Capítulo 3: Sombras de Celos

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Los días siguientes transcurrieron como un hermoso sueño para Alo y Rai. Su conexión se profundizaba con cada conversación, cada stream y cada momento compartido. Se pasaban mensajes y memes por la noche, a veces hasta altas horas, riéndose de sus propias bromas internas. Sin embargo, bajo la superficie de esta felicidad, comenzaban a surgir sombras.

Todo comenzó un viernes por la noche. Alondra decidió organizar un stream especial. Quería que fuera divertido y auténtico, así que invitó a una amiga para que se unieran a ella.
Caprimit, era una  stremer que había conicido. y había mostrado cierta admiración por Alondra.Durante la transmisión, ella no pasó por alto la oportunidad de coquetear con alo lanzándole bromas y cumplidos que hicieron que el chat se volviera loco.

Mientras Alondra intentaba mantener el flujo del stream, leyendo a sus seguidores y disfrutando de la interacción, sintió en su pecho una punzada de incomodidad. Al observar a Caprimint comportándose de manera juguetona y posesiva, empezó a preguntarse si Rai estaría en la misma sintonía. Así que decidió no darle demasiada importancia.

Aquella noche, después de que el stream terminó, se dieron un respiro en la conversación en línea, cada una instalada en sus respectivas casas. Sin embargo, Alondra no pudo evitar notar que Rai parecía un poco distante. Cuando finalmente se encontraron en una videollamada, la  energía en la habitación de Rai era notoriamente diferente.

“¿Todo bien rai?”, preguntó Alo notando cómo Rai evitaba mantener el contacto visual.

“Sí, estoy bien. Solo... vi tu stream. Caprimint realmente parece tener una buena conexión contigo, ¿no?” La voz de Rai tenía un tono suave pero cargado de una inexplicable tensión.

Alondra sintió que la pequeña chispa de celos se encendía en su interior. “Rai, sabes que solo es una amiga, No significa nada para mí. La química que tenemos tú y yo es diferente, es especial”.

“Eso espero michelle.” Rai frunció el ceño, mostrando una mezcla de inquietud y competitividad. “Porque no me gusta cómo te mira. Ella no debería coquetearte así frente a todo el mundo”.

Alondra frunció el ceño, sintiendo una mezcla de sorpresa y frustración. “Pensé que eras más segura.” En ese momento, se dio cuenta de que la vulnerabilidad de Rai la hacía tan humana y real, pero, aún así, hería su orgullo.

“Lo soy. Solo es que... no puedo evitarlo. Eres increíble, y no quiero que nadie te mire de esa manera”, admitió Rai con sinceridad. “Quiero que sepas que estoy aquí por ti, y me gustaría que lo dijeras cuando te sientes incómoda”.

La tensión era palpable. Alondra nunca había visto a Rai así: entre nerviosa y posesiva. “Rai, te prometo que no hay nada que temer. Quiero que confíes en mí. Eres todo lo que busco.”

Con las emociones a flor de piel, ambas sintieron el momento cambiar. La risa y la ligereza que habían compartido antes se habían reemplazado con una carga potente de emociones no dichas. Rai hizo una pausa, su mirada más intensa. “No puedo evitar imaginar lo que pasaría si decidiéramos alejarnos de esto. Si en algún momento la gente comienza a acercarse, especialmente alguien como Caprimint.”

Alondra se quedó sin palabras. Una parte de ella quería tranquilizar a Rai, pero la otra parte también entendía que su propia inseguridad había contribuido a la situación. “Ciertamente no quiero que eso pase. Me gustaría que nos sintiéramos libres de todo. Tal vez deberíamos hablar de esto más a fondo en persona.”

“Quizás tengas razón”, respondió Rai, buscando su expresión. “Solo... prométeme que serás honesta conmigo. No hay nada más que quiera que ser sincera la una con el otra.”

“Lo prometo”, dijo Alo, sintiendo una oleada de diálogo entre ellas, un deseo fuerte de discutir cada rincón de sus sentimientos.

Al final de la llamada, aquella noche se sintió diferente. La conexión que habían creado seguía viva, pero estaba marcada por la herida de los celos y la posesión. Ambos eran conscientes de que necesitarían trabajar en la confianza mutua si querían que lo que tenían floreciera.

A la mañana siguiente, Alondra decidió que la mejor manera de mostrarle a Rai cuánto significaba para ella sería preparar una sorpresa. Se dedicó a planear una tarde de películas en su casa, donde podrían aislarse del mundo exterior y reconectar sin distracciones ni inseguridades.

Así, mientras la tarde llegaba, Alondra esperaba sentir la chispa del regreso a la normalidad. Sabía que estaba dispuesta a luchar por esa conexión y resolver juntos los celos que podrían amenazar lo que estaban construyendo.

Más allá de la Pantalla (railo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora