atenas

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Martin y Juanjo se quedaron envueltos más tiempo del que ambos pudieran imaginar; abrazados, con sus pieles adornadas de gotas de agua, en silencio, sin necesidad de decir nada más.

Aquella noche tampoco dijeron gran cosa, únicamente se fueron a la cama en silencio, pronunciando un "buenas noches" que salía en forma de susurro ahogado... Alejado de la realidad que hasta ese día les había envuelto egoístamente...

Los rayos del sol comenzaban a asomarse no muy intensamente entre los huequecitos de la gran persiana que había tras el ventanal de la habitación...

El primero en abrir los ojos fue Juanjo, quien bostezó torpemente, sin ser muy consciente en ese instante del cuerpo que dormía tranquilamente a su lado, no demasiado cerca.

Al igual que la mañana anterior, se permitió mirarle detenidamente cada detalle de su rostro... cada lunar de su cuello.

Recordó la noche anterior, cada lágrima que caía por su rostro, entremezclando cada sentimiento que su corazón sentía...
Le abrazó, chocando su pecho con el contrario, con su corazón latiendo descontroladamente; sintiendo el otro cada vez a mayor velocidad...

Por fin tuvo la valentía de hacerlo, de permitírselo, de comenzar a ser el.

Rezando a todo lo que se le pasaba por su mente para que no necesitara volver a ponerse aquella estupida barrera... Ansiando por que saliera bien.

Cuando lo rayos de sol se hicieron más evidentes en aquel lugar, Juanjo, quien aún seguía observando al vasco, lo sintió moverse bajo las sábanas que le cubrían; tardando un poco más en abrir sus preciosos ojos...

Juanjo seguía ansiando verlos abiertos, con ese verde que le volvía loco... Con ese brillo que desde el primer día le hizo perder la cordura.

Ya estaba cansado de huir

— Hola — dijo tímido en cuanto pudo ver a Martin abrir los ojos, sorprendiendo a este.

—Hola —sonrió de vuelta, sin saber muy bien que significaba aquel despertar; sin saber muy bien lo que debía decir después de aquello

Antes de que pudiera preocuparse más, Juanjo, se ocupó de ello, rompiendo el silencio que extrañamente, no se hizo nada incómodo...

— Creo que ya sé dónde vamos a ir hoy —dijo cogiendo su móvil y buscando algo que Martin no consiguió ver.

— Te acabas de despertar y ya has podido pensar? — preguntó con tono de burla mientras sonreía — Wow, eso sí que no me lo esperaba— terminó por decir.

—Vas a ver muchas cosas que no te esperas de mi, friki —contestó el maño, girando su móvil, enseñándole lo que había buscado segundos atrás.

Martin, quien no se lo esperaba en absoluto, quedó en shock, intercambiando su mirada entre el móvil y el chico que tenía enfrente, con los labios en forma de O, sin saber muy bien que decir en ese momento.

—En serio pienso en tremenda excursión y no vas a decir nada?!— exclamó Juanjo rodando los ojos —Me sirve incluso uno de tus estupidos comentarios— dijo simulando estar molesto...

—Me lo estás diciendo en serio Juanjo?— preguntó aún con los ojos muy abiertos.

—Madre de dios —dijo levantándose de la cama —Vístete, el vuelo sale en 3 horas y media— volvió a decir mientras cogía algo de ropa y se metía al baño a darse una ducha.

Martin seguía inmóvil en la cama, ahora ya sentado, con uno de sus brazos sosteniendo su peso hacia atrás; sin poder creer que el chico que le había estado haciendo los días agotadores, se hubiese levantado pensando en aquel día, reservando incluso dos billetes de avión para pasar los días en otro punto de Grecia; lejos de allí...

la apuestaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora