Capítulo 5: Noches de Fiesta

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Hadriel Wood siempre me había llamado la atención, es originario de Jerusalén, habla hebreo, inglés, español y francés, además tiene unos ojos fascinantes uno castaño y el otro de un azul profundo. Su cabello castaño, rizado, es uno de sus rasgos más distintivos. Es amigo de Ackley y me ha gustado desde el semestre pasado. Dios, no puedo creer cuanto ya he pensado sobre él. Además, su padre es de Vancouver.

Después de clases, Ackley y yo decidimos ir a espiar a los jugadores de fútbol americano, un deporte que siempre me ha atraído sin razón aparente.

—Mira —dijo Ackley señalando a Hadriel, el capitán del equipo.

Nos escondemos debajo de las gradas, esperando a Coralee. Probablemente está ocupada con Camelia, pero eso no nos preocupa por ahora.

Después de unos veinte minutos de comida y descanso, noto que un chico está observando a mi compañero con una intensidad que no pasa desapercibida.

—Oye —le susurré a Ackley mientras este se metía la cuchara a la boca—. Voltea.

Ackley no parece notar, así que le doy un codazo.

—Ay, se me cayó mi elote —dice, haciendo una mueca triste.

Era un codazo algo fuerte, pero necesitaba llamar su atención.

—Voltea disimuladamente hacia atrás —le indico, y él asiente, aunque no como esperaba. En lugar de ser discreto, voltea directamente y localiza a su próxima víctima.

Colocó la palma de mi mano en mi frente, sabiendo que no debía esperar otra cosa.

—¿Qué hacen? —pregunta Cora al unirse a nosotros y sentarse sobre su suéter.

—Espiando a Hadriel —responde Ackley con una sonrisa, y lo golpeó ligeramente en el brazo.

Ambos empiezan a hacer sonidos de ambulancia, como solía llamar mi abuela, y se ríen mientras toman el resto de la comida.

Más tarde volví a mi casillero en donde recordaba que había dejado el libro maldito, tomo el libro Alone y cierro mi casillero. Al darme la vuelta intenté esquivar a los chicos de Americano, sin embargo cada vez sentía que me acorralaban más y más.

—Ay, lo lamento —dije mientras me sobaba la sien. Su abdomen era duro y la verdad si me dolió.

—No te preocupes, preciosa—respondió con una voz ronca.

Al levantar la vista, me sorprendí al ver a quien me dirigía. Sus ojos eran hipnotizantes. En realidad nunca lo había visto tan cerca. Era amigo de Andrew y formaban parte del mismo equipo (al igual que Hadriel), lo había visto en el funeral, pero en ese momento no le presté mucha atención.

Era indudablemente guapo, cabello rojo, ojos grandes y azules y con una estatura imponente de 1.90 metros. Su brazo solo adornaba un tatuaje pequeño en cursiva que decía ''divinamente hermoso''. Literalmente parecía escrito por Meredith Ruzz.

A pesar de que ya habíamos cruzado varias palabras anteriormente y por mensaje, nunca me di el tiempo de prestarle suficiente atención.

—Finalmente estamos aquí —. bajó la cabeza metiendo las manos en los bolsillos de sus jeans.

No pude evitar sonreír, varias veces había intentado cruzar palabra con Hadriel y nunca lo lograba, creo que finalmente tenía que avanzar, aunque mi corazón todavía pensaba que Hadriel y yo podríamos tener futuro.

—Las Oliveira tendrán una fiesta esta noche, ¿te veré ahí? —Claus era realmente atractivo.

—Me parece que si, pero aun asi tendrás que esperar a la noche para averiguarlo —le di un guiño.

Recuerdo I: El Recuerdo (B) ©Where stories live. Discover now