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Había pasado una semana y desde entonces los demonios internos de Spreen se habían calmado. Continuo hablando con Rodrigo y Oscu, si esté no estaba ocupado en el trabajo. Y desde entonces se había sentido mejor, no perfecto pero mejor.
En ese momento había estado hablando por teléfono con Rodrigo, hablando de sus cosas favoritas por categorías.
—Hmmm.— Murmuró Rodrigo.
—¿Animal favorito?— Pregunto Rodrigo mientras Spreen se levantó y camino hacia la pequeña cama para mascotas del piso y recogió a su gata Micha.
—Gatos, di hola Micha.— Spreen acerco el teléfono a la nariz de Micha pero obviamente ella no estaba de humor para saludar a nadie. —Ella está de mal humor.— Rodrigo sonrió.
—¿La despertaste a la fuerza?—
Spreen volvió a poner a Micha en su cama.
—Sin comentarios boludo.—
Rodrigo negó con la cabeza con una risa. —A mi también me gustan los gatos, de hecho solía tener uno llamado Barry.—
—La gente de los gatos es la mejor.—Spreen dijo y Rodrigo tarareó de acuerdo.
—¿Qué no hemos preguntado?— Rodrigo pregunto en voz alta después de unos momentos en silencio.
Spreen estaba mirando por la ventana cuando vio a un hombre estacionarse en el camino de entrada de su vecino. Su vecino salió y le sonrió al hombre, quien le obsequio rosas rojas más brillantes y llenas. El felizmente se las quitó y le dio un abrazo, el lo levantó y lo hizo girar.
Spreen asumió de inmediato que eran una pareja que no se habían visto durante un tiempo, volviéndose a ver por primera vez. Ese momento puso a Spreen celoso, ya que nunca había tenido conexiones románticas serías aparte de una cita ocasional que por lo general terminaba en un desastre.
Le hubiera encantado ser el, el que lleve flores a alguien.
—¿Spreen? Estás callado pero siento que puedo escuchar tus pensamientos.— Dijo Rodrigo después de un rato, sacando a Spreen de sus pensamientos.
—Lo siento boludo.— Spreen se disculpo. —Pero pensé en una pregunta.— Hablo nuevamente Spreen.
—Muy bien, ¿cuál es?—
—¿Cuál es tu flor favorita?— Spreen no pudo soportar ver a la feliz pareja por lo que cerró las persianas y tapo las ventas con su cortina azul.
—No sé mucho de flores, pero admiro los tulipanes y las orquídeas.—
Spreen sabía exactamente cuales eran esas flores ya que había ayudado a su madre en su florería durante años. —¿Alguna razón en particular?—
—Bueno, los tulipanes eran las flores de la boda de mi mamá y en cuanto a las orquídeas, son bastante hermosas.—