20. ¿Saldrías conmigo?

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Como si el mundo estuviera en mí contra todo en aquel día salió mal. Creí haber comprado un nuevo despertador, pero resultó que no lo había hecho, y como consecuencia un muy cansado Derek estaba sobre mí intentando despertarme. En mi opinión, lo único que estaba logrando era asfixiarme. Cuando finalmente se retiró de la habitación y logré ponerme de pie, volví a caer por culpa de otro cuerpo. Adam recién salido de la ducha se había encargado no solo de derribarme, sino también, de empapar mi ropa. Genial.

La convivencia con Alicia y sus hijos no era tan mala en si, con la pequeña me llevaba muy bien, y su madre era realmente amable. El problema era Adam. Parecía que su pasatiempo favorito era molestar a la persona más irritable del planeta: YO. No solo en mi casa, sino en el instituto y en todo lugar al que iba. Había que admitir que se estaba esforzando bastante en que yo saliera con él. Dentro de poco le diría que si, si no dejaba de fastidiarme. Aunque para serles sincera, no molestaba tanto. Y era agradable, sí, lo se, ni yo puedo creer las barbaridades que acabo de decir. Pero ciertamente no todo estaba tan mal.

Pero claro, como dije, ese día el mundo estaba en mi contra, y era el día anterior de La Regional. Todos estaban de un reluciente buen humor. Todos excepto yo. Verán, es que desde aquel día en el partido, las cosas se habían puesto difíciles. Ian había dejado totalmente de hablar conmigo, y yo, no me quejaba de eso. Sentía que las cosas irían mejor si simplemente nos olvidábamos de la existencia del otro. Pero ahí estaba La Regional para recordarme que tendría que hacer equipo con él. Y entonces aquella promesa se vino a mi mente, en la que nos desafiábamos mutuamente, porque por más que a nadie le importaran las matemáticas en el instituto, todos los alumnos sabían que éramos los mejores, y en cierto punto de la competencia, debería ganar solo uno de nosotros.

Por momentos consideraba hablarle para solucionar todo, pero yo no era así, yo era orgullosa, y no lo iba a tirar todo a la basura por él. Además Adam no era tan malo en sí.

Se estaba volvieno costumbre para mi el tener que ir a pie al instituto, mi padre llevaba a mi hermano, y si yo tardaba, nadie esperaba. Pero ese día un pequeño milagro cayó del cielo e hizo que Adam tuviera su acto de bondad del día.
-Arnold! ¿Tu crees que puedas llevarme? -pregunté entonces, despues de todo no perdía nada con solo preguntar, el chico tenía un coche deportivo rojo, vivía en la misma casa que yo, y estaba intentado llevarse no tan mal conmigo.
-Linda, no tienes por qué preguntar, solo sube. No querras llegar tarde.
Lo cierto era que no me molestaba llegar tarde en absoluto, pero por favor, hacía un mes que el chico vivía en mi casa y nunca me había subido a su lujoso auto.
Un mes.
Ya hacía un mes desde que había hablado con Ian en aquel partido, un mes que mi hermano escondía de mi padre su pequeño secreto, un mes en el que Adam Clint había logrado ganarse una parte de mi. Y en ese auto, llendo a una velocidad que superaba el límite establecido, fue que él habló.
Al comienzo no lo oí, no quería hacerlo, porque mi cabeza ya había pasado noches enteras maquinando las posibles consecuencias de sus palabras. Ya había tenido en cue ta el hecho de que nuestros padres salían. Pero había algo dentro de mi que se movía cada vez que el hablaba, cada vez que me saludaba por las mañanas. Y aunque sonara extraño, yo ya me había acpstumbrado a tenerlo cerca.
La segunda vez que carraspeó al ver que yo no escuchaba fue la que hizo que mi mirada se enfocara en él.
-Daniel, debo decirte algo -desde el momento en el que nos habíamos conocido nunca había oido mi nombre salir de su boca. Y se sentía tan bien. Observé como su mandíbula se tensaba, pero tambien como aquellos hermosos ojos fijos en la carretera pertenecían al muchacho que estaba a mi lado. Por leves segundos otra imágen se cruzó en mi mente, una de un chico cuyos ojos eran tan azules como el mar, y cuyos cabellos cobrizos se enredaban facilmente. Pero sacudí esa imagen de mi mente.
-Se que nuestros padres están saliendo, y que quizá no sea correcto.
Él era digno de admirar, cada centímetro de él.
Pero otra vez esa imágen vino a mi mente, sentía como me estremecía al pensarlo, la culpa era algo totalmente presente en esos momentos.
-Tambien se que quizá no comenzamos bien, pero, Daniel, ¿te gustaría salir conmigo?
La imagen volvía a aparecer, yo hacía lo imposible por quitarla. Y fue cuando me detuve, todo se detuvo. No había hablado con el en un mes, y él tampoco lo había hecho. Él se había marchado y al volver lo hizo nuevamente. No podía permitir que continuara afectando mi vida. Fue en ese momento en el que decidí que si un chico como Adam me pedía aquello con esa sinceridad, no se lo negaría. Porque quizás él fuera la persona correcta.
-Si Adam. Saldre contigo.
Él pareció sorprenderse.
-Es la primera vez que me llamas por mi nombre Daniel.
-Creí que estabas sorprendido porque acepté.
-Linda, yo sabía que lo harías.
Y entonces le pegué. Porque se lo merecía. Aun así saldría con él, pero en ese momento llegábamos al instituto y en cuanto bajamos del auto y sentí mi mano sujetando la suya, supe que sería un largo día. Porque habían tres posibles candidatos a partirle la cara al idiota: Mi padre, Derek, e Ian.

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Capítulo!!! Y todavía es viernes (faltan tres minutos para que termine el día en mi país)
Espero les haya gustado!
No puedo responder comentarios pero los he estado leyendo todos, los adoro! Si tienen preguntas o solo quieren hablar o decir algo pueden comunicarse por twitter (RViggoB) que seguro les responderé

1+1 NO ES DOS [#Wattys2015]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora