⚠ Contiene temas fuertes cómo alcohol y problemas familiares, se sugiere discreción al lector. ⚠︎
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La razón por la que Rodrigo compró la casa en la que vivía fue porque era joven y no tenía dinero para una casa amueblada más nueva y por lo tanto, más cara. El hecho de que nunca fue repintado o incluso limpio, mostró que Spreen o cualquier familiar de este, eran las personas que vivieron allí por última vez. Se llevaron la mayor parte de los muebles excepto un sofá viejo y por supuesto, el teléfono que tenía en la mano, esperando una llamada.
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Spreen se encontraba agachado contra la pared, sus manos se clavaban en su cabello, ebrio, normalmente no bebía pero está noche fue una excepción. Agarró una botella en una mano y el teléfono en la otra, pensando si llamara a Rodrigo a pesar de cómo se encuentra, pensando en dejar a Rodrigo solo por una noche.
Oscu había estado en su casa antes, haciendo todo lo posible para decir palabras de consuelo, Spreen había puesto una cara vacilante para asegurarle, tan pronto como Oscu cerró la puerta detrás de el, se derrumbó.
El alcohol nunca fue un problema para el, fue más un problema para su pareja. El había prometido nunca seguir el mismo camino pero aquí estaba, botella en mano y con el estado mental fuera de control.
Sabía con quién quería y necesitaba hablar pero estaba con miedo. La situación le provoca ansiedad pero cuando hablo con Rodrigo, fue fácil ignorar lo absurdo de todo. Le encantaba oírle hablar de cosas casi como si nunca antes le hubieran preguntado sobre ellas, le encantaba escuchar su voz en general.
Y así, dejó la botella en el cajón junto a la pared con tanta fuerza que la hizo pedazos, esparciendo los pocos contenidos del interior en el piso y las paredes, dejando solo el teléfono en sus manos mientras marcaba un número, el número.
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Rodrigo se sentó en su piso, sosteniendo su cel mientras revisaba Twitter, mirando las tendencias cuando suspiro y apago el teléfono. Miró por un segundo a la pared, que tenía una mancha desconocida. Era oscura y destacaba absolutamente contra el papel tapiz floral vintage.
Definitivamente fue hecha por Spreen, su primer pensamiento fue que era sangre, lo que le asustaba. Tenia tantas ganas de preguntarle a Spreen si estaba bien pero marcar desde su extremo no funciona, solo Spreen tenía el poder de llamarlo.
Justo a tiempo, sonó el teléfono y respondió en un instante.
—Sí, por qué preguntas?— Las palabras de Spreen se arrastraron un poco pero todavía tenía el habla franca y segura, que solía tener.
Rodrigo pasó las manos por el papel tapiz.
—La pared manchada, pensé que te habías lastimado o algo así.— Spreen miró la pared y los vidrios rotos esparcidos por el escritorio y el piso y entendió todo.
—Derrame mi bebida.—
—¿En las paredes?— Pregunto Rodrigo con duda.
—Puedo ser muy torpe, boludo.— Spreen contesto y se rió lentamente.
—Oh, bastante torpe.— Hablo nuevamente Spreen, riendo más fuerte mientras Rodrigo arqueó una ceja.
—¿Spreen, estás borracho? ¿La bebida era alcohólica?—
Spreen suspiro rendido.
—Si.—
—Oh, pero me dijiste que no bebes...—
—Yo, no...— Spreen dijo con sinceridad. —Es sólo...—
—¿Sólo?— Rodrigo cruzó las piernas y espero una respuesta.
—Sólo acabo de tener un mal día.— Spreen sonaba derrotado.
—Tengo mejores formas de lidiar con estos días pero quería intentar como se sentía reprimirlo con una bebida, cómo lo hacia mi padre...—
Rodrigo nunca había oído a Spreen hablar de su padre, había hablado solo de su hermana y de su madre pero Rodrigo nunca se había molestado en preguntar sobre su padre, ya que captó la indirecta de la negativa de hablar de él.
—Quizas sí.— Dijo Rodrigo. —Pero te recuperas de la sobriedad y empieza a sentirlo de nuevo, solo adormece. No bebo, así que no puedo hablar por mi experiencia.—
—Lo sé.— Hablo Spreen, el había visto el efecto duradero que tuvo en su familia cuando su padre sacaba otra botella de la refri.
—Es como poner una tirita en una herida que necesita puntos, ya que hay mejores formas que funcionan a largo plazo.—
—¿Cómo?—
—Cómo hablar con alguien, dijiste que tienes un amigo llamado Oscu, puedes escribir un diario o hablar con...—
—Contigo...— Dijo Spreen mientras Rodrigo suspiro.
—Conmigo.—
—Yo.. lo siento, no me siento realmente listo para hablar de eso, no todavía, pero se que te tengo y eso me tranquiliza.— Spreen no quería decir mucho pero su yo borracho no sabía nada mejor.
—Deberias dormir un poco Spreen.— Dijo Rodrigo de una manera suave y reconfortante, ya que sintió algo por las palabras de Spreen.
—¿Rodrigo?— Susurró Spreen.
—¿Si, Spreen?...—
—Yo...— Comenzó Spreen pero suspiro, estaba lo suficientemente ebrio como para luchar contra cualquier cosa que quisiera decir.
—¿Tú?...—
—Yo, debería dormir un poco...— Spreen se salvó a si mismo.
—Buenas noches entonces, viejo.— Rodrigo se rió entre dientes.
—Buenas noches, número equivocado.— Susurró Spreen tan cerca del teléfono que Rodrigo juró que sintió que un aliento le hacía cosquillas en la oreja.
Espero un momento antes de colgar mientras aún sentía algo de emoción por las palabras de Spreen.
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