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Spreen llamo a Rodrigo para ver cómo estaba, y le tomó algunas llamadas y antes de que contestará.
—Hola, Spreen—
—Rodrigo— El sonrió.
—Lo siento, no pude llamar ayer, los niños a los que estreno estaban jugando y estaba bastante oocupado.— Rodrigo estaba confundido hasta que recordó que Spreen era entrenador de béisbol.
—¿Cómo fue eso?,¿Ganaste?— Spreen soltó una carcajada.
—Honestamente, fue una pérdida muy mala.— Admitió. —Son bastantes jóvenes y no sé lo tomaron bien, uno de ellos golpeó a otro y causó algunos problemas entre los padres y yo— Rodrigo al imaginar a Spreen tratando de explicarle a los padres, y sintiéndose culpable, se divirtió: —¿Cómo te fue?—
Spreen suspiro frustado: —Amenazaron con despedirme, me acusaron de ser yo quien le dijera que le golpeara, me estaba enojando cuando uno de los niños se me acercó y me dijo que fue provocado porque el otro niño le dijo: “Sos tan bueno que te vamos a poner de adorno.”
Rodrigo se rió, abrió el microondas y arrojó una bolsa de palomitas de maíz instantáneas adentro: —Che, ¿y que hicieron al final?—
Spreen suspiró: —Nada, nadie se metió en ningún problema pero el niño fue suspendido de los juegos.—
—Eso es bastante injusto.— Rodrigo frunció el ceño, apoyándose en la encimera de la cocina y jugando con sus dedos.
Spreen se quedó en silencio por un rato: —Si, pero voy a trabajar con él en privado de todos modos para que practique y sea más bueno que los demás cuando regrese.—
Rodrigo sonrió, parecía realmente preocuparse por los niños del equipo, lo que le recordó su encuentro con Tomás y su familia el día anterior.
—Eso es dulce de tu parte Spreen, de hecho, también tuve un encuentro divertido.—
—¿Ah, de verdad?— Spreen sonaba intrigado. —¿Qué pasó?—
El microondas emitió un pitido y Rodrigo se puso el teléfono entre la mejilla y el hombro mientras lo abría e hizo ademán de agarrar la bolsa de palomitas de maíz que había dentro, se quemó los dedos y decidió que era más fácil agarrarlo pellizcando las esquinas de la bolsa.
—Conoci a un hombre llamando Tomás, vino a ayudarme con las semillas, luego conocí a su familia.—
—Tomás.— Spreen pensó —Es un nombre muy bonito.—
Rodrigo se rió entre dientes al recordarlo: —Su hermano era muy gracioso, estaba enojado por un videojuego, así que el novio de Tomás llamó a su hermano para asustarlo y pedirle disculpas.—
—Que forma tan interesante de ser hermano.— Sonrió Spreen: —¿Funcionó?—
—Practicamente suplico perdón.— Rodrigo se rió antes de comerse unas palomitas de maíz y colapsar en el sofá.