Intruso

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Jarek

Un millón de sensaciones me recorrieron el cuerpo cuando Alice tocó mi mano. Parece que está empezando a sentir el vínculo también por la forma en la que se me acercó. ¡Rayos! si que se sintió bien.

Black estaba como loco cuando vió como se quedó mirando a James, pero la forma en que me miró hace un momento y la forma en que reaccionó cuando vió la sangre me dice que tengo esperanza.

- Esperanza ¿eh?

- ¿Qué esperanza ni que nada? No te hagas ilusiones.

- Eso no es lo que estabas pensando hace un segundo.

- Ya cállate pulgoso.

- Encárgate de la sucia loba. Nadie ofende a mi mate y se va como si nada.

- Lo tengo claro.

- Mi mate es hermosa y muy inteligente. Más que tú basura.

- Yo di una orden y quien la dejó entrar pagará las consecuencias.

- Vaya hasta que al fin concordamos.... ¿sabes? Tengo ganas de hacer el interrogatorio yo...

- Black..... compórtate.

- No lo acepto... ¿yo me tengo que comportar cuando ellos no lo hacen con mi mate?  La van a aprender a respetar.

- Solo no te pases con Patricia, es la hija de un Alfa y no tengo ganas de iniciar una guerra.

- Lo intentaré.

- ¡Bien!

Cuando llegué a mi oficina Marcos me estaba esperando. Habían encontrado al guardia que la dejó entrar. La muy cínica lo había seducido y le había propuesto una promoción una vez que se convirtiera en luna. ¿Cómo no vi esto antes?

- ¡¿qué como no lo viste?! ¿Qué vas a ver si solo mirabas su...

- ¡Ya entendí pulgoso!- cerré el link con Black

- ¿Qué piensa hacer con ellos Alfa?

- El guardia queda desterrado de la manada desde ahora mismo. A Patricia se la voy a mandar a su padre. Pero antes Black va a tener una..... platica con ellos.

- ¡¿Black?!

- Si.. Black.

Alice

Me despertaron unos suaves golpes en la puerta de mi habitación. Me levanté casi con un ojo abierto y uno cerrado de tanto sueño. Tenía mi piyama favorito puesto que en realidad solo era una blusa de franela suave de tirantes finos y un pantalón ancho pero que se ajustaba bien los tobillos.
Me sorprendió ver al señor Oliver en la puerta con una sonrisa cálida.
- Buenas tardes señorita Alice. Ya pasó la hora de la cena y no ha comido nada. Le hemos guardado algo en la cocina para que coma.

- ¿hummm? ¿Cena?
Miré el reloj de mi celular y eran las 9 pm.
- ¡ay! ¡Por Dios que vergüenza! Me quedé dormida. Lo siento mucho.

- No tiene de que preocuparse. El señor Jarek nos pidió que la dejásemos dormir.

Mi AlphaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora