⋮ 𝕱𝖑𝖔𝖜𝖊𝖗𝖘 𝖋𝖗𝖔𝖒 1970 ⌗ ʳᵈᵛ

11

Rodrigo se despertó a la mañana siguiente con la luz del sol atravesando la cortina.

Era casi finales de Agosto, pero el clima parecía más frío de lo habitual en contraste con la brillante luz del sol, planeaba quedarse en su habitación un rato por si Spreen llamaba, pero al rato le entró hambre y salió a prepararse unos capelettinis.

Luego regresó a su habitación para comer allí, y el teléfono sonó al entrar.

Se movió rápidamente, dejando el plato en su escritorio para contestar.

—¡Rodrigo!— Lo saludó Spreen .

—Que onda, acabo de llegar a casa, ¿Cómo andas?— 

—Bien, ayer fui al parque y fue muy divertido, me encontré con Tomás y su familia, y con su hermano Matías, pero lo llaman Rushlai—

—¿Rushlai?— Repitió Spreen

—Tengo un buen amigo apodado Rush— Rodrigo bebió un poco de agua —Qué coincidencia tan good, pero no sé si tu Rush es tan raro como el de aquí—

Spreen rió: —Sí que lo es—

—Últimamente no, lleva un tiempo con cáncer, pero está luchando—

Rodrigo frunció el ceño: —Lo siento pa,  seguro que se recuperará—

—Yo también, en fin, te interrumpí un poco, ¿qué tal el parque?—

Rodrigo pensó un momento: —Bueno, no me quedé mucho tiempo, pero creo que son gente chida a la que consideraría amigos—

Spreen sonrió: —Me alegra que estés haciendo amigos, sé que dijiste que apenas tenías—

—Bueno, vos sos mi amigo— Le recordó Rodrigo.

Spreen guardó silencio: —Bueno, me refiero a un amigo de tu época, ¿sabes?—

Rodrigo suspiró: —Tenés razón—

—No lo decía en serio— Dijo Spreen con suavidad —eres uno de mis amigos más importantes, el único amigo con el que siento una conexión aparte de Oscu, ¿Dijiste que fuiste al parque ayer?— Preguntó Spreen después de un rato para romper la tensión.

—Sí—

—¿El 29?— Preguntó Spreen para asegurarse.

—Sí— Rodrigo respondió: —¿Por qué preguntas?—

Spreen guardó silencio.

—Eh... no lo sé, solo para asegurarme de que seguimos en el mismo mes y día—

—Sí, pero...— Rodrigo soltó una carcajada, —vamos un poco atrasados.—

Spreen negó con la cabeza con una sonrisa.

—Un poco— Rodrigo oyó garabatos desde el otro lado del teléfono.

—¿Estás dibujando?—

Dream dudó.

—N-no, estoy escribiendo—

—¿Qué estás escribiendo?— Preguntó Rodrigo, intrigado.

—Solo algunas cosas— Fue todo lo que Spreen pudo decir, y Rodrigo se limitó a tararear. —¿Y qué tal te fue ayudando a tu hermana?— Rodrigo quería saber todo sobre el día de Spreen.

Sobre todo porque no tuvieron oportunidad de hablar la noche anterior.

—Fue muy divertido— Admitió —Se pone bastante pesada, pero es como una mini-yo, así que no puedo culparla—

¡Guau! Una piba, Spreen.— Rodrigo reflexionó: —Da miedo, puede dar miedo—

Spreen dijo alegremente: —Me iba a pegar en la cara por sostener su diario y preguntar qué era, también practica
karate—

—Bueno, entonces no deberías tocar los diarios— Dijo Rodrigo con descaro.

—Ja, ja— Spreen se quedó en silencio: —Te extrañé una banda, se que solo fue un día, pero extrañé hablar contigo, por si no te suena raro.—

Rodrigo abrió un poco los ojos, sin saber cómo responder.

Pensó que sería mejor ser sincero: —Yo también te extrañé—

—Sí, bueno, mi ausencia te hizo salir de casa, ¿no?— Preguntó Spreen con una sonrisa, se dio cuenta de lo mucho más abierto que estaba Rodrigo a estar menos aislado últimamente, sabía que estaba más comprometido con el trabajo que con las cosas sencillas de la vida, así que era un cambio agradable.

Rodrigo se apoyó en la pared, terminando los capeletines.

—Sí, hace tiempo que no lo hago—

—¿Dices que debería desaparecer más—Bromeó Spreen con voz forzada.

—¡No!— Respondió Rodrigo en voz alta, y luego se aclaró la garganta. —Solo quería decir que es bueno tomar un poco de sol cada pocos días, y solo salí porque no tenía más trabajo que hacer—

—Mmm, solo quieres que me vaya— Spreen insistía en broma. —Soy un viejo, ¿qué puedo hacer por tu vida?—

—Deja de bromear— Rodrigo dijo con seriedad: —Has hecho mucho por mi vida, más en un mes que la mayoría de la gente en años—

Spreen se sorprendió por la respuesta seria y sincera a su estúpida broma.

—Tú también, Ro y ni siquiera lo sabes...—