Capítulo diez: Los horribles recuerdos

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Harry parpadeó confundido, sintiendo que despertó de forma violenta de un sueño, que su cerebro no logra conectar sus ojos y su mente.

Observando sin entender lo que veía, se quedó sin aliento, apoyado en sus rodillas, alzando la espalda para alejarse del cuerpo delgado.

¿Por qué estaba sobre Draco? ¿Por qué tenía el cuerpo herido? ¿Por qué lloraba?

¿Lágrimas reales? Se preguntó sintiendo que el malestar le estallaba en la cabeza, mareándolo, robándole el calor del cuerpo.

—¿Yo hice esto? —preguntó tembloroso—. ¿Pollito? ¿Yo hice esto?

El chico no reaccionó, no pareció escucharlo.

Harry observó su boca lastimada, hinchada y sangrante, sus dientes aferrados a su labio inferior para no hacer ruido al llorar, para silenciar su dolor.

Notó cómo le temblaban las manos, tenía moretones en las muñecas, e intentaba cubrir sus ojos con fuerza, quizás para no mirarlo.

Para no mirar al monstruo cruel que tiene encima.

Bajo la vista, observando su pecho, notando aterrado, que la carne estaba cubierta de zonas sangrantes por mordidas. Sus pezones resaltan enrojecidos con marcas a su alrededor, creando un cuadro pintado de colores sobre su piel enfermiza.

¿Por qué estaba tan pálido? ¿Por qué parecía que desaparecería en cualquier momento?

Inhalo, sin sentir que el aire entraba a sus pulmones, sentía que se asfixiaba, que el estómago se le revolvía.

Su mirada se paseó por su ombligo, notando que había marcas moradas y rojizas. Sus dientes estaban perfectamente marcados, seguramente clavados con fuerza, con rabia, hasta rasgar la piel, ya fina y delicada.

Le quedarían nuevas cicatrices, y otra vez era su culpa.

Tuvo que retener el aire en sus pulmones y bajar la mirada, para comprobar que no hizo esa cosa horrible en la que está pensando.

Le tembló la boca y dejó escapar el aire retenido, cuando vio que no lo había hecho.

Sintiendo que se recupera un poco, se movió para retirarse. Eso hizo reaccionar al chico porque gritó lloroso, y se acurrucó contra el sofá, buscando refugio entre sus brazos y piernas, abrazándose con fuerza.

Harry se mordió los labios, sintiendo que los ojos le ardían.

¿Cómo llegaron a esto?

Había querido ser su héroe.

Y ahora era como ellos, peor que ellos.

Porque le prometió nunca dañarlo, le susurró palabras de cariño, y ahora veía que todo lo que dijo no valía nada en comparación a sus acciones, que acaba de echar a perder todo lo bueno que había logrado con él.

Se levantó sintiendo que no tiene fuerza en las piernas, flaquean y queda en el suelo, apoyando la cabeza contra el sofá, de rodillas frente a su cuerpo acurrucado y desnudo.

Recordaba estar hablando con él, escuchar cómo quiere finalizar todo, que no le importa, que va a dejarlo.

Y una voz le dice que es mentira, que eso no es verdad, que él no va a rechazarlo, que quiere que lo tome, que lo haga suyo para que no pueda irse, porque no desea irse, no quiere volver al frío, a la soledad.

Él quiere seguir rodeado de su calor, de su protección.

Y todo está vacío después de eso.

Se siente como si su cabeza se hubiese apagado de repente, como si estuviera durmiendo y al abrir los ojos ya todo está perdido.

Maravillosa coincidenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora