Uno

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Su corazón latía con fuerza, pero pese a estar tan emocionado se obligó a mantener su rostro serio mientras las concubinas guiaban a su amado general Kyungsoo hasta sus pies. Si no fuera por esas mujeres ya se habría arrojado a los fuertes brazos del hombre que tanto amaba, aquel por el cual había esperado seis meses.

—Mi príncipe, he venido ante usted para hablar sobre las cuestiones políticas que le corresponderán en el momento de ser coronado como Rey de la nación.

Chanyeol tomó un sorbo de jugo de frutas, miró a las concubinas. Junmyeon tomó la delantera por lo cual con voz calmada pero ronca ordenó.

—El príncipe desea estar solo, las situaciones políticas se hablan únicamente entre él y el general Do.

Las concubinas asintieron, con una expresión de sumisión dieron pequeños pasos hacia atrás saliendo de la habitación. Junmyeon cerró las puertas, giro la cabeza mirando al príncipe y luego al general que no dejaba de enterrar sus uñas en su rodilla.

—Solo una hora mi príncipe...

—Es... Suficiente —dijo Chanyeol levantándose de su cojín con efusividad, Kyungsoo no tardó en ponerse de pie.

—Majestad.... —le tomó de la mano y le jalo hacia su pecho abrazándole con amor. —Las noches y días sin estar a su lado se asemejan únicamente con estar en el mismísimo infierno. No, prefiero estar quemándome en las llamadas del infierno que estar separado de usted.

Junmyeon quiso hacer una expresión de ternura, pero decidió empujar a ambos hombres al compartimiento secreto detrás de la estatua familiar, aquella misma donde el anterior Rey tenía una aventura con su concubina más fiel y en donde el próximo Rey le había dado su puro amor al general Do.

Cuando se sintieron seguros en esa diminuta habitación en donde solo había una sábana roja en el suelo, algunos cojines de pluma de pato y fruta fresca, sonrieron.

Chanyeol tembló cuando su mano acaricio el rostro juvenil y a la misma vez tan varonil de Kyungsoo, junto sus frentes sintiendo el aire frío de la noche acariciar su piel cuando las túnicas que cubrían su cuerpo fueron quitadas con destreza por el general.

—Mi amor... —Chanyeol beso sus labios, al principio fue un beso torpe.

Tenían tanto que no se veían, que no se sentían que la necesidad los llevó a chocar los dientes, sonrieron y como lo habían hecho desde la temprana edad de quince años iniciaron a succionar sus lenguas.

El cuerpo alto y esbelto del rey fue recostado delicadamente en la sabana, Kyungsoo mientras besaba con amor y deseo a su príncipe iba deshaciéndose de sus prendas. Al estar totalmente desnudo tomaron sus duras erecciones y las frotaron despacio una contra la otra.

—Majestad. Su cuerpo es más hermoso de lo que recordaba.

Chanyeol rio, tomó la mano del general guiándolo a su pecho, bajo lentamente por sus pezones y las detuvo en su trabajado abdomen donde resaltaban sus abdominales.

—Sigues siendo el mismo chico del cual me enamoré. Con esa mirada tan expresiva, siempre que me reflejo en tus ojos siento que nado en un lago lleno de peces dorados, mismos que besan mi piel desnuda y despiertan un fuego interno en mi pecho. Eres el único que me hace sentir vivo, Do Kyungsoo.

Kyungsoo abrió la boca, trepó sobre el cuerpo del príncipe dejando su musculoso y bien trabajado trasero contra la erección del mayor. Sonrió dulcemente, esa sonrisa en forma de corazón que había perturbado la calma de Chanyeol cuando le conoció siendo niños. Esa misma sonrisa que dibujaba en sus lecciones de pintura. Esa misma sonrisa que añoraba en sus frías noches de soledad y en sus rutinarios días.

—Kyungsoo, mi amor.

—Majestad.

—No me digas así.

El general sonrió, se inclinó sobre su cuerpo para besar el cuello del príncipe mientras sus caderas se movían lentamente de adelante hacia atrás frotando la dura intimidad de Chanyeol. Tentándolo y llevándolo al límite.

—Kyungsoo. No quiero ser Rey, te voy a perder. Huyamos.

—Jamás me perderá. Siempre estaré a su lado, daría la vida por usted mi príncipe.

—Eso temo... —Abrazó el cuerpo de Kyungsoo enterrando su rostro en el pecho del general.

—Esta es su última noche como príncipe —, Kyungsoo susurró.

—Desearía despertar y no ser más un príncipe, si fuese un campesino podría vivir contigo. Y, tú tampoco irías a la guerra, estaríamos los dos. Juntos.

—Seriamos pobres.

—Estar contigo me hace el hombre más rico, no este palacio. No un título. Escapa conmigo, por amor a los cielos. Escucha mis plegarias.

Kyungsoo había escuchado tantas veces esa propuesta, por ello mismo tomó algo de aceite para masajes, con el objetivo de poder humedecer su entrada y lentamente silenció las peticiones de su amado príncipe al atrapar su duro pene dentro de su culo.

—Solo déjate amar... Esta noche Yeollie — mencionó con dulzura contra sus labios usando el lenguaje informal que tanto revolvía las emociones dentro del pecho de Park Chanyeol. 

El Príncipe y el General|| ChanSoo [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora