Capitulo 18

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-Gisselle, ¿qué pasó?- susurro mi madre de rodillas a mi lado.

Mis lagrimas no paraban de bajar, mis cabeza me dolía tanto que parecía que en nada iba a explotar, mi corazón latía tan fuerte que parece que en segundo iba a parar por completo y dejarme sin vida, mi cuerpo temblaba tanto que parecía que me encontraba en un terremoto, mis pelos estaban de punta y mis ojos no podían separarse de la pared donde ponía esa palabra.

-Perra- susurré y mi madre frunció el ceño, miro hacia donde estaban mis ojos y jadeó al ver lo que a mi nunca se me iba a borrar de la cabeza. De un momento a otro empece a ver todo borroso y mi cuerpo ya no hacia ninguna acción.

-Gisselle- dijo mi madre y ahí fue cuando vi todo negro y no volví a oír nada.

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Abrí mis ojos sintiéndolos pesados y miré hacia todos lados encontrándome en una habitación blanca y que huele a lejía, acostumbrada a esa imagen supuse que estaba en el hospital.

Intenté levantarme para ir al baño, pero mi cuerpo no respondía y no podía moverme, me sentía débil.

-Gisselle, despertaste- oí la voz de mi madre a mi izquierda, me giré y la encontré sentada con un libro entre sus piernas y sus gafas de leer en sus ojos.

-Necesito ir al baño y no puedo moverme- dije y ella asintió triste.

-Te han anestesiado- dijo y yo frincí el ceño confundida.

-¿Por qué?- pregunté.

-Cuando intentaban sacarte sangre para hacerte un análisis no parabas de moverte y decir incoherencias así que tuvieron que anestesiarte- dijo y yo fruncí más el ceño.

-¿Qué ha pasado? ¿qué tengo? -pregunté.

-Gisselle- dijo acercándose a mi y cogiéndome la mano- debes empezar a comer, si no vas a empeorar y lo que viene después es peor- dijo y mis voces empezaron a llenarme la cabeza, me solté de su mano y me lleve las manos a la cabeza por un acto reflejo de apartarlas.

"Si comes engordaras y te veras más fea aun-risas"

Esas risas, risas que me han perseguido toda la vida, conjunto de risas conocidas se habían posado en mi cabeza y cada vez que pienso en comida vienen y me taladran la cabeza.

-No tengo hambre- dije.

Ella negó con la cabeza y volvió a cogerme de la mano.

-Entonces me tengo que ver obligada a pincharte nutrientes- dijo y yo negué con la cabeza.

-No mas agujas, por favor- dije asustada y cansada de ser pinchada todos los días.

-Gisselle si no quiero perderte debo hacerlo, lo que estas haciendo con tu cuerpo no es bueno, no puedes estar sin comer, estas en los huesos- dijo y una lagrima recorrió su lindo rostro.- No quiero perderte cariño- lloro y me abrazo.

Odio ver a mis padres sufrir por mi culpa, odio verles derramar lagrimas por mi culpa, odio a saber que por mi culpa sufren y no están felices.

Yo no he elegido tener voces en la cabeza, yo no he escogido que las personas empezaran a odiarme y criticarme por un maldito fallo del pasado.

-Lo siento mamá- susurré con lagrimas en lo ojos y le devolví el abrazo.

-Alguien a venido a visitarte- dijo y mi corazón empezó a latir muy rápido, por miedo.

-¿Quién?- pregunté deseando que no diga esos nombres

-Alex- dijo y mi cuerpo se alivió al no oír esos terroríficos nombres.

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