En el baño

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Desperté gracias a la vibración de mi celular, un par de mensajes habían llegado, cuando miré a un lado de la cama este se encontraba vacío, mis preguntas sobre dónde se encontraba mi novia fueron respondidas cuando escuché la lluvia artificial cállense en el baño.

Dudosa caminé hasta el baño cuando sentí el agua cerrarse, dentro de este se encontraba mi novia tapada con una toalla mientras que un par de gotas caían por su cuerpo y de su cabello mojado.

-Que bonita eres mi amor- sonreí acercándome para abrazarla por la espalda, podía ver su sonrisa a través del espejo frente a nosotras.

Aquella risita nerviosa salió de ella para luego darse una vuelta quedando frente a mí dejándome ver de cerca sus mejillas sonrojadas.

-Tu lo eres más mi amor- habló besándome suave.

Baje los besos a su cuello aún con un par de gotas, su piel tibia se erizo bajo mi toque.

-Amanecí con ganas de mi hermosa mujer- susurré con una sonrisa coqueta

Tome la esquina de la toalla abriéndola lentamente para deleitarme con el cuerpo de la pelirroja frente mío, la dejé caer al suelo dejándola expuesta frente a mi.

Con mis manos acaricie los costados de su torso subiendo por este hasta llegar a sus pechos, los cuales amase suavemente para luego concentrarme en sus pezones que ya comenzaban a ponerse duros.

Tome a Victoria por los muslos y la subí al mueble del baño para poder tomar uno de sus pechos en mi boca. Subí mi mirada encontrándome con el rostro de mi chica, a pesar de estar mordiendo su labio podía notar aquella sonrisa coqueta.

Mis manos aún en sus muslos los apretaban suavemente subiendo de a poco.

-Te voy a comer completa mi amor- solté mientras bajaba mis besos por su abdomen hasta llegar a su cadera dejando un par de mordiscos es esta.

Me agaché dejando mi rostro justo frente a su vagina brillante por la humedad. Su olor era exquisito y moría por probarla.

Pase mi lengua suave por sus pliegues recolectando un poco de su humedad, no pude evitar gemir cuando su sabor explotó en mi boca.

-Sabes tan deliciosa- hablé para luego volver a lamer su carne.

Los suaves gemidos de Victoria me motivan a seguir con mi trabajo, sus penetrantes ojos azules me observaban con hambre.

- Que rico- gimió victoria cuando succione su clitoris suavemente.

-Te gusta así mami?- pregunté para ahora concentrarme en su palpitante nudo de nervios.

-Si - jadeo- Me comes tan rico- habló acercándome aún más a ella como si eso fuese posible.

Continué con mi trabajo ahora agregando un dedo en la entrada de la pelirroja, quien venía cada vez más fuerte debido a la estimulación que le brindaba.

-Más- pidió mirándome.

Y con nuestras miradas conectadas agregué otro dedo, Victoria tiró su cabeza hacia atrás totalmente extasiada.

Luego de un rato podía sentir como apretaba mis dedos en señal de un inminente orgasmo.

-Que carajo te pasa- pregunto molesta cuando quite mis dedos- Estaba por venirme- su voz desesperada me alentó más a hacer lo que había pensado hace un rato.

-Esperame aquí bebita- hablé rápido, para salir casi corriendo a buscar uno de nuestros juguetes preferidos.

Cuando volvi con el dildo doble en mis manos me encontré con mi novia acariciando su clitoris suavemente.

- Pero que desesperadita estás mami- hablé apreciándola- Algún día deberías hacerme un show de esos- agregué acercándome a ella, para comenzar a besarla callando aquellos pequeños jadeos que soltaba gracias a sus caricias.

-Levántate- hablé tirando de su cadera para bajarla del mueble- date la vuelta amor- hablé no sin antes dejar un desesperado beso en sus labios.

Con toda la excitación que sentía y lo mojada que estaba no necesite ayuda para insertar una de las partes del juguete.

Empuje los hombros de Victoria dejándola con la espalda arqueada levantando su tracero.

Podía ver su rostro ansioso por el espejo, tome el dildo y lo acerque a su zona, introduciéndolo lentamente mientras veía su rostro cambiar a aquella mueca de placer junto a aquel gemido obsceno que salió de su boca.

-acho que rico- gimió mientras yo me movía lento, haciendo ondas con mi cadera.

Tome sus caderas apretándolas fuerte, seguramente quedarían algunas marcas más tarde, me acerqué a su espalda para depositar besos en ella, aquel tatuaje se veía mejor en esa posición.

-Me encantas Victoria- hablé apreciándola, sus nalgas rebotaban con cada choque de mi cadera, al igual que sus pequeños pechos que se movían al ritmo de nuestras estocadas y su rostro contraído en placer.

-Se siente tan rico mi amor- gimió cuando tome su cabello tirándolo mientras daba fuertes estocadas.

Estiré mi mano para rodearla y acariciar su clitoris, los gemidos de ambas y los sonidos de nuestras pieles humedad chocar creaba una atmósfera casi obscena.

Solo un par de toques bastaron para tener a Victoria temblando frente al espejo.
Verla tan débil y sumisa me prendió tanto que solo con un par de movimientos me encontraba aferrándome fuertemente al cuerpo de mi novia mientras trataba de calmar mis espasmos debido al orgasmo que había tenido.

Las respiraciones comenzaron a ser más calmadas y nuestros cuerpos se relajaron haciéndonos volver a la realidad.

Un pequeño jadeo salió de nuestras bocas cuando retiré el juguete de nuestro interior.

-Ahora voy a tener que bañarme nuevamente- habló Victoria girándose tan rápido como sus piernas aún temblorosas la dejaban.

-Pues te acompaño- hablé coqueta adentrándonos a la ducha.

Esta demás decir que dentro de esta volvimos a tener otra ronda.

One ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora