Capítulo doce: La maravillosa confesión

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Tus deditos son encantadores ♡

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Harry observó a Draco de reojo. El chico coqueto, de nuevo, había sacado las garritas debajo de la enorme manta.

Tenía uñas que en realidad podrían cortar la piel con tal facilidad que le causaba escalofríos por el inminente peligro, y aun así, a sus ojos, era encantadora la manera en que clavó las garras en el sofá con nerviosismo al leer su mensaje.

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Y la forma tan tímida en que te

sonrojas también es hermosa.

¿Lo haces para provocarme?

Funciona bastante bien.

Me dan ganas de morder tus mejillas.

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Draco le dio una mirada con los ojos dilatados y brillantes. Su forma de mirarlo le cortó la respiración, le hizo estragos en la zona baja de su abdomen.

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¿Por qué me miras de esa forma?

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La verdad es que Harry hubiera deseado preguntarle cara a cara, cerca de su boca, de su aroma a manzanitas frescas mientras lo toma de las mejillas suavecitas.

Cuando su pollito movió la pluma, sus dedos largos lo hicieron estremecer, se sintió como si tuviera su corazón en la mano y la tinta invisible fuera su sangre que se derrama en cada letra.

Estaba expectante, nervioso, realmente sentía que ahora mismo lo que él dijera sería un golpe fatal.

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Porque te deseo.

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El placer que sintió fue tan abrumador que su pene reaccionó con cosquillas justo en la punta, lo que provocó un accidente húmedo y vergonzoso contra su ropa interior.

Igual que un animal en celo.

Elevó la mirada, estaba francamente, deseoso y desesperado por observar su rostro.

Para saber si era honesto, o estaba bromeando.

Quizás no debió hacerlo.

Estaba al alcance de sus dedos, acurrucado y excitado, esperándolo con esos ojitos grises, hermosos y desesperados, parecía llamarlo a que corriera a su lado para llenarlo de besos.

Pero no podía moverse, porque en ese sofá lo había atacado una vez, y lo que menos quería era traerle dolorosos recuerdos por ser tan brusco con él.

Maravillosa coincidenciaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora