7.

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Desaparecer no era lo que debí hacer, pero esa fue la decisión que tomé. Llevo casi una semana desde la última vez que vi a Nico, a Jennie, y a mi pequeña princesa, Ella. Una semana encerrada en este pequeño apartamento que solo tiene una habitación, un baño y la sala junto a la cocina dividida por una barra. ¿Cómo llegué aquí? El jueves que Diana dijo e hizo cosas que no debía, justo un día antes de pedirle a Jennie que fuera mi novia, se tenía que arruinar. Del bar al que entré esa tarde, bebí cantidades exorbitantes de alcohol, y ya para la madrugada no podía ni mantenerme en pie. El chico que atendía la barra fue muy amable al dejarme dormir en uno de los asientos largos del local, y él mismo por la mañana me despertó e inclusive me preparó un desayuno. Esa, sin duda, ha sido por mucho mi peor borrachera. Le agradecí por sus atenciones, pero principalmente por no sacarme del lugar en el estado en que me encontraba. Fui al apartamento de Min y esperé alrededor de una hora hasta que salió. Sabía que regresaría casi al mediodía, por lo que tenía tiempo suficiente para sacar mis cosas. Ni con él he hablado y seguramente estará preocupado por mí, pero era más mi dolor de perder a alguien que nunca fue mía que mi enojo por lo que dijo Diana.

Lo más probable es que al no presentarme a trabajar por cuatro días ya esté despedida, pero no podía ver a Jennie y no recordar lo que me dijo, y lo que es aún peor, ver a Ella y no saber cómo explicarle el porqué ya solo nos veremos en la escuela. Desde ese día mi celular ha estado apagado, no lo he querido encender porque estoy segura de que tendré infinidad de mensajes y llamadas de la única persona que me quiere: Min. Ya por la tarde decidí que tendría que volver, así sea solo como su maestra, no podía dejarme hundir por esto. Encendí mi teléfono y tenía razón: más de treinta mensajes de Mingyu preguntando dónde estaba y por qué mis cosas no estaban en su apartamento. Lo que me sorprendió más fue que tenía también un par de llamadas de Jennie, pero ningún mensaje.

—Hasta que apareces —llamé a Min para decirle que estaba bien.

—Gracias por pensar en mí cuando decides desaparecer por una semana —estaba enojado y podía notarlo a miles de kilómetros.

—Lo siento...

—Jennie te está buscando —eso que dijo me dejó sorprendida—. Fui a buscarte al colegio, pero me dijeron que llevabas dos días sin presentarte... —solté un suspiro porque él no tenía la culpa de nada y, aun así, me fui sin decirle nada—. Ella me reconoció y salió corriendo a preguntarme por ti... —se quedó callado por unos segundos—. Le dije que no sabía dónde estabas, pero que te encontraría y te llevaría con ella —a quien menos daño quería hacerle era precisamente a ella—. Cuando solo quedamos Jennie y yo, me preguntó por ti; dijo que tenían que hablar y me pidió que te lo dijera, creo que ella pensaba que te estaba escondiendo.

—Min, de verdad lo siento. No era mi intención ponerte en esa posición —tomé una muy mala decisión y ahora tengo que solucionar lo que ocasioné—. ¿Nos podemos ver?

—Por supuesto que sí... es lo que estoy esperando desde hace días.

Nos pusimos de acuerdo y nos veríamos dentro de unas horas en un restaurante en el centro. Tenía que explicarle el porqué me fui sin decir nada y ni siquiera yo tenía una razón creíble; lo que sí era cierto es que me fui por cobarde.

Le conté todo lo que había pasado ese día por la mañana y todo lo que Jennie me dijo cuando fui a dejar a Ella. Él simplemente me escuchaba atento sin juzgarme, pero al terminar lo que sí recibí fue un regaño por la manera tan estúpida en la cual actué, y lo sabía perfectamente. Había sido una cobarde al no enfrentar el problema que provocó Diana; debí de insistir más con Jennie hasta que me dejara explicarle todo, pero no, a la primera negativa huí como una cobarde.

Me preguntó dónde me estaba quedando y le dije que era provisional en lo que encontraba un mejor sitio. Él sugirió que regresara a la casa de mis padres, pero no sabía que eso no podía suceder. No la vendí, pero sí la dejé para que una familia la pudiera rentar; lo que nunca imaginé es que yo conocería a esa pequeña familia.

La Mamá De Mi Alumna (Jenlisa) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora