Capitulo 2: Un salida de amigos completamente normal

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—…Entonces es la cuarta vez que llamo a los servicios de ayuda esta semana, mi esposa no me cree y se llevo a los niños, pero ¡Puedo jurar que el tostador se mueve por las noches! ¡Me quiere matar! ¡Necesito su ayuda operador! ¿Operador?... ¿Se encuentra allí?

Los ronquidos ya eran difíciles de ocultar y eso lo notó el cliente. Oscar hace más de media hora que habia dejado de escuchar y, por culpa de la falta de sueño, se habia quedado dormido en su posición; total, nadie lo notaría, el casco ocultaba por completo su rostro. Este trabajo le habia otorgado la mágica habilidad de ¡Dormirse sentado! Y en una silla de rueditas para completar la cosa.

Al final el cliente colgó molesto, debía llamar a otro operador al instante.

Oscar no estaba siendo un imbécil ¿Si? Si le dieran un trabajo que no consumiera su alegría y su juventud, no trataría tan mal a la gente. Además ahora soñaba con una dulce playa tropical, rodeado de un brillante mar azul, unas bebidas espirituosas servidas en piñas con sus sombrillitas, atendido por dos morenas semidesnudas en traje de baño, mientras el disfrutaba su vida lo más lejos del trabajo, de su horripilante jefe y de la pesada de Rebeca , en paz y tranquilidad.

—Oscar…

¿Quién le hablaba? ¿Acaso era el del asado? Moría de hambre.

—Oscar…

Un asado mar y tierra con sus camarones, y una ensalada tropical. Hace tiempo que no comía una comida casera, extrañaba la comida de su hermano.

—Oscar…

Una de las chicas se acerco trayéndole el almuerzo, pero esta vez ya no era una morena sexy, era ¿Sebastián? ¡¿Qué carajo hacia Sebastián semidesnudo en sus sueños?!

—¡Oscar!

Ese grito fue tan potente que logró tirar al de armadura azul de su silla, despertándolo en el proceso. En cuanto el chico logro reaccionar y caer en cuenta que no estaba en una playa tropical, levantó su mirada, encontrándose con el mismísimo Sebastián mirándolo con los brazos cruzados, a su lado habia un chico de armadura roja, ¿José olvido algo en su piso?

—¡¿Qué carajo te pasa a vos?! ¿A caso no ves que estaba dormido?

Sebastián le ofreció su mano y le ayudo a levantarse. No era ninguna sorpresa que Oscar hiciera estas cosas, es más, le asustaría si no lo hiciera. Pero, no quería que esto pasara en este momento, le estaba poniendo en vergüenza frente al nuevo.

—¿Qué hace José aquí? — habló el de armadura azul, señalando al nuevo— Si vienes por “Esa cosa” te dije que me buscaras a la salida, que si el jefe nos ve con eso nos mata.

Sebastián tosió fuerte, en señal de que cerrar la boca. No quería saber con que clase de alcohol estaba traficando ahora.

—No es José—Tomo al nuevo de los hombros y lo acerco a su lado—El es Vicente, va a estar con nosotros un tiempo siendo entrenado como operador de llamadas.

Oscar lo miro de arriba abajo ¿Qué clase de miserable alma aceptaría este trabajo? Bueno, conscientemente.

—¿Y lo tengo que entrenar? Porque tengo cosas mucho más importantes que hacer Federico.

—El jefe dijo que SEBASTIAN era quien iba a entrenarme, señor. Dijo que era la persona más capacitada de la empresa.

Sebastián iba a abrir la boca, pero fue interrumpido por el nuevo, quien con cierto tono odioso, le recalco las ordenes del jefe y sobretodo su nombre. Sabia que era mala idea hacer enfadar a Oscar, ya el nuevo lo descubriría con el tiempo, pero le alegraba tener un cómplice en la oficina.

Protocolo de Emergencia Ante un Idiota en potencia (Ayuda Mundial)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora