normal, ya que ni soportaba darle la cara a Rosé.
Quería que la tierra se la tragara, no solamente sentía vergüenza, también sentíacoraje consigo misma.
Daria lo que fuera por estar en el lugar de la rubia, pero eso sería una salida fácil. Merecía vivir con la culpa.
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Un poco corto, pero en la noche les subo el otro cap, ya que lo tuve que dividir en dos partes.
No olviden de votar y comentar uwu, así me ayudan a posicionar la historia.
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Ella y Yo (JENLISA) (CHAELISA) G!P
FanfictionDos hermanas, un amor prohibido. Un terrible secreto, una gran mentira. ¿Qué pasaría si el secreto saliera a la luz? Jennie y Rosé son medias hermanas, pero se criaron como hermanas propias ya que desde pequeñas hacían todo juntas, ir a la misma esc...