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Draco despertó sintiéndose hambriento, fue un golpe tan abrupto en su estómago que gimió mientras parpadeaba para despertar por completo.
Se sintió como si desde sus entrañas el dolor lo atacara retorciendo sus intestinos y acomódalos. Era tan feroz que le robaba el aliento. Su pecho estaba apretado, le dolían las costillas y sentía el corazón presionado contra ellas.
Y si esa sensación no era suficientemente mala, no ver a Potter a su lado fue aún peor.
Le hizo pensar que estaba solo otra vez.
Que seguía acurrucado en la esquina de su cuarto, observando cómo la puerta temblaba debido a los golpes, cómo la manija se movía y el borde de una silla era lo único que evitaba que se abriera.
Su cuerpo se curvó por las arcadas. El miedo le revolvía el estómago, le hacía sufrir, lo enfermaba.
Iba al bar y bailaba solo para dejar de sentirlo.
Y ahora no podía recurrir a eso, y lo peor, es que no tenía a Harry.
Quería verlo para que le prometiera que todo estaría bien.
Se movió en el armario con lentitud, tenía el cuerpo entumecido y era difícil de mover debido al dolor que sentía en todos sus nervios, huesos y piel. Suspirando, agitó las piernas para que la sangre circulara por ellas.
Jadeando de dolor por el movimiento, abrió ambas puertas para salir de la oscuridad. No debió comerse las estrellas, no tenía al sol para regalarle más.
Incluso ahora pensaba como un tonto enamorado, pensó asqueado de su comportamiento.
Soportó las ansias de llorar, lo peor ya había pasado. Lamentarse por recuerdos sería algo cobarde e inútil de su parte.
Debe mantenerse calmado y ser fuerte, como hasta ahora.
Que Harry le diera cariño, lo suavizo, lo volvió frágil.
Parpadeó al escuchar un leve sonido, alzó la mirada con curiosidad. Notó un pequeño y redondo plato amarillo que flotaba, con una figura pequeña y ridícula de un pollito.
Sintió que el malestar disminuye con rapidez.
Apretando los labios, sintiéndose enojado, avergonzado y feliz, sujetó el plato en sus manos y observó hambriento ese yogur con frutas tan rico que Potter le daba.
Gimiendo, cerró los ojos y disfruto del sabor en su lengua, ¿desde cuándo algo tan simple era una delicia?
Cada bocado era como un regalo, recordándole la dulzura de la vida que había perdido.
Mastico las fresas cortadas, sintiendo la dulzura, la manzana aportando frescura. ¿Cómo podía sentirse tan feliz por comer cuando había llegado a odiarlo?
Casi ya no recordaba el sabor de la comida, y ahora podía sentir los sabores en su lengua después de tanto tiempo.
Comió con rapidez al descubrir que no tenía náuseas, que no había dolor o malestar.
En realidad estaba más hambriento que antes. ¿Potter podría prepararle una segunda ración?
Bostezando, decidió salir de su nido improvisado, pero antes de poder asomar la cabeza, un segundo plato apareció.
Este era de color verde que tenía una serpiente dorada como decoración.
¿El siguiente sería de un hurón rubio? ¿Además, por qué parecían platos de bebés? ¿Qué pensaba ese tonto al comprarlos?

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Maravillosa coincidencia
Fiksi PenggemarHarry Potter no entiende por qué Ginny lo está dejando. No hay pelea, no hay explicación, solo un absoluto silencio. Silencio que es roto por una voz que creía haber dejado atrás. Draco Malfoy. Desaparecido durante años, irreconocible... y ahora, u...