Capítulo 1: Juegos de Miradas

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El chat estaba encendido, llenándose de mensajes de sus seguidores mientras Alondra y Rainelis se preparaban para iniciar su stream de esa noche. Era un momento habitual para ambas, pero había algo diferente en el aire que Alondra no podía ignorar. Se sentaron juntas frente a la pantalla, las luces parpadeantes creando un ambiente acogedor y lleno de energía.

—¿Están listas para un juego de miradas? —preguntó Rai con una sonrisa traviesa, sus ojos brillando como estrellas en la oscuridad.

Alondra se rió nerviosamente, sintiendo que su corazón latía más rápido. Era un juego que habían hecho en algunas ocasiones anteriores, una forma divertida de interactuar con su audiencia y también un desafío entre ellas. Se miraron fijamente, los rostros llenos de complicidad, mientras el chat estallaba

Con la cuenta regresiva marcada en la pantalla y el temporizador corriendo, el ambiente se cargó de tensión. Alondra sintió cómo el calor le subía a las mejillas mientras sostenía la mirada de Rai. Esa chispa en sus ojos la traspasaba, y cada segundo que pasaba, Alondra se sentía más atrapada en un torbellino de emociones que no sabía cómo manejar.

Mantenían el contacto visual, los matices de sus expresiones comunicando un idioma que solo ellas comprendían. Alondra murió de risa al ver cómo Rai intentaba contener la risa, y de repente, una oleada de preguntas se desató en su mente.

*¿Qué es lo que realmente siento?* Se cuestionó. *¿Es solo admiración, o hay algo más?* Rai era tan segura de sí misma, tan atractiva, y esa energía la cautivaba de maneras inesperadas. Sin embargo, la profundidad de sus sentimientos la asustaba; había algo más que solo una buena amistad.

—va ganando rai —ponian en el chat, llenando la pantalla de mensajes enérgicos y emoticonos de corazones.

A pesar de la diversión general, Alondra se sintió más concentrada en Rai que en el juego. Aunque trataba de ignorar la incomodidad que crecía en su interior, no podía dejar de notar cómo la mirada de Rai se hacía más profunda, como si intentara ver el alma de Alo

Rai había comenzado a morderse el labio, una acción tan sutil pero tan provocativa que hizo que el corazón de Alondra se acelerara aún más. *¿Por qué debo sentirme así?* Se preguntó, sintiendo una mezcla de miedo y emoción ante la idea de tener esos pensamientos sobre su amiga.

La atmósfera entre ellas se volvió densa, un silencio lleno de significado que se asentó sobre el juego. Alondra estaba perdida en sus pensamientos, preguntándose si lo que sentía era real o solo una ilusión alimentada por su propia confusión. *¿Y si le confieso que me atrae?* La idea la llenaba de nerviosismo, y a la vez, de un deseo innegable de explorar esas nuevas sensaciones.

El chat estalló en comentarios divertidos, pero Alondra estaba sorda a su interacción. Sentía que todo giraba a su alrededor, y el único punto fijo era Rai. El juego de miradas se había convertido en algo más, un espacio donde la tensión eléctrica se entrelazaba con sus deseos ocultos.

Finalmente, después de lo que pareció una eternidad, el chat estalló en mensajes: “¡Alo está nerviosa! ¡Es obvio que hay química!” La realidad del momento las golpeó; Alondra se sonrojó y desvió la mirada. Pero a pesar de su confusión, ya no podía ignorar lo que sentía.

Rai, notando la tensión en el aire, decidió romper el silencio con un tono juguetón. —¿Sabes, Alondra? Estoy empezando a pensar que solo estamos jugando a esto para mantener la tensión. La verdad es que, si pudiera, me encantaría besar esos labios —dijo, guiñándole un ojo.

Las palabras de Rai chocaron contra Alondra como un rayo. Su corazón se detuvo por un instante, y, por un segundo, la incomodidad se disipó ante el impacto de la broma. La reacción de Alondra fue inmediata: se sonrojó profundamente, sintiendo cómo la calidez se apoderaba de su rostro.

—Puñeta rai ¡Basta! —exclamó, tratando de reprimir una risa nerviosa—. Deja las bromas, Rai. Esto es... es un juego.

El chat estalló en risas y comentarios animados, pero la seriedad de Alondra hizo que Rai atenuara su expresión, aunque una sonrisa traviesa seguía pintada en su rostro. La reacción de Alondra no pasó desapercibida, y en lugar de sentirse ofendida, Rai encontró la incomodidad de su amiga adorable y reveladora.

—Lo siento, no puedo evitarlo —dijo Rai, riendo suavemente—. Me gusta hacerte sonrojar.

Alondra, aún sintiéndose nerviosa, no pudo evitar reír también. A pesar de la tensión en el aire, había algo liberador en la broma. *¿Y si realmente hay algo más entre nosotras?* La idea seguía rondando en su cabeza, pero ahora había un lugar para la posibilidad, aunque todavía llena de dudas.

—Bueno, tal vez deberíamos centrarnos en el juego—propuso Alondra, intentando retomar el control del stream y sacudirse el nerviosismo. Sin embargo, en su mente, la chispa de las palabras de Rai continuaba ardiendo, iluminando esas partes de su deseo que había mantenido en la oscuridad.

Mientras el chat continuaba llenándose de mensajes, ambas jóvenes compartían una mirada que hablaba de nuevas posibilidades. Aunque el juego de miradas había comenzado de manera inocente, ahora era un portal a lo desconocido, y Alondra sabía que su vida estaba a punto de cambiar, ya fuese en la amistad o en algo más.

La noche avanzaba, llena de risas y revelaciones no dichas. Habían abierto una puerta que nunca pensaron cruzar, y aunque el futuro era incierto, una cosa era segura: el juego apenas comenzaba.

Más allá de la Pantalla (railo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora