4.

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Llegué temprano al preescolar. Hoy no es un buen día, y tantos pensamientos me invaden con respecto a mi relación con Diana. Todo estaba tan bien. ¿En qué momento todo se rompió? Debo cambiar el chip antes de que mis niños lleguen; no quiero pagar con ellos lo que Diana está provocando. Casi quince minutos antes de la hora de entrada, llegó Jennie con una pequeña Ella que traía mala cara.

—Hola. —Saludé a ambas, pero solo respondió Jennie.

—Hola, buen día, Lisa. —Ella parecía tan molesta que ni siquiera saludó. Entró sin decir una sola palabra al salón, tomando su lugar y viendo a la nada. —Ayer escuchó que la estarías cuidando unos días, pero esta mañana me llamaron diciendo que encontraron una niñera. —Mi ánimo nuevamente se vino abajo; parece ser que hoy no será un buen día. —Le compartí la noticia y ahora no quiere que la cuide nadie que no seas tú. —Eso me descolocó.

—¿Quieres que hable con ella? —pregunté, tratando de recomponerme de tanta información.

—No ha querido hablar, pero si quieres intentarlo, adelante.

—¿Entonces su nueva niñera vendrá a recogerla a la salida? —pregunté con la esperanza de que dijera que no.

—No le confirmé porque Ella no la quiere. —Esto debe de ser una señal para que comience a actuar ya en conquistarla, si es que quiero algo con ella. —¿Podrías quedarte con ella?

—Sí, no te preocupes, y te prometo hablar con ella acerca de la nueva niñera. —Los minutos que teníamos para hablar tranquilamente se pasaron muy rápido y comenzaron a llegar las demás mamás.

El día mejoró considerablemente gracias a la energía que tienen los niños, pero algo no andaba bien y era que Ella, a pesar de estar compartiendo con sus compañeros, no parecía contenta, y supongo que se debe a lo de la niñera. En el momento del descanso, me llegó un mensaje de Jennie.

Jennie ❣️ 
Hola. ¿Cómo va tu día?

Tan solo ver su nombre en la pantalla ya hacía saltar a mi corazón de alegría, pero ver el contenido del mensaje lo hizo explotar de felicidad ya que no preguntaba nada acerca de Ella, sino preguntaba por mi día. Estoy completamente segura de que es una señal que espero captar bien, y a partir de ahora comienza la operación conquistar a Jennie.

Le respondí con un "va perfecto, como tú". Ya no recibí respuesta. ¿Habrá sido muy atrevido? ¿Y si solo preguntaba por ser amable? Tantas preguntas llegaban a mí y ninguna tenía respuestas. Si interpreté mal su mensaje, ¿con qué cara la voy a ver ahora? Al terminar la jornada y entregar hasta el último alumno, finalmente Ella y yo salimos del instituto. No sabía si Jennie me dejaría utilizar su cocina o si tendría la alacena completa, así que opté por comprar comida en el mismo restaurante de ayer. Al fin parece que a Ella le gustó, lo que no le gustó fue no quedarnos en los juegos.

—Ella, ¿qué te parece si te lavas las manos en lo que preparo la mesa? —Solo la vi asentir y desaparecer por el pasillo. Al cabo de unos minutos, regresó y, sin decir nada, se sentó en su lugar. Comimos en completo silencio. Ella parecía no querer hablar y yo preferí no insistir. Al terminar, levanté los platos y Ella se fue a la sala a ver televisión, pero nada le gustaba, solo estaba dando vueltas por los canales. Decidí que era momento de hablar con ella. Me senté junto a ella, que ni se inmutó por mi cercanía, solo recargó su cabecita en mi brazo.

—¿Estás molesta con mamá? —Movió su cabeza afirmando. —¿Por?

—Ella no quiere que me cuides. —Eso me dolió.

—¿Tú quieres que yo te cuide? —Quería saber su respuesta. Ella asintió, levantándose de su lugar, moviéndose a mi regazo, enredando sus bracitos en mi cuello y escondiendo su rostro también en mi cuello. No dijo más nada, solo se quedó así. Varios minutos después, sentí su respiración tranquila y su agarre se aflojó un poco, lo que me decía que se había quedado dormida.

La Mamá De Mi Alumna (Jenlisa) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora