Diez

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El sol comenzaba a elevarse en el horizonte, tiñendo el cielo con tonos dorados y naranjas, cuando Kyungsoo se adentró en el bullicioso mercado del poblado. Su mente estaba ocupada con la reciente decisión del consejo, y el peso de la responsabilidad que le había sido asignada le resultaba abrumador.

Mientras caminaba entre los puestos, escuchó fragmentos de conversación que llamaron su atención. Un grupo de mujeres hablaba animadamente, sus voces entremezcladas con el bullicio del mercado.

—¿Has oído? Dicen que en las montañas hay una bestia que tiene cautivo a un niño de cabello rojo y piel blanca.

—Sí, es un niño especial, dicen que tiene una marca en la mano que lo hace aún más raro.

Kyungsoo, intrigado, se acercó a las mujeres con cautela. No quería parecer curioso, pero su interés estaba claramente despierto. Se acercó y, con un tono casual, preguntó:

—Perdón, ¿podrían decirme más sobre esta historia? ¿Dónde exactamente se encuentra esta bestia?

Las mujeres lo miraron con algo de sorpresa, pero una de ellas, de cabello gris y rostro amable, le respondió:

—Ah, sí. Se dice que la bestia reside en las cavernas más profundas de la montaña Goryeo, al norte del valle. El niño ha sido visto varias veces, pero nadie ha logrado rescatarlo. La montaña está llena de peligros, pero también de secretos antiguos.

Kyungsoo asintió, agradecido por la información. Sentía una mezcla de inquietud y determinación. No podía ignorar la posibilidad de que este niño pudiera ser el que el consejo había mencionado, y no quería perder la oportunidad de cumplir con su deber.

—Gracias por la información —dijo Kyungsoo—. Voy a ir a investigar por mi cuenta.

Las mujeres lo miraron con preocupación, pero Kyungsoo ya se estaba alejando. Se dirigió rápidamente a su establo, donde su caballo esperaba pacientemente. Con habilidad, montó y tomó su espada, preparándose para la travesía hacia la montaña Goryeo.

El viaje sería largo y peligroso, pero Kyungsoo no podía permitirse dudar. Cada paso que daba hacia la montaña estaba cargado de una mezcla de ansias de cumplir con la tarea y la determinación de no dejar que nada interfiriera en su compromiso con Chanyeol. La posibilidad de que esta misión fuera un intento de separarlos no podía entrar en su mente, pues estaba decidido a hacer todo lo necesario para encontrar al niño y asegurar el futuro del reino.

Con una última mirada hacia el pueblo, Kyungsoo espoleó a su caballo hacia el norte, adentrándose en las colinas que se alzaban con majestuosidad ante él. El camino hacia la montaña Goryeo estaba lleno de árboles frondosos y caminos sinuosos, y el aire fresco de la mañana hacía que la travesía fuera más llevadera.

A medida que se acercaba a la base de la montaña, el terreno se volvía cada vez más abrupto y desafiante. Kyungsoo montó su caballo hasta el borde de una espesa arboleda que llevaba a las cavernas de la montaña. Decidió dejar a su caballo en un lugar seguro y continuar a pie, armándose con su espada y un par de antorchas para iluminar el camino en caso de que las cuevas fueran oscuras.

Las primeras sombras de la tarde comenzaron a alargarse cuando Kyungsoo llegó a la entrada de las cavernas. La vista de la entrada oscura y misteriosa de la cueva hizo que el pulso de Kyungsoo se acelerara, pero también reforzó su determinación. Sabía que debía ser cauteloso y estar preparado para cualquier peligro que pudiera encontrarse en el interior.

Con un último respiro profundo, Kyungsoo encendió una de las antorchas y la sostuvo frente a él mientras entraba en la cueva. El eco de sus pasos resonaba en las paredes rocosas, y la temperatura en el interior era fresca y húmeda. La cueva parecía extenderse en múltiples direcciones, y Kyungsoo decidió seguir el rastro de las huellas y signos que pudiera encontrar.

El camino se volvía cada vez más oscuro y complicado, y las sombras parecían jugar trucos en su mente. Sin embargo, la imagen del niño de cabello rojo y piel blanca seguía presente en sus pensamientos, impulsándolo a seguir adelante.

Finalmente, después de lo que pareció una eternidad de exploración, Kyungsoo llegó a una amplia cámara en el corazón de la cueva. Allí, en el centro de la habitación, estaba el niño que había oído en el mercado. Su cabello rojo y piel blanca lo hacían destacar incluso en la penumbra de la cueva. A su lado, una figura monstruosa, con ojos brillantes y garras afiladas, estaba vigilando al niño con atención.

Kyungsoo se preparó para actuar. Con un movimiento rápido y decidido, se dirigió hacia la bestia con su espada desenfundada. Sabía que esta batalla sería crucial no solo para cumplir con su misión, sino también para asegurar el futuro que él y Chanyeol habían soñado juntos.

El Príncipe y el General|| ChanSoo [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora