Maravillosa coincidencia

Capítulo trece: Una maravillosa conexión

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Harry suspiró con tanta fuerza que las personas a su alrededor de la enorme mesa dejaron de hablar.

Siendo honesto, sabía que estaba pidiendo un favor y que su actitud era inadecuada, pero la cortesía se había ido en el mismo instante en que utilizaron las palabras traidor y Draco en la misma frase.

—Reafirmo mi postura —dijo con seriedad—. Creo que se deben levantar las prohibiciones a la familia Malfoy.

Ellos también suspiraron.

—Señor Potter, ellos se encuentran recluidos en su mansión, sin necesidad alguna, ¿aun así, no se encuentra conforme con la decisión? —preguntó un hombre con el ceño fruncido.

Otra vez, pensó Harry. Era como un ciclo infinito.

—¿Sin necesidad alguna? —reclamó molesto, sin poder creerlo—. Draco Malfoy, está en el mundo muggle, sin contacto con sus padres que están encerrados. ¿Por qué deben estar separados? ¡Esa familia, luchó en la guerra para estar juntos!

El hombre se movió cansado, parecía desinteresado.

—En comparación con los demás criminales, su sentencia fue bastante ligera, señor Potter. Fuimos indulgentes, diría yo.

Harry apretó los dientes, abrumado con la ira que estaba consumiendo su cabeza con rapidez, intentó tranquilizarse, no debía perder los estribos con las únicas personas que podían ayudar a Draco.

Pero aun así, que ellos solo cerraran los ojos y fingieran que son amables, le revolvía el estómago con esa hipocresía.

—¿¡Le parece amable mantener a un hijo lejos de sus padres!? —reclamó exasperado—. ¿¡O ser arrojado al mundo muggle completamente solo!? ¿¡O prohibirle hacer magia dejándolo indefenso!? ¡Prácticamente, lo mandaron a morir!

Los hombres se removieron nerviosos. Harry pensó que ninguno de ellos estaba interesado en el sufrimiento de Draco. Si no hubiese hablado de los Malfoy, quizás sus restricciones seguirán durante mucho tiempo más.

¿Pero cuánto más planeaban mantenerlos con el castigo? ¿No era casi como una venganza tenerlos sin poder verse?

—Aunque sea un pedido especial de su parte —comentó un hombre sin expresión—. Necesitamos evaluar la condición de los Malfoy. No olvidemos que Lucius y Draco Malfoy, llevan la marca y son mortífagos; son criminales de guerra.

Harry endureció la mandíbula, y arrugó los ojos en dirección al hombre. Siendo honesto, entendía al mago, conocía la maldad de los mortífagos, era su trabajo cazarlos y meterlos a Azkaban.

Pero también reconocía el valor en algunos de ellos, no todo era blanco y negro.

Vio personas bondadosas, volverse malvadas, y personas malas, sacrificarse por otras.

El tiempo cambia a las personas, es una regla absoluta.

Draco no merecía estar sufriendo mientras todos los demás eran felices y avanzaban en su vida. Ya había pagado su deuda.

Sin magia, en soledad y sin amor y protección. ¿Qué más necesitaban para sentirse satisfechos?

¿Querían verlo destruido y solo entonces podría volver con sus padres? ¿Qué más querían que perdiera si ya no tenía nada que entregar?

—Hubo dos momentos en que casi perdimos la guerra contra Voldemort. —Les recordó tranquilamente.

Los hombres se tensaron ante su nombre, y Harry tuvo una pizca de celos, porque el villano era temido y obedecido, y el héroe tenía que dar explicaciones.