Ocho

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La mente de Toruk Makto siempre vivía en el presente.

Pensaba en su hermosa pareja, en sus conflictivos pero amados hijos, y en ese momento, en las sensaciones que iban más allá de la materia visible que la armonía de sus últimos dos días en Awa'atlu le proporcionaba. Tenía que aceptar que antes de siquiera pensar en ser un Na'vi, todos sus pensamientos se ahogaban y nacían del pasado, tanto en los recuerdos de lo que fue tener piernas fuertes que se le fueron cortadas de vida, y que su hermano también se le haya sido arrebatada la oportunidad de descubrir la belleza de Pandora, y por lo tanto, el no poder enamorarse de esa misma peligrosidad como él lo hizo.

Aquellos fueron pésimos años, en los que estaba atrapado en su propia mente, enjaulado como una bestia de circo antes de que se extinguieran junto a la tierra viva, pero ahora, veía con ansias el manjar que su esposa estaba preparando para su familia, y él estaba nuevamente incluído en lo que eso conllevaba.

Una guerrera despiadada, probablemente más hermosa que cualquier flor de Pandora, y sin duda, la mejor cocinera de Na'ring.

Conoció a sus padres, más a Mo'at que a Eytukan por razones que lastimaban a todos cuando se recordaban, pero con eso comprendió con mayor fluidez que la insistencia de Neytiri de proveer comida, desde la caza hasta el emplatado, era su manera más pura de demostrar su amor, aún si eso significaba que no permitía que nadie se involucrara en su proceso de preparación. Cuando entendió esa cualidad del carácter de Neytiri, sintió como si se enamorara otra vez.


"Dime si está muy salada", ella le hizo una seña para que se acercara más, levantando el cucharón de madera para ponerle un poco al dorso de su esposo.

Sintiendo los toques intensos del picante, junto con las verduras contrastadas, sonrió antes de verla con sus pupilas brillantes. "Está deliciosa", afirmó, a punto de meter el dedo en la olla de barro para probar un poco más, siendo golpeado con la cuchara misma. Ya debería de haber aprendido, pero seguía intentando robar comida.

"A ti te gusta todo", se burló, dándole un pedazo de pan recién hecho para calmar su hambre, levantándose para buscar en otro lado algunas especias.

Neytiri tenía razón. Todo lo comestible de Pandora lo volvía loco, y eso mismo lo hacía ir de regreso por instantes casi muertos a su vida como humano. Veía indicios de comida grasosa, casi plastificada, cuya apariencia ya ni siquiera intentaba imitar a cualquier cosa cercana a lo que alguna vez fue alimento que germinó de la tierra. Se usaba para saciar y tranquilizar al paladar, y llegó a pensar que le gustaban esas cosas, hasta que Neytiri le dió a probar qué era la comida limpia de químicos añadidos, con fruta fresca y carne que no sufrió de más.

"Esperaremos que los niños vengan y empezaremos a comer", dijo Neytiri, escuchando a su esposo tararear en aceptación detrás de ella, con un tono que evidenciaba que seguía comiendo el pan.

Neytiri dejó de acomodar el desorden que dejó en la cocina por un momento, pensando si era un buen momento para abordar el tema que la estaba carcomiendo desde que dejaron su hogar, para darle a su hijo mayor uno nuevo.

Ella misma ya lo extrañaba, sintiendo un temor que no podía explicar ella sóla, al sólo llegar a pensar cómo sería cuando se aleje de su niño, abrumada de solo imaginar cómo será el primer día. Tenía la seguridad de saber que sus hijos menores pensaban igual que ella, y hasta de forma más intensa, tanto que Neteyam y ella tuvieron que calmar una pequeña crisis nerviosa que Tuktirey tuvo al enfrentar los hechos de manera más directa, cuando se presentó por primera vez con el Marui de Neteyam comenzando a ser decorado con artilugios que él tenía en su parte del tipi en Na'ring.

Le preocupaba que Jake no demostrara lo mucho que extrañará a Neteyam, porque lo hará.

"Ma'Jake, creo que deberías confrontar a Neteyam", pronunció sin tartamudeos, volteándolo a ver.

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⏰ Última actualización: Aug 10 ⏰

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