Galletas.

163 23 0
                                    

-- Gracias por ayudarme, cariño. -- la joven asiente y continúa batiendo la masa.

-- ¿No es más fácil comprarlas? -- tal vez antes no podían permitírselo, pero con Gordon siendo capitán y ella trabajando el dinero no falta.

-- Puede ser, pero me gusta más pasar este tiempo contigo. -- la dama le da un suave beso en la mejilla.

Son estos momentos los que de verdad le aterra perder. Nunca le asustó terminar herida en alguna pelea, es que sus seres queridos salgan heridos por la doble vida que lleva. Aunque no puede hacer nada por su padre, dado que el trabajo policiaco de por sí es peligroso.

Siempre puede hacer lo necesario para mantener el peligro lejos de su madre. Aunque todo sería más fácil si la policía los apoyara. Siempre intento que su padre entendiese que ellos son los buenos, usando a Batman como ejemplo.

Pero nunca estuvieron de acuerdo, todo el tiempo decía que si querían ayudar deberían convertirse en policías. Como si el sistema necesitase más borregos, tal vez algún día se dé cuenta lo necesarios que son.

-- ¿Papá va a venir a la fiesta? -- la mujer suelta un suspiro.

-- Lo dudo, está todo el día ocupado. A parte no le agrada tu tío Louie. -- ella también recuerda esas fuertes discusiones. -- ¿Qué hay de ti? -- 

-- Tengo doble turno en la biblioteca. -- esa es una mentira que tiene varios involucrados.

La biblioteca Wayne tiene la disponibilidad de estar abierta hasta muy tarde en la noche, para aquellos estudiantes que estén en temporada de exámenes. Ella, supuestamente, debería estar ahí hoy.

Pero una compañera le está cubriendo el turno dado que, supuestamente, hoy es el cumpleaños de su madre. Lo cual no es cierto, es el de su tío y al que ella tampoco le agrada mucho. Por lo que puede ir a patrullar sin ningún problema.

Bueno, tampoco tan así. Le ha pedido el favor a Tim que le deje ese sector por esta semana. Se reprende de que no debería estar haciendo estas cosas durante el trabajo. Simplemente no puede evitarlo, le agrada la compañía del joven.

La forma en que lo molesta, y él hace lo mismo con ella, las ocurrencias para hacerla reír. No va a mentir que también le agrada cuando lleva algo para comer, ya sea algo que compró o que hizo por su cuenta.

-- ¿Por qué esa sonrisa? -- gira para ver a su madre, quien tiene una sonrisa pícara en su rostro. -- ¿Pensando en un amigo? --

-- Sí, de hecho, así es. -- no puede mentirle, tiene mejores dones de detective que Batman o el capitán juntos. -- Hablo con él en el trabajo, cuando no hay mucho por hacer. --

-- Parece que te gusta. -- niego divertida.

-- No es cierto, solo es un amigo. -- le da una mirada inquisitiva.

-- Cariño, soy tu madre, pase seis horas sacándome de mi cuerpo. Sé cuándo estás triste, enojada, feliz e incluso preocupada. ¿Cómo no voy a saber cuándo un chico te gusta? -- le gustaría replicar eso, puesto que no sabe todo de ella. 

-- No me gusta. -- responde sin más.

-- Está bien, pero entonces llévale unas galletas. -- 

-- Mamá no creo que.... -- trata de protestar, pero le interrumpe.

-- Sin peros, además creo que le gustará la idea de algo hecho por ti. -- da brazo a torcer, sabe que no puede llevarla la contraría en estos casos.








Esta vez no estoy viendo la ciudad, sino el cielo. Hubo una falla eléctrica en la zona y parte de los edificios están si luz. Para nuestra suerte lo están reparando, solo que tardarán un tiempo. Gracias a eso se pueden ver ciertas estrellas en el firmamento.

Me gustan las estrellas, tienen algo atrapante que no se describir. Tal vez esa sea la razón por la que tengo unas calcomanías fluorescentes de la galaxia en el cielo de mi habitación. Algunas veces me las quedo viendo, sin prestar mucha atención al mundo que me rodea.

Esa es mi forma de alejarme del mundo, de las responsabilidades. Hay veces en que las cosas se complican, falta dinero o mamá está muy estresada. Eso a veces repercute en mis estudios, quiero creer, porque sinceramente no soy tan bueno.

Quiero decir, no soy tan tonto como cierta pelirroja me pinta. Pero es cierto que lo soy comparado a mis compañeros de clases, aun así, aquí estoy. Tratando de salir adelante, supongo que es todo lo que me queda.

Supongo que sacar a mamá de este lugar es lo que me mantiene en marcha. No hay más sinceramente, no tengo parejas o amigos, tampoco otra ambición a la cual aferrarme. Simplemente es salir de aquí, creo que eso es un propósito más que aceptable.

-- Hey. -- escucho la voz de Batgirl, solo que no volteo a verla.

-- ¿Qué tal tú día? -- escucho como se sienta a mi lado.

-- Mejor que el tuyo por lo que veo. ¿Todo bien? -- le doy una leve sonrisa.

-- Cosas de la vida, ya sabes cómo es eso. -- me reprendo por lo poco convincente que soné.

-- No sé qué está pasando, pero mamá siempre dice que dulce levanta el ánimo. -- frente a mí una bolsa llena de galletas. Le agradezco y abro una para probar. 

-- Uhmmm.... Esto está delicioso. -- doy otra mordida. -- Tú mamá cocina excelente. --

-- Pues para tu información yo las hice. -- la miro de arriba a abajo.

-- Nah. -- no le creo para nada.

-- ¿Cómo que nah? -- subo y bajo los hombros.

-- Tienes el aspecto de alguien que se le quema hasta el agua. -- bufa molesta.

-- Soy buena cocinera, pero si no lo quieres dámelas. -- las alejo de ella.

-- Mi tesoro. -- acaricio la bolsa y hago una pobre imitación de Gollum.

-- ¿Todo bien? -- pregunta luego de un rato en silencio.

-- Sí, gracias a ti. -- me da una sonrisa y mira al cielo. Aunque me hubiera gustado estar así más tiempo, el coso ese de Batgirl comienza a sonar.

-- Debo irme. -- se coloca de pie y está a punto de desaparecer, como es habitual, pero la detengo.

-- Rojita. -- voltea a verme. -- Gracias por las galletas, y por estás charlas. La verdad mejoran mucho mi día. --

A pasos lentos se acerca a mí y se inclina para estar a mi altura. -- Tú también los haces mejores. -- me da un beso en la mejilla, y ahora sí desaparece en la noche.

Conociéndote.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora