Cris Jr, Mejor conocido comó el hijo de Cr7, Vive en Arabia, sin pensar que un día llegaría una chica, Quien le cambíaria la vida entera, odiandola y Amandola. Cris no es de muchas palabras, Y menos con gente nueva, pues, su padre le enseño al no co...
Cris y Erika regresaron al restaurante, ambos con sus pensamientos aún enredados en lo que acababa de suceder afuera.
La tensión entre ellos parecía haberse diluido un poco, pero no desapareció del todo.
Entraron y se reunieron con los demás, que seguían charlando y riendo, ajenos a lo que había pasado entre ellos.
Mientras se sentaban, Lautaro le dio una palmada amistosa en la espalda a Cris.
Lautaro:"¡Ahí estás! Pensé que te habías perdido, hermano."
Cris:(sonriendo de manera forzada) "Solo necesitaba un poco de aire fresco."
Nuri:(mirando a Erika con curiosidad) "¿Estás bien? Te ves un poco… ¿acelerada?"
Erika: (sonriendo para ocultar su nerviosismo) "Estoy bien, solo fue un poco de aire fresco, como dijo Cris."
Pauli y Nuri se miraron entre sí, como si sospecharan algo, pero no dijeron nada más.
La conversación en la mesa continuó, pero Cris y Erika se sentían un poco distantes, sus mentes todavía enredadas en lo que había pasado afuera.
De vez en cuando, Cris lanzaba miradas furtivas a Erika, sus ojos brillando con una mezcla de frustración y deseo no satisfecho. Erika, por su parte, evitaba esas miradas, centrando su atención en las conversaciones de los demás, aunque su mente seguía regresando a ese momento en el que casi habían cruzado una línea.
Finalmente, la cena terminó, y el grupo decidió que era hora de irse. Cris y Erika se despidieron de sus amigos, y él insistió en llevarla a casa, algo que ella no rechazó.
Mientras caminaban hacia el auto, la tensión entre ellos era palpable, pero ninguno de los dos parecía dispuesto a romper el silencio.
Cuando llegaron al coche, Cris abrió la puerta para que Erika entrara y luego se subió al asiento del conductor.
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Mientras conducían de regreso a casa, el silencio en el coche era palpable.
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Cris, con la mirada fija en la carretera, no podía dejar de pensar en lo que había ocurrido fuera del restaurante.
De repente, con una mezcla de decisión y necesidad, llevó su mano hacia el muslo de Erika, colocándola suavemente allí.
