CAPÍTULO XIII

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Cuando Peat se despertó, su cuerpo aún no se había recuperado por completo, por lo que Fort le preparó a Peat un suplemento nutricional y lo alimentó personalmente.

Y cuando por fin se recuperó un poco, Fort lo levantó y lo llevó al baño. Manipulado de un lado a otro por el cariñoso Fort, era como un gran muñeco, Peat no se resistió, y fue tan dócil como podía ser.

Mientras ambos estaban sentados en la bañera redonda, Peat no pudo evitar pensar en sus bebés.

—No me han visto en todo el día...

—¿De qué tienes miedo? De todas formas hay alguien cuidando de ellos, no pueden morir de hambre.

Peat no dijo nada más y dejó que Fort le ayudara a bañarse.

Sólo después de un rato de estar en silencio, Fort sintió que algo andaba mal con el estado de ánimo del otro hombre.

—¿Estás enfadado?

Peat no podía decir que estaba enfadado, sólo no le gustaba la forma en la que Fort trataba a los bebés con demasiada ligereza, así que repitió en voz baja: —Echo de menos a mis hijos.

—...Iré por los dos más tarde...

Dicho esto, volvió a enterrar su cabeza en el pecho de Peat, sin dejar una gota de leche para sus hermanos.

Los senos de Peat habían almacenado un poco de leche tras unas horas de sueño por lo que Fort tomó el redondo pezón de su pecho derecho y apretó su mandíbula superior e inferior alrededor de la suave carne, chupando con fuerza el blando y húmedo pezón que olía a leche. También su otra mano ahuecó el otro pezón erguido, sabiendo lo lujurioso que era el cuerpo de Peat, tuvo que hacer que ambos pezones fueran atendidos para que no picaran y se pusiera cachondo.

Las tetas de Peat estaban siendo atormentadas de esta manera, y era tan cómodo y a su vez, tan doloroso que no pudo evitar torcer ligeramente la cintura en la bañera, tratando de librarse de este placer abrumador.

Su tallo de jade se frotó contra el de Fort y los órganos sexuales de los dos hombres se endurecieron rápidamente el uno contra el otro. Fort no estaba dispuesto a ceder tan fácilmente, y prontamente volvió a presionar su endurecida vara contra la parte privada de Peat, y junto con el agua caliente, se introdujo en el carnoso agujero trasero de Peat, empujando al hombre hacia arriba y hacia abajo, haciéndolo gemir. La cara de Peat estaba borrosa por las lágrimas pero todavía se comportó y sostuvo su pecho para alimentar a Fort.

── ✦ ──

Los dos bebés fueron traídos por la tarde por Fort, y Peat sostuvo a los pequeños, besándolos y acariciándolos.

Uno de los pequeños olió la leche del pecho de su madre y balbuceó, rascándolo con sus manitas para tratar de beber la leche. Peat estaba en una posición difícil, sin embargo, no se resistió al amor que sentía por su bebé, así que sacó su pecho y puso el pezón en la boca del bebé para alimentarlo.

El pequeño mordió y chupó el pezón, pero después de todo el esfuerzo que normalmente hacía para amamantar, no pudo obtener ni una sola gota de leche. De inmediato, la pequeña boca agraviada se aplanó y quiso llorar, pero afortunadamente, Peat bromeó y jugó con él, engatusando a tiempo al bebé en sus brazos.

Peat, quien estaba persuadiendo al bebé, parecía estar emanando una luz suave. Llevaba puesto solo un camisón y se había abierto la parte delantera para amamantar al bebé. Fort se sintió excitado cuando lo vio, por lo que se inclinó y levantando la falda del camisón de Peat, se insertó en su agujero trasero caliente y húmedo.

Ladrón de leche - FortPeat (ADAPTACIÓN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora