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—Harry, ¿a que crees que sabría el color morado? —Blaise estaba sentado en el banquito en la terraza de su departamento.

Las semanas pasaban y Harry y Draco tenían que hacer un trabajo para la clases y habían decidido ir al departamento del azabache.

Harry pensó un momento la respuesta para la extraña pregunta que Blaise le había hecho.

—Bueno, yo creo que sabría a uva. ¿Y tú?

—¡Exacto! A uva. —miró a Draco.— Draco me dijo que sabría a melón, eso no tiene sentido.

—Lo dije porque estoy concentrado en hacer éste trabajo y no en contestar preguntas tontas. —rodó los ojos el rubio.

—Era una pregunta fácil, no tenías que pensar tanto. Harry me entiende.

—Harry sabe que contestarte porque va a tener un bebé y tiene que estar preparado para preguntas cómo esas. —suspiró casando Draco.

—¿Disculpa? —Blaise se llevó una mano al pecho, ofendido.— ¿Me estás diciendo niño?

—No sé, ¿tú qué crees? —le saco la lengua.

—¡Oye! Harry, Draco me acaba de sacar la lengua, dile algo.

—Haber, abre la boca. —Blaise, confundido abrió la boca para mostrarle a Harry.— Yo no veo que te haya sacado la lengua.

Draco rió burlándose de Blaise y éste cruzó sus brazos molesto.

—Por favor, basta de pelear. Ya tengo un bebé que molesta con sus pataditas, no quiero dos niños más que molesten con sus peleas. —pidió Harry, sentadose en el sofá.

—¿Estás bien? —se acercó Draco.

—No ha dejado de patear. —puso sus manos sobre su estómago.

Draco sonrió.

—Quizás está feliz de que yo esté aquí. ¿Puedo? —Harry asintió y Draco puso sus manos sobre su estómago, sonriendo cada vez que sentía una patada de la niña.

—O quizás está ansiosa por salir.

—También, pero todavía queda más de un mes. —acarició el estómago de Harry y suspiró.— Puedes descansar, solo nos queda la parte final del trabajo. Eso lo puedo hacer yo.

—Gracias, Draco. ¿Quieren comer algo? —se paró del sofá.— Luna me mando unas cositas.

Debido a que faltaba poco para que diera a luz, su jefe le había dicho que no vaya a trabajar más, ya que, además no podía estar parado tanto rato por su dolor de espalda.

—¿Les gustan los panqueques? —comenzó a buscar las cosas para hacerlos.

—Harry, descansa. No puedes estar tanto rato parado. —se acercó Draco a su lado.

—No es para tanto, Draco. —Harry lo miró a los ojos.

—Ustedes deberían casarse. —soltó Blaise mirándolos.

Las mejillas de Harry enrojecieron y miró la fuente entre sus manos. Draco miró a Blaise molesto, el cual sólo se encogió de hombros con una sonrisa burlona.

Draco fue a buscar una silla y la puso junto a Harry.

—Cuándo te canses, te sientas. El doctor dijo que no te podías esforzar tanto.

—Está bien. —y así, sentado junto a la encimera, Harry empezó a hacer la mezcla para los panqueques.

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 Enamorados [Drarry] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora